domingo, 2 de marzo de 2014

Lecciones 61 a 72 - Un Curso de Milagros


LECCIÓN 61 -   2 de MARZO


Yo soy la luz del mundo.

1. ¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? 2Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. 3Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de auto­engaño. 4 No describe el concepto de ti mismo que tú has forjado. 5No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. 6Se refiere a ti tal como fuiste creado, por Dios. 7Expresa simplemente la verdad.
2. Para el ego la idea de hoy es el epítome de la auto-glorifica­ción. 2Pero el ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación. 3La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. 4 No es humildad insistir que no puedes ser la luz del mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. 5Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego.
3. La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. 2Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. 3Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. 4Es una asevera­ción categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros.
4. Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. 2Es la respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. 3La idea de hoy lleva todas las imágenes que tú has forjado de ti mismo ante la verdad y te ayuda a seguir ade­lante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito.
5. Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración. 2 Debes empezar cada sesión de prác­tica diciéndote a ti mismo:

3 Yo soy la luz del mundo.
4Ésa es mi única función.
5Por eso es por lo que estoy aquí.

6Piensa entonces en estas afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si las circunstancias lo permiten. 7Deja que te vengan a la mente unas cuantos pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central, repite la idea de hoy para tus adentros.
6. Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. 2De este modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir re-afirmando tu función y el único propósito que tienes aquí. 3Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas.
7. La idea de hoy va mucho más allá de la mezquina opinión que el ego tiene de ti y de tu propósito. 2Como portador de la salva­ción que eres, esto es obviamente necesario. 3Éste es el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar durante las próximas semanas. 4Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances. 5 eres la luz del mundo. 6Dios ha edificado Su plan para la salvación de Su Hijo sobre ti.


LECCIÓN 62 -  3 de MARZO

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.

1. Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. 2Tu perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que ves. 3El perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. 4Mediante tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti.5En tu perdón, por lo tanto, reside tu salvación.
2. Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la misma. 2Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti mismo. 3Tu meta es descubrir quién eres, al haber negado tu Identidad atacando a la creación y a su Creador. 4Ahora estás aprendiendo a recordar la verdad. 5Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el perdón, de manera que los pensa­mientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos de muerte.
3. Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que cada vez que perdonas apelas a la fortaleza de Cristo en ti. 2¿Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? 3Eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. 4Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor. 5Reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.
4. Regocijémonos de poder comenzar y concluir este día practi­cando la idea de hoy, y de usarla tan frecuentemente como nos sea posible en el transcurso del día. 2Ello te ayudará a que pases un día tan feliz como Dios Mismo quiere que tú seas. 3Y ayudará a aquellos que te rodean, así como a aquellos que parecen encon­trarse lejos en el espacio y en el tiempo, a compartir esta felicidad contigo.
5. Tan a menudo como puedas hoy, con los ojos cerrados a ser posible, repite para tus adentros:

2Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.
3Cumpliré mi función para así poder ser feliz.

4Dedica entonces uno o dos minutos a reflexionar sobre tu fun­ción, y la felicidad y liberación que te brindará. 5Deja que pensa­mientos afines acudan a ti libremente, pues tu corazón reconocerá estas palabras, y en tu mente se encuentra la conciencia de que son verdad. 6Si te distraes, repite la idea y añade:

7Deseo recordar esto porque quiero ser feliz.

LECCIÓN 63 -  4 de MARZO

La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.

1. ¡Cuán santo eres tú que tienes el poder de brindar paz a todas las mentes! 2¡Cuán bendito eres que puedes aprender a reconocer los medios por lo que esto se puede lograr a través de ti! 3¿Qué otro propósito podrías tener que pudiese brindarte mayor felici­dad?
2. Ciertamente eres la luz del mundo con semejante función. 2El Hijo de Dios apela a ti para su redención. 3En tus manos está poder concedérsela porque te pertenece. 4No aceptes en su lugar ningún propósito trivial ni ningún deseo insensato; o te olvidarás de tu función y dejarás al Hijo de Dios en el infierno. 5No se te está haciendo una petición vana. 6Se te está pidiendo que aceptes la salvación, para que así la puedas dar.
3. Puesto que reconocemos la importancia de esta función, esta­remos más que dispuestos a recordarla tan a menudo como nos sea posible a lo largo del día. 2Empezaremos el día reconociendo nuestra función y lo concluiremos pensando en ella.3Repetire­mos lo siguiente tantas veces como nos sea posible en el trans­curso del día:

4La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.
5Yo soy el instrumento que Dios ha designado para la salvación del mundo.

4. Si cierras los ojos probablemente te resultará más fácil dejar que acudan a tu mente pensamientos afines, durante el minuto o dos que debes dedicar a reflexionar sobre esto. 2No obstante, no esperes a que se presente tal oportunidad. 3No se debe perder ni una sola ocasión para reforzar la idea de hoy. 4Recuerda que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. 5¿Y quién sino tu Ser es el Hijo de Dios?

LECCIÓN 64 -  5 de MARZO


No dejes que me olvide de mi función.

1. La idea de hoy es simplemente otra manera de decir: "No me dejes caer en la tentación". 2El propósito del mundo que ves es nublar tu función de perdonar y proveerte de una justificación por haberte olvidado de ella. 3Es asimismo la tentación de aban­donar a Dios y a Su Hijo adquiriendo una apariencia física. 4Esto es lo que los ojos del cuerpo ven.
2. Nada de lo que los ojos del cuerpo parecen ver puede ser otra cosa que una forma de tentación, ya que ése fue el propósito del cuerpo en sí. 2Hemos aprendido, no obstante, que el Espíritu Santo tiene otro uso para todas las ilusiones que tú has forjado, y, por lo tanto, ve en ellas otro propósito. 3Para el Espíritu Santo el mundo es un lugar en el que aprendes a perdonarte a ti mismo lo que consideras son tus pecados. 4De acuerdo con esta percepción, la apariencia física de la tentación se convierte en el reconocimiento espiritual de la salvación.
3. Al repasar nuestras últimas lecciones, vemos que tu función aquí es ser la luz del mundo, y que es una función que Dios Mismo te dio. 2La arrogancia del ego es lo único que te hace poner esto en duda, y el miedo del ego lo único que te induce a conside­rarte a ti mismo indigno de la tarea que Dios Mismo te enco­mendó. 3La salvación del mundo aguarda tu perdón porque a través de él el Hijo de Dios se libera de todas las ilusiones y, por ende, de toda tentación. 4El Hijo de Dios eres tú.
4. Sólo desempeñando la función que Dios te dio podrás ser feliz. 2Esto se debe a que tu función es ser feliz valiéndote de los medios mediante los cuales la felicidad se vuelve inevitable. 3No hay otra manera. 4Por lo tanto, cada vez que eliges entre si desempeñar o no tu función, estás en realidad eligiendo entre ser feliz o no serlo.
5. Recordemos esto hoy. 2Tengámoslo presente por la mañana, por la noche, y también a lo largo del día. 3Prepárate de antemano para todas las decisiones que tengas que tomar hoy, recordando que todas ellas son en realidad muy simples. 4Cada una te condu­cirá ya sea a la felicidad o a la infelicidad. 5¿Puede ser acaso difícil tomar una decisión tan simple? 6No permitas que la forma de la decisión te engañe. 7Complejidad en lo relativo a la forma no implica complejidad en lo relativo al contenido.8Es imposible que el contenido de cualquier decisión aquí en la tierra se componga de cualquier otra cosa que no sea esta simple elección. 9Ésta es la única elección que el Espíritu Santo ve. 10Por lo tanto, es la única elección que existe.
6. Practiquemos hoy, pues, con estos pensamientos:

2No dejes que me olvide de mi función.
3No dejes que trate de sustituir la que Dios me dio por la mía.
4Déjame perdonar y ser feliz.

5Por lo menos una vez hoy, dedica diez o quince minutos a refle­xionar acerca de esto con los ojos cerrados. 6Pensamientos afines acudirán en tu ayuda si recuerdas cuán crucial es tu función para ti y para el mundo.
7. En las aplicaciones frecuentes de la idea de hoy a lo largo del día, dedica varios minutos a repasar estos pensamientos y luego a pensar en ellos y en nada más. 2Esto te resultará difícil, sobre todo al principio, ya que aún no tienes la disciplina mental que ello requiere. 3Tal vez necesites repetir: "No dejes que me olvide de mi función" con bastante frecuencia para que te ayude a con­centrarte.
8. Hoy se requieren dos variaciones de las sesiones de práctica más cortas. 2Haz los ejercicios con los ojos cerrados algunas veces, tratando de concentrarte en los pensamientos que estés usando. 3En otras, mantén los ojos abiertos una vez que hayas repasado los pensamientos, y luego mira a tu alrededor lenta e imparcialmente, repitiendo para tus adentros:

4Éste es el mundo que es mi función salvar.

LECCIÓN 65 - 6 de marzo

Mi única función es la que Dios me dio.

1. La idea de hoy reafirma tu compromiso con la salvación. 2También te recuerda que no tienes ninguna otra función salvo ésa. 3Ambos pensamientos son obviamente necesarios para un com­promiso total. 4La salvación no podrá ser tu único propósito mien­tras sigas abrigando otros. 5Aceptar la salvación como tu única función entraña necesariamente dos fases: el reconocimiento de que la salvación es tu función, y la renuncia a todas las demás metas que tú mismo has inventado.
2. Ésta es la única manera en que puedes ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo. 2Ésta es la única manera en que puedes decir, y decirlo en serio: "Mi única función es la que Dios me dio". 3Y ésta es la única manera en que puedes encontrar paz.
3. Hoy, y durante los próximos días, reserva diez o quince minu­tos para una sesión de práctica más prolongada, en la que trates de entender y aceptar el verdadero significado de la idea de hoy. 2La idea de hoy te ofrece el que puedas escapar de todas las difi­cultades que percibes. 3Pone en tus manos la llave que abre la puerta de la paz, la cual tú mismo cerraste. 4Es la respuesta a la incesante búsqueda en la que has estado enfrascado desde los orígenes del tiempo.
4. Trata, en la medida de lo posible, de llevar a cabo las sesiones de práctica más largas a la misma hora todos los días. 2Trata asi­mismo, de fijar esa hora de antemano, y de adherirte luego al máximo al horario establecido. 3El propósito de esto es organizar tu día de tal manera que hayas reservado tiempo para Dios, así como para todos los propósitos y objetivos triviales que persi­gues. 4Esto es parte del entrenamiento a largo plazo que tu mente necesita para adquirir disciplina, de modo que el Espíritu Santo pueda valerse de ella de manera consistente para el propósito que comparte contigo.
5. En la sesión de práctica más prolongada, comienza repasando la idea de hoy. 2Luego cierra los ojos y repite la idea para tus adentros una vez más, observando tu mente con gran deteni­miento a fin de poder captar cualquier pensamiento que cruce por ella. 3Al principio, no trates de concentrarte exclusivamente en aquellos pensamientos que estén relacionados con la idea de hoy. 4Trata, más bien, de poner al descubierto cada pensamiento que surja para obstaculizarla. 5Toma nota de cada uno de ellos con el mayor desapego posible según se presente, y deséchalos uno por uno a medida que te dices a ti mismo:

6Este pensamiento refleja un objetivo que me está impi­diendo aceptar mi única función.

6. Después de un rato, te resultará más difícil poder detectar los pensamientos que causan interferencia. 2Sigue tratando, no obs­tante, durante un minuto más o menos, intentando detectar algu­nos de los pensamientos vanos que previamente eludieron tu atención, pero sin afanarte o esforzarte innecesariamente en ello. 3Luego repite para tus adentros:

4Que en esta tabla rasa quede escrita mi verdadera función.

5No es preciso que uses estas mismas palabras, pero trata de tener la sensación de que estás dispuesto a que tus propósitos ilusorios sean reemplazados por la verdad.
7. Finalmente, repite la idea de hoy una vez más y dedica el resto de la sesión de práctica a reflexionar sobre la importancia que dicha idea tiene para ti, el alivio que su aceptación te ha de brin­dar al resolver todos tus conflictos de una vez por todas, y lo mucho que realmente deseas la salvación, a pesar de tus absur­das ideas al contrario.
8. En las sesiones de práctica más cortas, que deben hacerse por lo menos una vez por hora, usa el siguiente modelo al aplicar la idea de hoy:

2Mi única función es la que Dios me dio. 3No quiero nin­guna otra ni tengo ninguna otra.

4Cierra los ojos en algunas ocasiones al practicar esto, y en otras, manténlos abiertos mientras miras a tu alrededor. 5Lo que ahora ves será totalmente diferente cuando aceptes la idea de hoy sin reservas.

LECCIÓN 66 - 7 de marzo

Mi función y mi felicidad son unan.

1. Seguramente habrás notado que en nuestras lecciones más recientes hemos hecho hincapié en la conexión que existe entre desempeñar tu función y alcanzar la felicidad. 2Esto ha sido así porque realmente tú no ves la conexión. 3Sin embargo, se trata de algo más que una simple conexión: son una misma cosa. 4La manera en que cada una se manifiesta es distinta, pero el conte­nido es exactamente el mismo.
2. El ego está batallando constantemente con el Espíritu Santo en torno a la cuestión fundamental de cuál es tu función. 2También batalla con Él constantemente con respecto a qué es tu felicidad. 3No es ésta una batalla que tenga dos contendientes. 4El ego ataca y el Espíritu Santo no responde.5Él sabe cuál es tu función. 6Él sabe que es tu felicidad.
3. Hoy intentaremos ir más allá de esta batalla completamente absurda y arribar a la verdad con respecto a tu función. 2No nos vamos a enfrascar en argumentos fútiles con respecto a lo que es tu función. 3No vamos a tratar inútilmente de definir lo que es la felicidad ni de determinar los medios para alcanzarla. 4No vamos a gratificar al ego escuchando sus ataques contra la verdad. 5Sen­cillamente nos alegraremos de que podemos descubrir lo que ésta es.
4. El propósito de la sesión de práctica larga de hoy es que acep­tes el hecho de que no sólo existe una conexión muy real entre la función que Dios te dio y tu felicidad, sino que ambas cosas son, de hecho, lo mismo. 2Dios te da únicamente felicidad. 3Por lo tanto, la función que Él te dio tiene que ser la felicidad, aunque parezca ser otra cosa. 4Los ejercicios de hoy son un intento de ir más allá de estas diferencias de aspecto y de reconocer un conte­nido común allí donde en verdad lo hay.
5. Comienza la sesión de práctica de diez o quince minutos refle­xionando sobre estos pensamientos:

2Dios me da únicamente felicidad. 3Él me ha dado mi función.
4Por lo tanto, mi función tiene que ser la felicidad.

5Trata de ver la lógica en esta secuencia, incluso si aún no aceptas la conclusión. 6Únicamente si los dos primeros pensamientos son erróneos, podría ser falsa la conclusión. 7Reflexionemos, enton­ces, por un rato sobre estas premisas según practicamos.
6. La primera premisa es que Dios te da únicamente felicidad. 2Esto, desde luego, podría ser falso, pero para que fuese falso sería preciso definir a Dios como algo que Él no es. 3El Amor no puede dispensar maldad, y lo que no es felicidad es maldad. 4Dios no puede dar lo que no tiene, ni puede tener lo que Él no es. 5Si Dios no te diese únicamente felicidad, ciertamente sería mal­vado. 6Y ésa es la definición que crees acerca de Él si no aceptas la primera premisa.
7. La segunda premisa afirma que Dios te ha dado tu función. 2Hemos visto que tu mente sólo tiene dos partes. 3Una de ellas la gobierna el ego y se compone de ilusiones. 4La otra es la morada del Espíritu Santo, donde reside la verdad. 5Sólo puedes escoger entre estos dos guías, y los únicos resultados que pueden proce­der de tu elección son el miedo que el ego siempre engendra o el amor que el Espíritu Santo siempre ofrece para reemplazarlo.
8. Así pues, o bien fue Dios Quien estableció tu función a través de Su Voz, o bien fue el ego, que tú inventaste para reemplazarlo a Él. 2¿Cuál de estas posibilidades es verdad? 3A menos que hubiese sido Dios Quien te dio tu función, ésta sólo podría ser un regalo del ego. 4Mas ¿qué regalos puede dar el ego, cuando él mismo es una ilusión y lo único que puede ofrecer son regalos ilusorios?
9. Piensa en esto durante tu sesión de práctica más larga de hoy. 2Piensa asimismo en las múltiples formas que tu ilusoria función ha adoptado en tu mente, y en las muchas maneras por las que, guiado por el ego, trataste de encontrar la salvación. 3¿La encon­traste? 4¿Te sentiste feliz? 5¿Te brindaron paz? 6Hoy necesitamos ser muy honestos. 7Recuerda objetivamente los resultados que lograste y examina si en algún momento fue razonable pensar que podías encontrar felicidad en nada que el ego jamás propu­siera. 8Con todo, la única alternativa para la Voz del Espíritu Santo es el ego.
10. Prestarás oídos a la locura, o bien oirás la verdad. 2Trata de hacer tu elección mientras reflexionas sobre las premisas en las que se basa nuestra conclusión. 3Podemos concurrir con esta con­clusión, pero no con ninguna otra, toda vez que Dios Mismo con­curre con nosotros al respecto. 4La idea de hoy es otro paso gigantesco hacia la percepción de lo que es lo mismo como lo mismo y de lo que es diferente como diferente. 5A un lado están las ilusiones. 6Al otro, la verdad. 7Tratemos hoy de darnos cuenta de que sólo la verdad es verdad.
11. Para las sesiones de práctica más cortas, que hoy te resultarán muy beneficiosas si las llevas a cabo dos veces por hora, sugeri­mos la siguiente forma de aplicación:

2Mi función y mi felicidad son una porque Dios me dio las dos.

3No te tomará más de un minuto, y probablemente menos, repe­tir estas palabras lentamente y pensar en ellas por un rato mien­tras las dices.

LECCIÓN 67 - 8 de marzo

El Amor me creó a semejanza de Sí Mismo.

1. La idea de hoy es una afirmación exacta y cabal de lo qué eres. 2Por eso es por lo que eres la luz del mundo. 3Por eso es por lo que Dios te designó como el salvador del mundo. 4Por eso es por lo que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. 5Él se salva por razón de lo que tú eres. 6Hoy haremos todo lo posible por llegar a esta verdad acerca de ti y por darnos cuenta plenamente, aunque sólo sea por un momento, de que es verdad.
2. Durante la sesión de práctica más larga pensaremos en tu reali­dad y en su naturaleza completamente inalterada e inalterable. 2Comenzaremos repitiendo esta verdad acerca de ti, y luego pasa­remos unos minutos añadiendo algunos pensamientos afines, tales como:

3La Santidad me creó santo.
4La Bondad me creó bondadoso.
5La Asistencia me creó servicial.
6La Perfección me creó perfecto.

7Cualquier atributo que esté de acuerdo con la definición que Dios tiene de Sí Mismo es apropiado. 8Hoy estamos tratando de enmendar tu definición de Dios y de reemplazarla por la Suya. 9Y también estamos tratando de recalcar el hecho de que tú formas parte de Su definición de Sí Mismo.
3. Una vez que hayas reflexionado sobre varios de estos pensa­mientos afines a la idea de hoy, trata, durante un breve intervalo preparatorio, de vaciar tu mente de todo pensamiento y de ir más allá de todas las imágenes y conceptos que tienes de ti mismo hasta llegar a la verdad en ti. 2Si el Amor te creó a semejanza de Su Propio Ser, ese Ser tiene que estar en ti. 3Y tiene que estar en alguna parte de tu mente donde tú lo puedas encontrar.
4. Tal vez te resulte necesario repetir la idea de hoy de vez en cuando a fin de reemplazar aquellos pensamientos que te distrai­gan. 2Puede que también descubras que aun esto no es suficiente y que necesitas seguir añadiendo otros pensamientos relaciona­dos con la verdad acerca de ti. 3Sin embargo, tal vez puedas supe­rar todo eso y, valiéndote del intervalo en el que tu mente está libre de pensamientos, quizá puedas llegar a la conciencia de una luz resplandeciente en la cual te reconoces a ti mismo tal como el Amor te creó. 4Confía en que hoy harás mucho por acercarte a esa conciencia, tanto si sientes que has tenido éxito como si no.
5. Hoy te resultará especialmente beneficioso practicar la idea del día tan a menudo como puedas. 2Necesitas oír la verdad acerca de ti tan a menudo como sea posible, debido a que tu mente está tan ocupada con falsas imágenes de sí misma. 3Sería sumamente beneficioso que te recordaras, cuatro o cinco veces por hora, o incluso más si fuese posible, que el Amor te creó a semejanza de Si Mismo. 4Oye en esto la verdad acerca de ti.
6. Trata de darte cuenta, durante las sesiones de práctica más cor­tas, de que no es tu diminuta y solitaria voz la que te dice esto. 2Se trata de la Voz de Dios, recordándote al Padre y a tu Ser. 3Se trata de la Voz de la verdad, sustituyendo todo lo que el ego te dice acerca de ti mismo con la simple verdad acerca del Hijo de Dios. 4El Amor te creó a semejanza de Sí Mismo.

LECCIÓN 68  - 9 de marzo

El amor no abriga resentimientos.

1. Tú, que fuiste creado por el Amor a semejanza de Sí Mismo, no puedes abrigar resentimientos y conocer tu Ser. 2Abrigar resenti­mientos es olvidarte de quien eres. 3Abrigar resentimientos es verte a ti mismo como un cuerpo. 4Abrigar resentimientos es per­mitir que el ego gobierne tu mente y condenar el cuerpo a morir. 5Quizá aún no hayas comprendido del todo lo que abrigar resen­timientos le ocasiona a tu mente. 6Te hace sentir como si estuvie­ses enajenado de tu Fuente y fueses diferente de Él. 7Te hace creer que Él es como aquello en lo que tú piensas que te has conver­tido, pues nadie puede concebir que su Creador sea diferente de sí mismo.
2. Escindido de tu Ser, el Cual sigue consciente de Su semejanza con Su Creador, tu Ser parece dormir, mientras que la parte de tu mente que teje ilusiones mientras duerme, parece estar despierta. 2¿Podría ser todo esto el resultado de abrigar resentimientos? 3¡Desde luego que sí! 4Pues aquel que abriga resentimientos niega haber sido creado por el Amor, y en su sueño de odio, su Creador se ha vuelto algo temible. 5¿Quién podría tener sueños de odio y no temer a Dios?
3. Es tan cierto que aquellos que abrigan resentimientos forjarán una nueva definición de Dios de acuerdo con su propia imagen, como que Dios los creó a Semejanza de Sí Mismo y los definió como parte de Él. 2Es tan cierto que aquellos que abrigan resenti­mientos sentirán culpabilidad, como que los que perdonan halla­rán la paz. 3Y es igualmente cierto que aquellos que abrigan resentimientos se olvidarán de quienes son, como que los que perdonan lo recordarán.
4. ¿No estarías dispuesto a abandonar tus resentimientos si cre­yeras que todo esto es cierto? 2Tal vez crees que no puedes des­prenderte de tus resentimientos. 3Esto, sin embargo, no es sino una cuestión de motivación. 4Hoy trataremos de ver cómo te sen­tirías sin ellos. 5Si lo logras, aunque sea brevemente, jamás volve­rás a tener problemas de motivación.
5. Comienza la sesión de práctica más larga de hoy escudriñando tu mente en busca de aquellas personas que son objeto de lo que según tú son tus mayores resentimientos. 2Algunas de ellas serán muy fáciles de identificar. 3Piensa luego en los resentimientos apa­rentemente insignificantes que abrigas en contra de aquellas per­sonas a quienes aprecias e incluso crees amar. 4Muy pronto te darás cuenta de que no hay nadie contra quien no abrigues alguna clase de resentimiento. 5Esto te ha dejado solo en medio de todo el universo tal como te percibes a ti mismo.
6. Resuélvete ahora a ver a todas esas personas como amigos. 2Diles a todas ellas, pensando en cada una por separado:

3Te consideraré mi amigo, para poder recordar que eres parte de mí y así poder llegar a conocerme a mí mismo.

4Pasa el resto de la sesión tratando de imaginarte a ti mismo com­pletamente en paz con todo el mundo y con todo, a salvo en un mundo que te protege y te ama, y al que tú, a tu vez, amas. 5Siente como la seguridad te rodea, te envuelve y te sustenta. 6Trata de creer, por muy brevemente que sea, que no hay nada que te pueda causar daño alguno. 7Al final de la sesión de práctica di para tus adentros:

8El amor no abriga resentimientos.
9Cuando me desprenda de mis resentimientos sabré que estoy perfectamente a salvo.

7. Las sesiones de práctica cortas deben incluir una rápida aplica­ción de la idea de hoy tal como se indica a continuación, la cual deberá hacerse siempre que surja un pensamiento de resenti­miento contra alguien, tanto si esa persona está físicamente pre­sente como si no:
2El amor no abriga resentimientos. 3No traicionaré a mi propio Ser.

4Además de eso, repite la idea varias veces por hora de la siguiente manera:
5El amor no abriga resentimientos. 6Quíero despertar a la verdad de mi Ser dejando a un lado todos mis resenti­mientos y despertando en Él.

LECCIÓN 69  - 10 de marzo


Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí.

1. Nadie puede ver lo que tus resentimientos ocultan. 2Debido a que tus resentimientos ocultan la luz del mundo en ti, todo el mundo se halla inmerso en la oscuridad, y tú junto con ellos. 3Pero a medida que el velo de tus resentimientos se descorre, tú te liberas junto con ellos. 4Comparte tu salvación con aquel que se encontraba a tu lado cuando estabas en el infierno. 5Él es tu her­mano en la luz del mundo que os salva a ambos.
2. Intentemos hoy nuevamente llegar a la luz en ti. 2Antes de emprender esto en nuestra sesión de práctica más larga, dedique­mos varios minutos a reflexionar sobre lo que estamos tratando de hacer. 3Estamos intentando literalmente ponernos en contacto con la salvación del mundo. 4Estamos tratando de ver más allá del velo de tinieblas que la mantiene oculta. 5Estamos tratando de descorrer el velo y de ver las lágrimas del Hijo de Dios desa­parecer a la luz del sol.
3. Hoy daremos comienzo a nuestra sesión de práctica más larga plenamente conscientes de que esto es así y armados de una firme determinación por llegar hasta aquello que nos es más querido que ninguna otra cosa. 2La salvación es nuestra única necesidad. 3No tenemos ningún otro propósito aquí ni ninguna otra función que desempeñar. 4Aprender lo que es la salvación es nuestra única meta. 5Pongamos fin a la ancestral búsqueda descubriendo la luz en nosotros y poniéndola en alto para que todos aquellos que han estado buscando con nosotros la vean y se regocijen.
4. Y ahora, muy serenamente y con los ojos cerrados, trata de deshacerte de todo el contenido que generalmente ocupa tu con­ciencia. 2Piensa en tu mente como si fuera un círculo inmenso, rodeado por una densa capa de nubes obscuras. 3Lo único que puedes ver son las nubes, pues parece comosi te hallaras fuera del círculo y a gran distancia de él.
5. Desde donde te encuentras no ves nada que te indique que detrás de las nubes hay una luz brillante. 2Las nubes parecen ser la única realidad. 3Parece como si fueran lo único que se puede ver. 4Por lo tanto, no tratas de atravesarlas e ir más allá de ellas, lo cual sería la única manera de convencerte realmente de su insus­tancialidad. 5Eso es lo que vamos a intentar hoy.
6. Después de que hayas pensado en cuán importante es para ti y para el mundo lo que estás intentando hacer, trata de alcanzar un estado de perfecta quietud, recordando únicamente la intensidad con la que deseas alcanzar hoy mismo, en este mismo instante, la luz que resplandece en ti.2Resuélvete a atravesar las nubes. 3Extiende tu mano y, en tu mente, tócalas. 4Apártalas con la mano, y siente como rozan tus mejillas, tu frente y tus ojos a medida que las atraviesas. 5Sigue adelante; las nubes no te pueden detener.
7. Si estás haciendo los ejercicios correctamente, empezarás a sentir como si estuvieses siendo elevado y transportado hacia adelante. 2Tus escasos esfuerzos y tu limitada determinación invocan el poder del universo para que venga en tu ayuda, y el Propio Dios te sacará de las tinieblas y te llevará a la luz. 3Estás actuando de acuerdo con Su Voluntad. 4No puedes fracasar por­que tu voluntad es la Suya.
8. Ten confianza en tu Padre hoy y certeza de que Él te ha oído y te ha contestado. 2Es posible que aún no reconozcas Su respuesta, pero puedes estar seguro de que se te ha dado y de que la recibi­rás. 3Trata de tener presente esta certeza, según intentas atravesar las nubes en dirección a la luz.4Trata de recordar que por fin estás uniendo tu voluntad a la de Dios. 5Trata de mantener claro en tu mente el pensamiento de que lo que emprendes con Dios no puede sino tener éxito. 6Deja entonces que el poder de Dios obre en ti y a través de ti, para que se haga Su Voluntad y la tuya.
9. En las sesiones de práctica más cortas, que te conviene llevar a cabo tan a menudo como sea posible en vista de la importancia que la idea de hoy tiene para ti así como para tu felicidad, recuér­date a ti mismo que tus resentimientos ocultan la luz del mundo de tu conciencia. 2Recuérdate también que no la estás buscando solo y que sabes dónde encontrarla. 3Di entonces:

4Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí.
5No puedo ver lo que he ocultado.
6Mas por mi salvación y por la salvación del mundo, deseo que me sea revelado.

7Asegúrate asimismo de decir para tus adentros:

8Si abrigo este resentimiento la luz del mundo quedará velada para mí,

si sientes hoy la tentación de abrigar algún resentimiento contra alguien.

LECCIÓN 70  - 11 de marzo

Mi salvación procede de mí.

1. Toda tentación no es más que una variante de la tentación básica de no creer la idea de hoy. 2La salvación parece proceder de cualquier parte excepto de ti. 3Lo mismo se puede decir del origen de la culpabilidad. 4Tú no crees que la culpabilidad y la salvación estén en tu mente y sólo en tu mente.5Cuando te des cuenta de que la culpabilidad es sólo una invención de la mente, te darás cuenta también de que la culpabilidad y la salvación tienen que encontrarse en el mismo lugar. 6Al entender esto te salvas.
2. El aparente costo de aceptar la idea de hoy es el siguiente: significa que nada externo a ti puede salvarte ni nada externo a ti puede brindarte paz. 2Significa también que nada externo a ti te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo alguno. 3La idea de hoy te pone a cargo del universo, donde te corresponde estar por razón de lo que eres. 4No es éste un papel que se pueda aceptar parcialmente. 5Y seguramente habrás comenzado a darte cuenta de que aceptarlo es la salvación.
3. Es probable, no obstante, que aún no esté claro para ti por qué razón reconocer que la culpabilidad está en tu propia mente con­lleva asimismo darte cuenta de que la salvación está allí también. 2Dios no habría puesto el remedio para la enfermedad donde no te pudiese servir de nada. 3Así es como funciona tu mente, pero no la Suya. 4Él quiere que sanes, y por eso mantiene la Fuente de la curación allí donde hay necesidad de curación.
4. Tú has tratado de hacer justamente lo contrario, intentando por todos los medios, no importa cuán distorsionados o extrava­gantes, separar la curación de la enfermedad a la que estaba des­tinada, conservando de este modo la enfermedad. 2Tu propósito ha sido asegurarte de que la curación no tuviese lugar. 3El propó­sito de Dios ha sido asegurarse de que sí tuviese lugar.
5. Nuestra práctica de hoy consiste en darnos cuenta de que la Voluntad de Dios y la nuestra coinciden completamente en esto. 2Dios quiere que sanemos, y nosotros no queremos realmente estar enfermos, pues eso no nos hace felices. 3Al aceptar la idea de hoy, por lo tanto, estamos en realidad de acuerdo con Dios. 4Él no quiere que estemos enfermos. 5Nosotros tampoco. 6Él quiere que nos curemos. 7Nosotros también.
6. Hoy estamos listos para dos sesiones de práctica largas, cada una de las cuales debe tener una duración de diez a quince minu­tos. 2Dejaremos, no obstante, que seas tú quien decida cuándo llevarlas a cabo. 3Seguiremos esta norma en varias de las leccio­nes sucesivas, por lo que una vez más sería mejor que decidieses de antemano la mejor hora para llevar a cabo cada una de las sesiones de práctica y que luego te adhirieses lo más fielmente posible al horario establecido.
7. Empieza estas sesiones de práctica repitiendo la idea de hoy, añadiendo una afirmación en la que se vea expresado tu recono­cimiento de que la salvación no procede de nada externo a ti. 2Podrías, por ejemplo, decir lo siguiente:

3Mi salvación procede de mí. 4No puede proceder de nin­guna otra parte.

5Dedica después varios minutos, con los ojos cerrados, a revisar algunas de las fuentes externas en las que en el pasado buscaste la salvación: en otra gente, en posesiones, en diversas situaciones y acontecimientos, y en conceptos de ti mismo que intentaste con­vertir en realidad. 6Reconoce que la salvación no se encuentra en nada de eso, y dite a ti mismo:

7Mi salvación no puede proceder de ninguna de esas cosas.
8Mi salvación procede de mí, y sólo de mí.

8. Trataremos ahora nuevamente de llegar a la luz en ti, que es donde realmente se encuentra tu salvación. 2No puedes encon­trarla en las nubes que rodean la luz, y es ahí donde la has estado buscando. 3No está ahí. 4Está más allá de las nubes, en la luz que se encuentra tras ellas. 5Recuerda que tienes que atravesar las nubes antes de poder llegar a la luz. 6Pero recuerda también que jamás encontraste nada que fuese duradero o que realmente qui­sieras en los tapices de nubes que te imaginabas.
9. Puesto que todas las ilusiones de salvación te han fallado, segu­ramente no querrás quedarte en las nubes buscando en vano ído­los falsos, cuando te sería tan fácil llegar hasta la luz de la verdadera salvación. 2Trata de ir más allá de las nubes utilizando cualquier medio que te atraiga. 3Si te resulta útil, piensa que te estoy llevando de la mano, y que te estoy guiando. 4Y te aseguro que esto no será una vana fantasía.
10. Para las sesiones de práctica cortas y frecuentes de hoy, recuér­date a ti mismo que la salvación procede de ti y que nada, salvo tus propios pensamientos, puede impedir tu progreso. 2Estás libre de toda interferencia externa. 3Estás a cargo de tu salvación. 4Estás a cargo de la salvación del mundo. 5Di, entonces:

6Mi salvación procede de mí.
7No hay nada externo a mí que me pueda detener.
8En mí se encuentra la salvación del mundo y la mía propia.

LECCIÓN 71  - 12 de marzo

Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito.

1. Tal vez aún no te hayas percatado de que el ego ha urdido un plan para la salvación que se opone al de Dios. 2Ese es el plan en el que crees. 3Dado que es lo opuesto al de Dios; crees también que aceptar el plan de Dios en lugar del del ego es condenarte. 4Esto, desde luego, parece absurdo.5Sin embargo, una vez que hayamos examinado en qué consiste el plan del ego, quizá te des cuenta de que, por muy absurdo que parezca, es ciertamente lo que crees.
2. El plan del ego para la salvación se basa en abrigar resentimien­tos. 2Mantiene que, si tal persona actuara o hablara de otra manera, o si tal o cual acontecimiento o circunstancia externa cambiase, tú te salvarías. 3De este modo, la fuente de la salvación se percibe constantemente como algo externo a ti. 4Cada resenti­miento que abrigas es una declaración y una aseveración en la que crees, que reza así: "Si esto fuese diferente, yo me salvaría" 5El cambio de mentalidad necesario para la salvación, por lo tanto, se lo exiges a todo el mundo y a todas las cosas excepto a ti mismo.
3. El papel de tu mente en este plan consiste, pues, en determinar qué es lo que tiene que cambiar -a excepción de ella misma­- para que tú te puedas salvar. 2De acuerdo con este plan demente, cualquier cosa que se perciba como una fuente de salvación es aceptable, siempre y cuando no sea eficaz. 3Esto garantiza que la infructuosa búsqueda continúe, pues se mantiene viva la ilusión de que, si bien esta posibilidad siempre ha fallado, aún hay motivo para pensar que podemos hallar lo que buscamos en otra parte y en otras cosas. 4Puede que otra persona nos resulte mejor; otra situación tal vez nos brinde el éxito.
4. Tal es el plan del ego para tu salvación. 2Seguramente habrás notado que está completamente de acuerdo con la doctrina básica del ego que reza: "Busca, pero no halles". 3Pues, ¿qué mejor garantía puede haber de que no hallarás la salvación que canali­zar todos tus esfuerzos buscándola donde no está?
5. El plan de Dios para la salvación es eficaz sencillamente porque bajo Su dirección, buscas la salvación allí donde ésta se encuentra. 2Pero si has de tener éxito, como Dios promete que lo has de tener, tienes que estar dispuesto a buscarla sólo allí. 3De lo contrario, tu propósito estará dividido e intentarás seguir dos planes de salva­ción que son diametralmente opuestos en todo. 4El resultado no podrá ser otro que confusión, infelicidad, así como una profunda sensación de fracaso y desesperación.
6. ¿Cómo puedes librarte de todo esto? 2Muy fácilmente. 3La idea de hoy es la respuesta. 4Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito. 5En esto no puede haber realmente ningún conflicto porque no existe ninguna alternativa al plan de Dios que te pueda salvar. 6El Suyo es el único plan cuyo desenlace es indudable. 7El Suyo es el único plan que tendrá éxito.
7. Que nuestra práctica de hoy consista en reconocer esta certeza. 2Y regocijémonos de que haya una respuesta para lo que parece ser un conflicto sin solución. 3Para Dios todo es posible. 4Alcanza­rás la salvación por razón de Su plan, el cual no puede fallar.
8. Comienza hoy tus dos sesiones de práctica más largas pen­sando en la idea de hoy y observando que consta de dos partes, las cuales contribuyen en igual medida al todo. 2El plan de Dios para tu salvación tendrá éxito, pero otros planes no. 3No permitas que la segunda parte te cause depresión o enfado, pues esa parte es inherente a la primera. 4Y la primera te releva totalmente de todos tus intentos descabellados y de todos tus planes dementes para liberarte a ti mismo. 5Todos ellos te han llevado a la depre­sión y a la ira, pero el plan de Dios triunfará. 6Su plan te condu­cirá a la liberación y a la dicha.
9. Teniendo esto presente, dediquemos el resto de las sesiones de práctica más largas a pedirle a Dios que nos revele Su plan. 2Pre­guntémosle muy concretamente:

3¿Qué quieres que haga?
4¿Adónde quieres que vaya?
5¿Qué quieres que diga y a quién?

6Deja que Él se haga cargo del resto de la sesión de práctica y que te indique qué es lo que tienes que hacer en Su plan para tu salvación. 7Él responderá en la misma medida en que tú estés dispuesto a oír Su Voz. 8No te niegues a oírla. 9El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. 10Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta.
10. Durante las sesiones de práctica cortas repite con frecuencia que el plan de Dios para tu salvación, y solamente el Suyo, tendrá éxito. 2Mantente alerta hoy para no caer en la tentación de abri­gar resentimientos, y responde a esas tentaciones con esta varia­ción de la idea de hoy:

3Abrigar resentimientos es lo opuesto al plan de Dios para la salvación.
4Y únicamente Su plan tendrá éxito.

5Trata de recordar la idea de hoy unas seis o siete veces por hora. 6No puede haber mejor manera de pasar medio minuto, o menos, que recordando la Fuente de tu salvación y viéndola allí donde se encuentra.

LECCIÓN 72  - 13 de marzo

Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación.

1. Aunque hemos reconocido que el plan del ego para la salva­ción es el opuesto al de Dios, aún no hemos puesto de relieve que es también un ataque directo contra Su plan y un intento deliberado de destruirlo. 2En dicho ataque se le adjudican a Dios aque­llos atributos que de hecho le corresponden al ego, mientras que el ego parece asumir los de Dios.
2. El deseo fundamental del ego es suplantar a Dios. 2De hecho, el ego es la encarnación física de ese deseo. 3Pues es este deseo lo que parece encerrar a la mente en un cuerpo, manteniéndola sola y separada e incapaz de llegar a otras mentes, excepto a través del mismo cuerpo que fue hecho con el propósito de aprisionarla. 4Poner límites en la comunicación no es la mejor manera de expandirla. 5No obstante, el ego quiere hacerte creer que lo es.
3. Aunque el intento de mantener las limitaciones que un cuerpo impone es obvio aquí, tal vez no sea tan evidente por qué razón abrigar resentimientos constituye un ataque contra el plan de Dios para la salvación. 2Examinemos, pues, cuáles son las cosas contra las que tienes la tendencia a abrigar resentimientos. 3¿Acaso no están siempre asociadas con algo que un cuerpo hace? 4Una persona dice algo que no te gusta. 5O bien hace algo que te desagrada. 6Dicha persona "delata" sus pensamientos hostiles con su comportamiento.
4. En este caso no estás tratando con lo que la persona es. 2Por el contrario, en lo único que te fijas es en lo que esa persona hace en el cuerpo. 3Y no sólo no la estás ayudando a librarse de las limita­ciones de su cuerpo, sino que estás tratando activamente de atarla al cuerpo, al confundirla con éste y juzgar que ella y su cuerpo son una misma cosa. 4De este modo se ataca a Dios; pues si Su Hijo no es más que un cuerpo, eso es lo que Él debe ser también. 5Es inconcebible que un creador pueda ser radicalmente distinto de su creación.
5. Si Dios fuese un cuerpo, ¿cuál sería Su plan para la salvación? 2¿Qué otra cosa podría ser sino la muerte? 3Y al tratar de presen­tarse a Sí Mismo como el Autor de la vida y no de la muerte, resultaría ser un mentiroso y un impostor, lleno de falsas promesas, que ofrece ilusiones en vez de la verdad.4La aparente reali­dad del cuerpo hace que esta perspectiva de Dios parezca con­vincente. 5De hecho, si el cuerpo fuese real, sería imposible no llegar a esta conclusión. 6Cada resentimiento que abrigas reitera que el cuerpo es real. 7Cada resentimiento que abrigas pasa por alto completamente lo que tu hermano es. 8Refuerza tu creencia de que él es un cuerpo y lo condena por ello. 9Y afirma que su salvación tiene que ser la muerte, al proyectar este ataque sobre Dios y hacerlo responsable de ello.
6. A esta arena cuidadosamente preparada, donde animales fero­ces acechan a sus presas y la clemencia no puede hacer acto de presencia, el ego viene a salvarte. 2Dios te hizo un cuerpo. 3Muy bien. 4Aceptemos esto y alegrémonos. 5En cuanto que cuerpo, no te prives de nada de lo que el cuerpo te ofrece. 6Apodérate de lo poco que puedas. 7Dios no te dio nada. 8El cuerpo es tu único salvador. 9Representa la muerte de Dios y tu salvación.
7. Ésta es la creencia universal del mundo que ves. 2Hay quienes odian al cuerpo y tratan de lastimarlo y humillarlo. 3Otros lo veneran y tratan de glorificarlo y exaltarlo. 4Pero mientras tu cuerpo siga siendo el centro del concepto que tienes de ti mismo, estarás atacando el plan de Dios para la salvación y abrigando resentimientos contra Él y contra Su creación, a fin de no oír la Voz de la verdad y acogerla como Amiga. 5El que has elegido como tu salvador ocupa Su lugar. 6Él es tu amigo; Dios, tu ene­migo.
8. Hoy trataremos de poner fin a estos ataques absurdos contra la salvación, 2y en lugar de ello, trataremos de darle la bienvenida. 3Tu percepción invertida ha sido la ruina de tu paz. 4Te has visto a ti mismo como que estás dentro de un cuerpo y a la verdad como algo que se encuentra fuera de ti, vedada de tu conciencia debido a las limitaciones del cuerpo. 5Ahora vamos a tratar de ver esto de otra manera.
9. La luz de la verdad está en nosotros, allí donde Dios la puso. 2El cuerpo es lo que está fuera de nosotros, y no es lo que nos concierne. 3Estar sin un cuerpo es estar en nuestro estado natural. 4Reconocer la luz de la verdad en nosotros es reconocernos a nosotros mismos tal como somos. 5Ver que nuestro Ser es algo separado del cuerpo es poner fin al ataque contra el plan de Dios para la salvación y, en lugar de ello, aceptarlo. 6Y dondequiera que Su plan se acepta, ya se ha consumado.
10. Nuestro objetivo para las sesiones de práctica más largas de hoy, es hacernos más conscientes de que el plan de Dios para la salvación ya se ha consumado en nosotros. 2Para lograr este obje­tivo tenemos que reemplazar el ataque por la aceptación. 3Mien­tras sigamos atacando, no podremos entender cuál es el plan de Dios para nosotros. 4Estaremos, por lo tanto, atacando lo que no reconocemos. 5Vamos a tratar ahora de suspender todo juicio y de preguntarle a Dios cuál es Su plan para nosotros:

6¿Qué es la salvación, Padre? 7No lo sé. 8Dímelo, para que lo pueda entender.

9Luego aguardaremos quedamente Su respuesta. 10Hemos ata­cado el plan de Dios para la salvación sin habernos detenido a escuchar en qué consistía. 11Hemos expresado nuestros resenti­mientos con gritos tan ensordecedores, que no hemos escuchado Su VOZ. 12Hemos utilizado nuestros resentimientos para cubrirnos los ojos y para taparnos los oídos.
11. Ahora queremos ver, oír y aprender. 2"¿Qué es la salvación, Padre?" 3Pregunta y se te contestará. 4Busca y hallarás. 5Ya no le estamos preguntando al ego qué es la salvación ni dónde encon­trarla. 6Se lo estamos preguntando a la verdad. 7Ten por seguro, entonces, que la respuesta será verdad, en virtud de Aquél a Quien se lo estás preguntando.
12. Cada vez que sientas que tu confianza flaquea y que tu espe­ranza de triunfo titubea y se extingue, repite tu pregunta y tu petición, recordando que le estás preguntando al infinito Crea­dor de lo infinito, Quien te creó a semejanza de Sí Mismo:

2¿Qué es la salvación, Padre? 3No lo sé. 4Dímelo, para qué lo pueda entender.

5Él te contestará. 6Resuélvete a escuchar.
13. Hoy sólo será necesario una o quizás dos sesiones de práctica cortas por hora, ya que serán un poco más largas que de costum­bre. 2Los ejercicios deben comenzar con lo siguiente:

3Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación. 4Permíteme aceptarlo en lugar de ata­carlo. 5¿Qué es la salvación, Padre?

6Luego espera en silencio un minuto más o menos, preferible­mente con los ojos cerrados, y aguarda Su respuesta.

jueves, 20 de febrero de 2014

Lecciones 51 a 60 - Un Curso de Milagros

PRIMER REPASO
 Introducción

1. Hoy comenzaremos una serie de sesiones de repaso. 2Cada una de ellas abarcará cinco de las ideas ya presentadas; comenzando con la primera y terminando con la quincuagésima. 3A cada idea le siguen un breve comentario que debes tener en cuenta al hacer tu repaso. 4Durante las sesiones de práctica, los ejercicios deben llevarse a cabo de la siguiente manera:
2. Comienza el día leyendo las cinco ideas, incluyendo los comen­tarios. 2De ahí en adelante no es necesario seguir un orden deter­minado al repasarlas, aunque se debe practicar con cada una de ellas por lo menos una vez. 3Dedica dos minutos o más a cada sesión de práctica, pensando en la idea y en los comentarios que le siguen después que los hayas leído. 4Haz esto tan a menudo como te sea posible durante el día. 5Si una de las cinco ideas te atrae más que las otras, concéntrate en ella. 6Sin embargo, asegúrate de repasarlas todas una vez más al final del día.
3. No es necesario abarcar, ni literal ni concienzudamente, los comentarios que siguen a cada idea en las sesiones de práctica. 2Trata, más bien, de poner de relieve el punto central y de pensar en dicho comentario como parte de tu repaso de la idea en cues­tión. 3Después de leer la idea y sus comentarios, los ejercicios deben hacerse, a ser posible, con los ojos cerrados y cuando estés solo en un lugar tranquilo.
4. Hacemos hincapié en este procedimiento para las sesiones de práctica debido a la etapa de aprendizaje en la que te encuentras. 2Es necesario, sin embargo, que aprendas que no necesitas nin­gún ambiente especial donde aplicar lo que has aprendido. 3Ten­drás más necesidad de tu aprendizaje en aquellas situaciones que parecen desagradables que en las que aparentan ser apacibles y serenas. 4El propósito de tu aprendizaje es capacitarte para que la quietud te acompañe donde quiera que vayas, y para que cures toda aflicción e inquietud. 5Esto no se consigue evadiendo tales situaciones y buscando un refugio donde poder aislarte.
5. Ya aprenderás que la paz forma parte de ti y que sólo requiere que estés presente para que ella envuelva cualquier situación en la que te encuentres. 2Y finalmente aprenderás que no hay límite con respecto a dónde tú estás, de modo que tu paz está en todas partes, al igual que tú.
6. Notarás que, para los efectos de este repaso, algunas de las ideas no se presentan en su forma original. 2Úsalas tal como se presentan aquí. 3No es necesario volver a las lecciones originales, ni aplicar las ideas tal como se sugirió entonces. 4En lo que ahora estamos haciendo hincapié es en la relación que existe entre las primeras cincuenta ideas que hemos presentado hasta el momento y en la cohesión del sistema de pensamiento hacia el cual te están conduciendo.

LECCIÓN 51 - 20 de febrero
El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:

1. (1) Nada de lo que veo significa riada.

2La razón de que esto sea así es que veo lo que no es nada y lo que no es nada no tiene significado. 3Es necesario que reconozca esto, para poder aprender a ver. 4Lo que ahora creo ver ocupa el lugar de la visión. 5Tengo que desprenderme de ello dándome cuenta de que no significa nada, para que de este modo la visión pueda ocupar el lugar que le corresponde.

2. (2) Le he dado a todo lo que veo todo el significado que tiene para mí.

2He juzgado todo lo que veo, y eso, y sólo eso, es lo que veo. 3Eso no es visión. 4Es meramente una ilusión de realidad porque he juzgado sin tomar en cuenta la realidad. 5Estoy dispuesto a reco­nocer la falta de validez de mis juicios porque quiero ver. 6Mis juicios me han hecho daño, y no quiero ver basándome en ellos.

3. (3) No entiendo nada de lo que veo.

2¿Cómo puedo entender lo que veo si lo he juzgado errónea­mente? 3Lo que veo es la proyección de mis propios errores de pensamiento. 4No entiendo lo que veo porque no es comprensi­ble. 5No tiene sentido tratar de entenderlo. 6Pero sí tiene sentido que me desprenda de ello y dé cabida a lo que se puede ver, entender y amar. 7Puedo intercambiar lo que ahora veo por ésto, sólo con estar dispuesto a ello. 8¿No es ésta una mejor elección que la que hice antes?

4. (4) Estos pensamientos no significan nada.

2Los pensamientos de los que soy consciente no significan nada porque estoy tratando de pensar sin Dios. 3 Lo que yo llamo "mis" pensamientos no son mis pensamientos reales en absoluto. 4Mis pensamientos reales son los pensamientos que pienso con Dios. 5No soy consciente de ellos porque he inventado mis pensamien­tos para que ocupasen su lugar. 6Estoy dispuesto a reconocer que mis pensamientos no significan nada y a abandonarlos. 7 Elijo reemplazarlos por los que ellos tuvieron como propósito reem­plazar. 8Mis pensamientos no significan nada, sin embargo, toda la creación descansa en los pensamientos que pienso con Dios.

5. (5) Nunca estoy disgustado por la razón que creo.

2Nunca estoy disgustado por la razón que creo porque estoy tra­tando constantemente de justificar mis pensamientos. 3Estoy tra­tando constantemente de hacer que sean verdad. 4 Hago de todas las cosas mi enemigo de modo que mi ira esté justificada y mis ataques sean merecidos. 5No me he dado cuenta del mal uso que he hecho de todo lo que veo asignándole ese papel. 6 He hecho esto para defender un sistema de pensamiento que me ha hecho daño y que ya no deseo. 7Estoy dispuesto a abandonarlo.


LECCIÓN 52 - 21 de febrero
 El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:

1. (6) Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.

2La realidad no es nunca atemorizante. 3Es imposible que pudiese disgustarme. 4La realidad sólo brinda perfecta paz. 5Cuando estoy disgustado es porque he reemplazado- la realidad con ilusiones que yo mismo he fabricado. 6Las ilusiones me causan disgusto porque al haberles conferido realidad, veo la realidad como una ilusión. 7Nada en la creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión. 8Siempre estoy disgustado por nada.

2. (7) Sólo veo el pasado.

2Cuando miro a mi alrededor, condeno el mundo que veo. 3A eso es a lo que yo llamo ver. 4Uso el pasado en contra de todo el mundo y de todas las cosas, convirtiéndolos así en mis enemigos. 5Cuando me haya perdonado a mí mismo y haya recordado Quién soy, bendeciré a todo el mundo y a todo cuanto vea. 6No habrá pasado, y, por lo tanto, tampoco enemigos. 7Y contemplaré con amor todo aquello que antes no podía ver.

3. (8) Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.

2Veo únicamente mis propios pensamientos, y mi mente está absorbida con el pasado. 3¿Qué es lo que puedo ver, entonces, tal como es? 4Permítaseme recordar que me fijo en el pasado para prevenir que el presente alboree en mi mente. 5Permítaseme entender que estoy tratando de usar el tiempo en contra de Dios. 6Permítaseme aprender a dejar atrás el pasado, dándome cuenta de que al hacer eso no estoy renunciando a nada.

4. (9) No veo nada tal como es ahora.

2Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada. 3Solamente puedo ver lo que está aquí ahora. 4La elección no es entre si ver el pasado o el presente; la elección es sencillamente entre ver o no ver. 5Lo que he elegido ver me ha costado la visión. 6Ahora quiero elegir de nuevo, para poder ver.

5. (10) Mis pensamientos no significan nada.

2No tengo pensamientos privados. 3Sin embargo, es únicamente de. mis pensamientos privados de los que soy consciente. 4¿Qué significado pueden tener dichos pensamientos? 5No existen, de modo que no significan nada. 6No obstante, mi mente es parte de la creación y parte de su Creador. 7¿No sería acaso preferible que me uniese al pensamiento del universo en vez de oscurecer todo aquello que realmente me pertenece con mis míseros e insignifi­cantes pensamientos "privados"?

LECCIÓN 53 - 22 de febrero
Hoy repasaremos lo siguiente:

1. (11) Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin significado.

2Dado que los pensamientos de que soy consciente no significan nada, el mundo que los refleja no puede tener significado. 3Lo que da lugar a este mundo es algo demente, como lo es también el resultado de ello. 4La realidad no es demente, y yo tengo pen­samientos reales así como dementes. 5Por lo tanto, puedo ver un mundo real, si recurro a mis pensamientos reales como guía para ver.

2. (12) Estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene signi­ficado.

2Los pensamientos dementes perturban. 3Dan lugar a un mundo en el que no hay orden de ninguna clase. 4Sólo el caos puede regir en un mundo que representa una manera de pensar caótica, y el caos es la ausencia total de leyes. 5No puedo vivir en paz en un mundo así. 6Estoy agradecido de que este mundo no sea real, y de que no necesito verlo en absoluto, a menos que yo mismo elija otorgarle valor. 7Elijo no otorgarle valor a lo que es comple­tamente demente y no tiene significado.

3. (13) Un mundo sin significado engendra temor.

2Lo que es totalmente demente engendra temor porque no se puede contar con ello en absoluto, ni da pie a que se le tenga confianza. 3En la demencia no hay nada en lo que se pueda con­fiar. 4No ofrece seguridad ni esperanza. 5Pero un mundo así no es real. 6Le he conferido la ilusión de realidad y he sufrido por haber creído en él. 7Elijo ahora dejar de creer en él y depositar mi con­fianza en la realidad. 8Al elegir esto, me escaparé de todos los efectos del mundo del miedo porque estaré reconociendo que no existe.

4. (14) Dios no creó un mundo sin significado.

2¿Cómo puede ser que exista un mundo sin significado si Dios no lo creó? 3Él es la Fuente de todo significado y todo lo que es real está en Su Mente. 4Está en mi mente también porque Él lo creó conmigo. 5¿Por qué he de seguir sufriendo por los efectos de mis pensamientos dementes cuando la perfección de la creación es mi hogar? 6Quiero recordar el poder de mi decisión y reconocer mi verdadera morada.

5. (15) Mis pensamientos son imágenes que yo mismo he fabri­cado.

2Todo lo que veo refleja mis pensamientos. 3Son mis pensamientos los que me dicen dónde estoy y lo que soy. 4El hecho de que vea un mundo en el que hay sufrimiento, en el que se puedan experi­mentar pérdidas y en el que se pueda morir, me muestra que lo único que estoy viendo es la representación de mis pensamientos dementes, y que no estoy permitiendo que mis pensamientos rea­les viertan su benéfica luz sobre lo que veo. 5No obstante, el camino de Dios es seguro. 6Las imágenes que he fabricado no pue­den prevalecer contra Él porque no es mi voluntad que lo hagan. 7Mi voluntad es la Suya, y no antepondré otros dioses a Él.

LECCIÓN 54 - 23 de febrero
 Éstas son las ideas para el repaso de hoy:

1. (16) No tengo pensamientos neutros.

2Tener pensamientos neutros es imposible porque todos los pen­samientos tienen poder. 3O bien dan lugar a un mundo falso o bien me conducen al mundo real. 4Pero es imposible que no ten­gan efectos. 5Del mismo modo en que el mundo que veo procede de mis errores de pensamiento, así también el mundo real se alzará ante mis ojos cuando permita que mis errores sean corregi­dos. 6Mis pensamientos no pueden ser simultáneamente verdade­ros y falsos. 7Tienen que ser lo uno o lo otro. 8Lo que veo me muestra si son verdaderos o falsos.

2. (17) No veo cosas neutras.

2Lo que veo da testimonio de lo que pienso. 3Si no pensase no existiría, ya que la vida es pensamiento. 4Permítaseme mirar al mundo que veo como la representación de mi propio estado de ánimo. 5Sé que éste puede cambiar. 6Y sé asimismo que el mundo que veo puede cambiar también.

3. (18) No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.

2Si no tengo pensamientos privados, no puedo ver un mundo pri­vado. 3Incluso la descabellada idea de la separación tuvo que compartirse antes de que se pudiese convertir en la base del mundo que veo. 4Sin embargo, cuando se compartió esa idea no se compartió nada. 5Puedo invocar también mis pensamientos reales, los cuales comparto con todo el mundo. 6Así como mis pensamientos de separación invocan pensamientos de separación en otros, mis pensamientos reales despiertan en ellos sus pensa­mientos reales. 7Y el mundo que mis pensamientos reales me muestran alboreará en su visión así como en la mía.

4. (19) No soy el único que experimenta los efectos de mis pensa­mientos.

2No soy el único en nada. 3Todo lo que pienso, digo o hago es una enseñanza para todo el universo. 4Un Hijo de Dios no puede pen­sar, hablar o actuar en vano. 5No puede ser el único en nada. 6Tengo, por lo tanto, el poder de cambiar a todas las mentes junto con la mía porque mío es el poder de Dios.

5. (20) Estoy decidido a ver.

2Puesto que reconozco que la naturaleza de mis pensamientos es que los comparto con todo lo que existe, estoy decidido a ver. 3Veré los testigos que me muestran que la manera de pensar del mundo ha cambiado. 4Veré la prueba de que lo que se ha obrado por mediación mía ha permitido que el amor reemplace al miedo, la risa a las lágrimas y la abundancia a las pérdidas. 5Quiero contemplar el mundo real, y dejar que me enseñe que mi voluntad y la Voluntad de Dios son una.


LECCIÓN 55 - 24 de febrero
 El repaso de hoy incluye lo siguiente:

1. (21) Estoy decidido a verlas cosas de otra manera.

2Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte. 3Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bien amado. 4El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. 5Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo. 6Lo que veo me muestra que no sé quién soy. 7Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me mues­tran una ilusión de mí mismo.

2. (22) Lo que veo es una forma de venganza.

2El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. 3Es un cuadro en el que todo se ve ata­cado por todo. 4Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo. 5Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. 6Mis pensamientos amo­rosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.

3. (23) Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensa­mientos de ataque.

2En esto, y sólo en esto, radica la salvación. 3Si no albergase pensa­mientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. 4A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. 5Y esto es lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo.

4. (24) No percibo lo que más me conviene.

2¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy? 3Lo que yo creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones. 4Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.

5. (25) No sé cuál es el propósito de nada.

2Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusio­nes que abrigo con respecto a mí mismo son reales. 3Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas. 4Para eso es para lo que creo que es el mundo. 5Por lo tanto, no reco­nozco su verdadero propósito. 6El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo. 7Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.


LECCIÓN 56 - 25 de febrero
Nuestro repaso de hoy abarca lo siguiente:

1. (26) Mis pensamientos de ataque atacan mi invulnerabilidad.

2¿Cómo puedo saber quién soy cuando creo estar sometido a con­tinuos ataques? 3El dolor, la enfermedad, la pérdida, la vejez y la muerte parecen acecharme. 4Todas mis esperanzas, aspiraciones y planes parecen estar a merced de un mundo que no puedo controlar. 5Sin embargo, la seguridad perfecta y la plena realiza­ción constituyen mi verdadera herencia. 6He tratado de despo­jarme de mi herencia a cambio del mundo que veo. 7Pero Dios la ha salvaguardado para mí. 8Mis pensamientos reales me enseña­rán lo que es mi herencia.

2. (27) Por encima de todo quiero ver.

2Al reconocer que lo que veo es un reflejo de lo que creo ser, me doy cuenta de que mi mayor necesidad es la visión. 3El mundo que veo da testimonio de cuán temerosa es la naturaleza de la imagen que he forjado de mí mismo. 4Si he de recordar quién soy, es esencial que abandone esta imagen de mí mismo. 5A medida que dicha imagen sea reemplazada por la verdad, se me conce­derá la visión. 6Y con esta visión contemplaré al mundo y a mí mismo con caridad y con amor.

3. (28) Por encima de todo quiero ver de otra manera.

2El mundo que veo mantiene en vigor la temerosa imagen que he forjado de mí mismo y garantiza su continuidad. 3Mientras siga viendo el mundo tal como lo veo ahora, la verdad no podrá albo­rear en mi conciencia. 4Dejaré que la puerta que se encuentra detrás de este mundo se abra, para así poder mirar más allá de él al mundo que refleja el Amor de Dios.

4. (29) Dios está en todo lo que veo.

2Tras cada imagen que he forjado, la verdad permanece inmuta­ble. 3Tras cada velo que he corrido sobre la faz del amor, su luz sigue brillando sin menoscabo. 4Más allá de todos mis descabe­llados deseos se encuentra mi voluntad, unida a la Voluntad de mi Padre. 5Dios sigue estando en todas partes y en todas las cosas eternamente. 6Y nosotros, que somos parte de Él, habremos de ver más allá de las apariencias, y reconocer la verdad que yace tras todas ellas.

5. (30) Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.

2En mi propia mente, aunque oculto por mis desquiciados pensa­mientos de separación y ataque, yace el conocimiento de que todo es uno eternamente. 3Yo no he perdido el conocimiento de Quién soy por el hecho de haberlo olvidado. 4Ha sido salvaguardado para mí en la Mente de Dios, Quien no ha abandonado Sus Pensa­mientos. 5Y yo, que me cuento entre ellos, soy uno con ellos y uno con Él.

LECCIÓN 57 - 26 de febrero
 Repasemos hoy las siguientes ideas:

1. (31) No soy víctima del mundo que veo.

2¿Cómo puedo ser la víctima de un mundo que podría quedar completamente des-hecho si así lo eligiese? 3Mis cadenas están sueltas. 4Puedo desprenderme de ellas sólo con desearlo. 5La puerta de la prisión está abierta. 6Puedo marcharme en cualquier momento sólo con echar a andar. 7Nada me retiene en este mundo. 8Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisio­nero. 9Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz del sol.

2. (32) He inventado el mundo que veo.

2Yo mismo erigí la prisión en la que creo encontrarme. 3Basta con que reconozca esto y quedo libre. 4Me he engañado a mí mismo al creer que era posible aprisionar al Hijo de Dios. 5He estado terriblemente equivocado al creer esto, y ya no lo quiero seguir creyendo. 6El Hijo de Dios no puede sino ser libre eternamente. 7 Es tal como Dios lo creó y no lo que yo he querido hacer de él. 8El Hijo de Dios se encuentra donde Dios quiere que esté y no donde yo quise mantenerlo prisionero.

3. (33) Hay otra manera de ver el mundo.

2Dado que el propósito del mundo no es el que yo le he asignado, tiene que haber otra manera de verlo. 3Veo todo al revés y mis pensamientos son lo opuesto a la verdad. 4Veo el mundo como una prisión para el Hijo de Dios. 5Debe ser, pues, que el mundo es realmente un lugar donde él puede ser liberado. 6Quiero con­templar el mundo tal como es y verlo como un lugar donde el Hijo de Dios encuentra su libertad.

4. (34) Podría ver paz en lugar de esto.

2Cuando vea el mundo como un lugar de libertad, me daré cuenta de que refleja las leyes de Dios en lugar de las reglas que yo inventé para que él obedeciera. 3Comprenderé que es la paz, no la guerra, lo que mora en él. 4Y percibiré asimismo que la paz mora también en los corazones de todos los que comparten este lugar conmigo.

5. (35) Mi mente es parte de la de Dios. 2Soy muy santo.

3A medida que comparto la paz del mundo con mis hermanos empiezo a comprender que esa paz brota de lo más profundo de mí mismo. 4El mundo que contemplo ha quedado iluminado con la luz de mi perdón y refleja dicho perdón de nuevo sobre mí. 5En esta luz empiezo a ver lo que mis ilusiones acerca de mí mismo ocultaban. 6Empiezo a comprender la santidad de toda cosa viviente, incluyéndome a mí mismo, y su unidad conmigo.

LECCIÓN 58 -  27 de febrero
 Hoy vamos a repasar las siguientes ideas:

1. (36) Mi santidad envuelve todo lo que veo.

2De mi santidad procede la percepción del mundo real. 3Habiendo perdonado, ya no me considero culpable. 4Puedo aceptar la ino­cencia que es la verdad con respecto a mí mismo. 5Cuando veo el mundo con los ojos del entendimiento, sólo veo su santidad por­que lo único que puedo ver son los pensamientos que tengo acerca de mí mismo.

2. (37) Mi santidad bendice al mundo.

2La percepción de mi santidad no me bendice únicamente a mí. 3Todas las personas y todo cuanto veo en su luz comparten la dicha que mi santidad me brinda. 4No hay nada que esté excluido de esta dicha porque no hay nada que no comparta mi santidad. 5A medida que reconozca mi santidad, la santidad del mundo se alzará resplandeciente para que todos la vean.

3. (38) No hay nada que mi santidad no pueda hacer.

2El poder curativo de mi santidad es ilimitado porque su poder para salvar es ilimitado. 3¿De qué me tengo que salvar, sino de las ilusiones? 4¿Y qué son las ilusiones sino falsas ideas acerca de mí? 5Mi santidad las desvanece a todas al afirmar la verdad de lo que soy. 6En presencia de mi santidad, la cual comparto con Dios Mismo, todos los ídolos desaparecen.

4. (39) Mi santidad es mi salvación.

2Puesto que mi santidad me absuelve de toda culpa, reconocer mi santidad es reconocer mi salvación. 3Es también reconocer la sal­vación del mundo. 4Una vez que haya aceptado mi santidad, nada podrá atemorizarme. 5Y al no tener miedo, todos comparti­rán mi entendimiento, que es el regalo que Dios me hizo a mí y al mundo.

5. (40) Soy bendito por ser un Hijo de Dios.

2En esto reside mi derecho a lo bueno y sólo a lo bueno. 3Soy ben­dito por ser un Hijo de Dios. 4Todo lo que es bueno me pertenece porque así lo dispuso Dios. 5Por ser Quien soy no puedo sufrir pérdida alguna, ni privaciones ni dolor. 6Mi Padre me sustenta, me protege y me dirige en todo. 7El cuidado que me prodiga es infinito y eterno. 8Soy eternamente bendito por ser Su Hijo.

LECCIÓN 59 -  28 de febrero
Éstas son las ideas a repasar hoy:

1. (41) Dios va conmigo dondequiera que yo voy.

2¿Cómo puedo estar solo cuando Dios está siempre conmigo? 3¿Cómo puedo dudar o sentirme inseguro cuando en Él mora la perfecta certeza? 4¿Cómo puede haber algo que me pueda pertur­bar cuando Él mora en mí en paz absoluta? 5¿Cómo puedo sufrir cuando el amor y la dicha me rodean por mediación Suya? 6No he de abrigar ninguna ilusión con respecto a mí mismo. 7Soy perfecto porque Dios va conmigo dondequiera que yo voy.

2. (42) Dios es mi fortaleza. 2La visión es Su regalo.

3Hoy no recurriré a mis propios ojos para ver. 4Quiero estar dis­puesto a dejar de lado la lamentable ilusión de que puedo ver, e intercambiarla por la visión que Dios me da. 5La visión de Cristo es Su regalo y Él me lo ha dado. 6Hoy me valdré de este regalo de tal forma que este día me ayude a comprender la eternidad.

3. (43) Dios es mi Fuente. 2No puedo ver separado de Él.

3Puedo ver lo que Dios quiere que vea. 4No puedo ver nada más. 5Más allá de Su Voluntad sólo hay ilusiones. 6Son éstas las que elijo cuando pienso que puedo ver separado de Él. 7Son éstas las que elijo cuando trato de ver con los ojos del cuerpo. 8No obstante, se me ha dado la visión de Cristo para reemplazarlos. 9A través de esta visión es como elijo ver.

4. (44) Dios es la luz en la que veo.

2No puedo ver en la oscuridad. 3Dios es la única luz. 4Por lo tanto, si he de ver, tiene que ser por medio de Él. 5He tratado de definir lo que es ver y me he equivocado. 6Ahora se me concede poder entender que Dios es la luz en la que veo. 7Le daré la bien­venida a la visión y al mundo feliz que me mostrará.

5. (45) Dios es la Mente con la que pienso.

2No tengo pensamientos que no comparta con Dios. 3No tengo pensamientos aparte de los Suyos porque no tengo otra mente que la Suya. 4Puesto que soy parte de Su Mente mis pensamien­tos son Suyos, y Sus Pensamientos son míos.

LECCIÓN 60 -  1 * de MARZO
 Éstas son las ideas para el repaso de hoy:

1. (46) Dios es el Amor en el que perdono.

2Dios no perdona porque jamás ha condenado. 3Los que están libres de culpa no pueden culpar, y aquellos que han aceptado su inocencia no ven nada que tengan que perdonar. 4Con todo, el perdón es el medio por el cual reconoceré mi inocencia. 5Es el reflejo del Amor de Dios en la tierra. 6Y me llevará tan cerca del Cielo que el Amor de Dios podrá tenderme la mano y elevarme hasta Él.

2. (47) Dios es la fortaleza en la que confío.

2No es con mi propia fortaleza con la que perdono. 3Es con la fortaleza de Dios en mí, la cual recuerdo al perdonar. 4A medida que comienzo a ver, reconozco Su reflejo en la tierra. 5Perdono todas las cosas porque siento Su fortaleza avivarse en mí. 6Y empiezo a recordar el Amor que decidí olvidar, pero que nunca se olvidó de mí.

3. (48) No hay nada que temer.

2¡Cuán seguro me parecerá el mundo cuando lo pueda ver! 3No se parecerá en nada a lo que ahora me imagino ver. 4Todo el mundo y todo cuanto vea se inclinará ante mí para bendecirme. 5Reconoceré en todos a mi Amigo más querido. 6¿Qué puedo temer en un mundo al que he perdonado y que a su vez me ha perdonado a mí?

4. (49) La Voz de Dios me habla durante todo el día.

2No hay un solo momento en el que la Voz de Dios deje de apelar a mi perdón para salvarme. 3No hay un solo momento en el que Su Voz deje de dirigir mis pensamientos, guiar mis actos y con­ducir mis pasos. 4Me dirijo firmemente hacia la verdad. 5No hay ningún otro lugar adonde pueda ir porque la Voz de Dios es la única voz y el único guía que se le dio a Su Hijo.

5. (50) El Amor de Dios es mi sustento.

2Cuando escucho la Voz de Dios, Su Amor me sustenta. 3Cuando abro los ojos, Su Amor alumbra al mundo para que lo pueda ver. 4Cuando perdono, Su Amor me recuerda que Su Hijo es impeca­ble. 5Y cuando contemplo al mundo con la visión que Él me dio, recuerdo que yo soy Su Hijo.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Lecciones 43 a 50 - Un Curso de Milagros‏

LECCIÓN 43 (12 de febrero)
Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.

1. La percepción no es un atributo de Dios. 2El ámbito de Dios es el del conocimiento. 3Sin embargo, Él ha creado al Espíritu Santo para que sirva de Mediador entre la percepción y el conocimiento. 4Sin este vínculo con Dios, la percepción habría reemplazado al conocimiento en tu mente para siempre. 5Gracias a este vínculo con Dios, la percepción se transformará y se purificará en tal medida que te conducirá al conocimiento. 6Ésa es su función tal como la ve el Espíritu Santo. 7Por lo tanto, ésa es en verdad su función.
2. En Dios no puedes ver. 2La percepción no tiene ninguna función en Dios, y no existe. 3Pero en la salvación, que es el proceso de erradicar lo que nunca fue, la percepción tiene un propósito sumamente importante. 4Habiéndola inventado el Hijo de Dios para un propósito no santo, tiene que convertirse ahora en el medio a través del cual se le restaura su santidad en su conciencia. 5La percepción no tiene significado. 6Sin embargo, el Espíritu Santo le otorga un significado muy parecido al de Dios. 7Una percepción que ha sanado se convierte en el medio por el que el Hijo de Dios perdona a su hermano, y, por ende, se perdona a sí mismo.
3. No puedes ver separado de Dios porque no puedes estar separado de Dios. 2Todo lo que haces, lo haces en Él, porque todo lo que piensas, lo piensas con Su Mente. 3Si la visión es real, y es real en la medida en que comparte el propósito del Espíritu Santo, entonces no puedes ver separado de Dios.
4. Hoy son necesarias tres sesiones de práctica de cinco minutos cada una. 2La primera debe hacerse lo más temprano que puedas; la segunda lo más tarde posible, y la tercera en el momento más oportuno y adecuado que las circunstancias y la buena disposición permitan. 3Al comienzo de estas sesiones repite la idea de hoy para tus adentros con los ojos cerrados. 4Luego mira a tú alrededor brevemente, aplicando la idea específicamente a lo que veas. 5Cuatro o cinco objetos durante esta fase de la sesión de práctica serán suficientes. 6Podrías decir, por ejemplo:

7Dios es mi Fuente. 8No puedo ver este escritorio separado de Él.
9Dios es mi Fuente. 10No puedo ver ese cuadro separado de Él.

5. Si bien esta parte del ejercicio debe ser relativamente corta, asegúrate, en esta fase de la práctica, de seleccionar los objetos tan al azar como sea posible, sin controlar su inclusión o exclusión. 2Para la segunda fase, la más larga, cierra los ojos, repite la idea de hoy nuevamente, y luego deja que cualquier pensamiento pertinente que se te ocurra sea una aportación a la idea de hoy en tu propio estilo particular. 3Pensamientos tales como:

4Veo a través de los ojos del perdón.
5Veo el mundo como un lugar bendito.
6El mundo me puede mostrar quién soy.
7Veo mis propios pensamientos, que son como los de Dios.


8Cualquier pensamiento que en mayor o menor medida esté directamente relacionado con la idea de hoy es adecuado. 9Los pensamientos no tienen que tener una relación obvia con la idea, pero tampoco deben oponerse a ella.
6. Si ves que tu mente se distrae o si comienzas a notar la presencia de pensamientos que están en clara oposición a la idea de hoy, o si te resulta imposible pensar en algo, abre los ojos, repite la primera fase del ejercicio, y luego intenta de nuevo la segunda. 2No dejes transcurrir grandes lapsos de tiempo en los que te enfrascas en pensamientos irrelevantes. 3Para evitar eso, vuelve a la primera fase del ejercicio cuantas veces sea necesario.
7. Al aplicar la idea de hoy durante las sesiones de práctica más cortas, la forma de la idea puede variar de acuerdo con las circunstancias y situaciones en las que te encuentres en el transcurso del día. 2 Cuando estés con otra persona, por ejemplo, trata de acordarte de decirle silenciosamente:

3Dios es mi Fuente. 4No puedo verte separado de Él.

5Esta variación puede aplicarse por igual tanto a desconocidos como a aquellas personas con las que crees tener una relación íntima. 6De hecho, evita a toda costa hacer distinciones de esta clase.
8. La idea de hoy también debe aplicarse en el transcurso del día a las diversas situaciones y acontecimientos que puedan presentarse, especialmente a aquellos que de alguna forma parezcan afligirte. 2A tal fin, aplica la idea de esta manera:

3Dios es mi Fuente. 4No puedo ver esto separado de Él.

9. Si en ese momento no se presenta en tu conciencia ningún sujeto en particular, repite simplemente la idea en su forma original. 2Trata de no dejar pasar grandes lapsos de tiempo sin recor­dar la idea de hoy y, por ende, sin recordar tu función.
LECCIÓN 44 (13 de febrero)
Dios es la luz en la que veo.


1. Hoy continuamos con la idea de ayer, agregándole otra dimensión. 2No puedes ver en la oscuridad, y no puedes fabricar luz. 3Puedes fabricar oscuridad y luego pensar que ves en ella, pero la luz refleja vida, y es, por lo tanto, un aspecto de la creación. 4La creación y la oscuridad no pueden coexistir, pero la luz y la vida son inseparables, pues no son sino diferentes aspectos de la creación.
2. Para poder ver, tienes que reconocer que la luz se encuentra en tu interior y no afuera. 2No puedes ver fuera de ti, ni tampoco se encuentra fuera de ti el equipo que necesitas para poder ver. 3Una parte esencial de ese equipo es la luz que hace posible el que puedas ver. 4Esa luz está siempre contigo, haciendo que la visión sea posible en toda circunstancia.
3. Hoy vamos a intentar llegar hasta esa luz. 2Para tal fin, utilizaremos una forma de ejercicio que ya se sugirió anteriormente, y que vamos a utilizar cada vez más. 3Dicha forma de ejercicio es especialmente difícil para la mente indisciplinada y representa uno de los objetivos principales del entrenamiento mental. 4Requiere precisamente lo que le falta a la mente sin entrenar. 5Con todo, si has de ver, dicho entrenamiento tiene que tener lugar.
4. Lleva a cabo como mínimo tres sesiones de práctica hoy, cada una de tres a cinco minutos de duración. 2Recomendamos enfáticamente que les dediques más tiempo, pero únicamente si notas que el tiempo pasa sin que experimentes ninguna sensación de tensión o muy poca. 3La forma de práctica que vamos a utilizar hoy es la más natural y fácil del mundo para la mente entrenada, tal como parece ser la más antinatural y difícil para la mente sin entrenar.
5. Tu mente ya no está completamente sin entrenar. 2Estás bas­tante listo para aprender la forma de ejercicio que vamos a utili­zar hoy, pero es posible que te topes con una gran resistencia. 3La razón es muy simple. 4Al practicar de esta manera, te desprendes de todo lo que ahora crees y de todos los pensamientos que has inventado. 5Propiamente dicho, esto constituye tu liberación del infierno. 6Sin embargo, si se percibe a través de los ojos del ego, es una pérdida de identidad y un descenso al infierno.
6. Si te puedes apartar del ego, aunque sólo sea un poco, no tendrás dificultad alguna en reconocer que su oposición y sus miedos no significan nada. 2Tal vez te resulte útil recordarte a ti mismo de vez en cuando, que alcanzar la luz es escapar de la oscuridad, independientemente de lo que creas al contrario. 3Dios es la luz en la que ves. 4Estás intentando llegar a Él.
7. Da comienzo a la sesión de práctica repitiendo la idea de hoy con los ojos abiertos, luego ciérralos lentamente mientras repites la idea varias veces más. 2Trata entonces de sumergirte en tu mente, abandonando cualquier clase de interferencia e intrusión a medida que te sumerges serenamente más allá de ellas. 3No hay nada, excepto tú, que pueda impedirle a tu mente hacer esto. 4Tu mente está sencillamente siguiendo su curso natural. 5Trata de observar los pensamientos que te vengan sin involucrarte con ninguno de ellos, y pásalos de largo tranquilamente.
8. Si bien no se recomienda ningún enfoque en particular para esta forma de ejercicio, sí es necesario que te des cuenta de cuán importante es lo que estás haciendo, el inestimable valor que ello tiene para ti, así como que seas consciente de que estás intentando hacer algo muy sagrado. 2La salvación es el más feliz de todos tus logros. 3Es asimismo el único que tiene sentido porque es el único que tiene verdadera utilidad para ti.
9. Si experimentas cualquier clase de resistencia, haz una pausa lo suficientemente larga como para poder repetir la idea de hoy con los ojos cerrados, a no ser que notes que tienes miedo. 2En ese caso es probable que abrir los ojos brevemente te haga sentir más tranquilo. 3Trata, sin embargo, de reanudar los ejercicios con los ojos cerrados tan pronto como puedas.
10. Si estás haciendo los ejercicios correctamente, deberías experimentar una cierta sensación de relajación, e incluso sentir que te estás aproximando a la luz o de hecho adentrándote en ella. 2Trata de pensar en la luz, sin forma y sin límites, según pasas de largo los pensamientos de este mundo. 3Y no te olvides de que no te pueden atar a él a no ser que tú les des el poder de hacerlo.
11. Durante el transcurso del día, repite la idea a menudo con los ojos abiertos o cerrados, como mejor te parezca en su momento. 2Pero no te olvides de repetirla. 3Sobre todo, decídete hoy a no olvidarte.
LECCIÓN 45 - (14 de febrero)
Dios es la Mente con la que pienso.


1. La idea de hoy es la llave que te dará acceso a tus pensamientos reales, 2los cuales no tienen nada que ver con lo que piensas que piensas, de la misma manera en que nada de lo que piensas que ves guarda relación alguna con la visión. 3No existe ninguna relación entre lo que es real y lo que tú piensas que es real. 4Ni uno solo de los que según tú son tus pensamientos reales se parece en modo alguno a tus pensamientos reales. 5Nada de lo que piensas que ves guarda semejanza alguna con lo que la visión te mostrará.
2. Piensas con la Mente de Dios. 2Por lo tanto, compartes tus pensamientos con Él, de la misma forma en que Él comparte los Suyos contigo. 3Son los mismos pensamientos porque los piensa la misma Mente. 4Compartir es hacer de manera semejante o hacer lo mismo. 5Los pensamientos que piensas con la Mente de Dios no abandonan tu mente porque los pensamientos no abandonan su fuente. 6Por consiguiente, tus pensamientos están en la Mente de Dios, al igual que tú. 7Están en tu mente también, donde Él está. 8Tal como tú eres parte de Su Mente, así también tus pensamientos son parte de Su Mente.
3. ¿Dónde están, pues, tus pensamientos reales? 2Hoy intentaremos llegar a ellos. 3Tendremos que buscarlos en tu mente porque ahí es donde se encuentran. 4Aún tienen que estar ahí, ya que no pueden haber abandonado su fuente. 5Lo que la Mente de Dios ha pensado es eterno, al ser parte de la creación.
4. Nuestras tres sesiones de práctica de hoy, de cinco minutos cada una, seguirán el mismo modelo general que usamos al aplicar la idea de ayer. 2Intentaremos abandonar lo irreal y buscar lo real. 3Negaremos el mundo en favor de la verdad. 4No permitiremos que los pensamientos del mundo nos detengan. 5No dejaremos que las creencias del mundo nos digan que lo que Dios quiere que hagamos es imposible. 6En lugar de ello, trataremos de reconocer que sólo aquello que Dios quiere que hagamos es posible.
5. Trataremos asimismo de comprender que sólo lo que Dios quiere que hagamos es lo que nosotros queremos hacer. 2Y también trataremos de recordar que no podemos fracasar al hacer lo que Él quiere que hagamos. 3Tenemos hoy todas las razones del mundo para sentirnos seguros de que vamos a triunfar, 4pues ésa es la Voluntad de Dios.
6. Comienza los ejercicios de hoy repitiendo la idea para tus adentros, al mismo tiempo que cierras los ojos. 2Luego dedica unos cuantos minutos a pensar en ideas afines que procedan de ti, mientras mantienes la idea presente en tu mente. 3Una vez que hayas añadido cuatro o cinco de tus pensamientos a la idea, repite ésta otra vez mientras te dices a ti mismo suavemente:
4Mis pensamientos reales están en mi mente.
5Me gustaría encontrarlos.


6Trata luego de ir más allá de todos los pensamientos irreales que cubren la verdad en tu mente y de llegar a lo eterno.
7. Debajo de todos los pensamientos insensatos e ideas descabelladas con las que has abarrotado tu mente, se encuentran los pensamientos que pensaste con Dios en el principio. 2Están ahí en tu mente, ahora mismo, completamente inalterados.3Siempre estarán en tu mente, tal como siempre lo han estado. 4Todo lo que has pensado desde entonces cambiará, pero los cimientos sobre los que eso descansa son absolutamente inmutables.
8. Hacia esos cimientos es adonde los ejercicios de hoy apuntan. 2Ahí es donde tu mente está unida a la Mente de Dios. 3Ahí es donde tus pensamientos son uno con los Suyos. 4Para este tipo de práctica sólo se necesita una cosa: que tu actitud hacia ella sea la misma que tendrías ante un altar consagrado en el Cielo a Dios el Padre y a Dios el Hijo. 5Pues tal es el lugar al que estás intentando llegar. 6Probablemente no puedes darte cuenta todavía de cuán alto estás intentando elevarte. 7Sin embargo, aun con el poco entendimiento que has adquirido hasta la fecha, deberías ser capaz de recordarte a ti mismo que esto no es un juego fútil, sino un ejercicio de santidad y un intento de alcanzar el Reino de los Cielos.
9. En las sesiones de práctica cortas de hoy, trata de recordar cuán importante es para ti comprender la santidad de la mente que piensa con Dios. 2Mientras repites la idea a lo largo del día, dedica uno o dos minutos a apreciar la santidad de tu mente. 3Deja a un lado, aunque sea brevemente, todos los pensamientos que son indignos de Aquel de Quien eres anfitrión. 4Y dale gracias por los pensamientos que Él está pensando contigo.
LECCIÓN 46 - (15 de febrero)
Dios es el Amor en el que perdono.

1. Dios no perdona porque nunca ha condenado. 2Y primero tiene que haber condenación para que el perdón sea necesario. 3El perdón es la mayor necesidad de este mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones. 4Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se ruegan a hacerlo se atan a ellas. 5De la misma manera en que sólo te condenas a ti mismo, de igual modo, sólo te perdonas a ti mismo.
2. Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante, la base del perdón. 2El miedo condena y el amor perdona. 3El perdón, pues, deshace lo que el miedo ha producido, y lleva de nuevo a la mente a la conciencia de Dios. 4Por esta razón, al perdón puede llamársele verdaderamente salvación. 5Es el medio a través del cual desaparecen las ilusiones.
3. Los ejercicios de hoy requieren por lo menos tres sesiones de práctica de cinco minutos completos, y el mayor número posible de las más cortas. 2Como de costumbre, comienza las sesiones de práctica más largas repitiendo la idea de hoy para tus adentros. 3Cierra los ojos mientras lo haces, y dedica un minuto o dos a explorar tu mente en busca de aquellas personas a quienes no has perdonado. 4No importa en qué medida no las hayas perdonado. 5O las has perdonado completamente o no las has perdonado en absoluto.
4. Si estás haciendo los ejercicios correctamente no deberías tener ninguna dificultad en encontrar un buen número de personas a quienes no has perdonado. 2En general, se puede asumir correc­tamente que cualquier persona que no te caiga bien es un sujeto adecuado. 3Menciona cada una de ellas por su nombre, y di:

4[Nombre], Dios es el Amor en el que te perdono.

5. El propósito de la primera fase de las sesiones de práctica de hoy es colocarte en una posición desde la que puedes perdonarte a ti mismo. 2Después que hayas aplicado la idea a todas las per­sonas que te hayan venido a la mente, di para tus adentros:

3Dios es el Amor en el que me perdono a mí mismo.
4Dedica luego el resto de la sesión a añadir ideas afines tales como:
5Dios es el Amor con el que me amo a mí mismo.
6Dios es el Amor en el que me alzo bendecido.


6. El modelo a seguir en cada aplicación puede variar considerablemente, pero no se debe perder de vista la idea central. 2Podrías decir, por ejemplo:

3No puedo ser culpable porque soy un Hijo de Dios.
4Ya he sido perdonado.
5El miedo no tiene cabida en una mente que Dios ama.
6No tengo necesidad de atacar porque el amor me ha perdonado.


7La sesión de práctica debe terminar, no obstante, con una repeti­ción de la idea de hoy en su forma original.
7. Las sesiones de práctica más cortas pueden consistir ya sea en una repetición de la idea de hoy en su forma original, o en una afín, según prefieras. 2Asegúrate, no obstante, de aplicar la idea de manera más concreta si surge la necesidad. 3Esto será necesario en cualquier momento del día en el que te percates de cualquier reacción negativa hacia alguien, tanto si esa persona está presente como si no. 4En tal caso, dile silenciosamente:

5Dios es el Amor en el que te perdono.
LECCIÓN 47 - (16 de febrero)
Dios es la fortaleza en la que confío.


1. Si sólo confías en tus propias fuerzas, tienes todas las razones del mundo para sentirte aprensivo, ansioso y atemorizado. 2¿Qué puedes predecir o controlar? 3¿Qué hay en ti con lo que puedas contar? 4¿Qué te podría capacitar para ser consciente de todas las facetas de un problema, y de resolverlos de tal manera que de ello sólo resultase lo bueno? 5¿Qué hay en ti que te permita poder reconocer la solución correcta, y garantizar su consecución?
2. Por ti mismo no puedes hacer ninguna de esas cosas. 2Creer que puedes es poner tu confianza en algo que no es digno de ella, y justificar el miedo, la ansiedad, la depresión, la ira y el pesar. 3¿Quién puede depositar su fe en la debilidad y sentirse seguro? 4Por otra parte, ¿quién puede depositar su fe en la fortaleza y sentirse débil?
3. Dios es tu seguridad en toda circunstancia. 2Su Voz habla por Él en toda situación y en todos los aspectos de cada situación, diciéndote exactamente qué es lo que tienes que hacer para invocar Su fortaleza y Su protección. 3En esto no hay excepciones porque en Dios no hay excepciones. 4Y la Voz que habla por Él piensa como Él.
4. Hoy trataremos de llegar más allá de tu debilidad hasta la Fuente de la verdadera fortaleza. 2Son necesarias hoy cuatro sesiones de práctica de cinco minutos cada una, aunque se te exhorta a que hagas más y a que les dediques más tiempo.3Cierra los ojos y comienza como de costumbre repitiendo la idea de hoy. 4Luego dedica un minuto o dos a buscar situaciones en tu vida que hayas revestido de temor, y desecha cada una de ellas diciéndote a ti mismo:

5Dios es la fortaleza en la que confío.

5. Trata ahora de deslizarte más allá de todas las preocupaciones relacionadas con tu propia sensación de insuficiencia. 2Es obvio que cualquier situación que te causa inquietud está asociada con sentimientos de insuficiencia, pues, de lo contrario, creerías que puedes lidiar con la situación con éxito. 3Confiando en ti mismo no es la manera de adquirir confianza. 4Mas la fortaleza de Dios en ti tiene éxito en todo.
6. Reconocer tu propia debilidad es un paso necesario para la corrección de tus errores, pero no es suficiente para darte la confianza que necesitas, y a la que tienes derecho. 2Debes adquirir asimismo la conciencia de que confiar en tu verdadera fortaleza está plenamente justificado en relación con todo y en toda cir­cunstancia.
7. En la última fase de cada sesión de práctica, trata de llegar muy hondo dentro de tu mente a un lugar de verdadera seguridad. 2Reconocerás que has llegado cuando sientas una profunda sensación de paz, por muy breve que sea. 3Despréndete de todas las trivialidades que bullen y burbujean en la superficie de tu mente, y sumérgete por debajo de ellas hasta llegar al Reino de los Cielos. 4Hay un lugar en ti donde hay perfecta paz. 5Hay un lugar en ti en el que nada es imposible. 6Hay un lugar en ti donde mora la fortaleza de Dios.
8. Repite la idea frecuentemente en el transcurso del día. 2Úsala como respuesta a cualquier cosa que te perturbe. 3Recuerda que tienes derecho a la paz porque estás depositando tu confianza en la fortaleza de Dios.
LECCIÓN 48 - (17 de febrero)
No hay nada que temer.

1. La idea de hoy afirma simplemente un hecho. 2No es un hecho para los que creen en ilusiones, mas las ilusiones no son hechos. 3En realidad no hay nada que temer. 4Esto es algo muy fácil de reconocer. 5Pero a los que quieren que las ilusiones sean verdad les es muy difícil reconocerlo.
2. Las sesiones de práctica de hoy serán muy cortas, muy simples y muy frecuentes. 2Repite sencillamente la idea tan a menudo como puedas. 3Puedes hacerlo con los ojos abiertos en cualquier momento o situación. 4Recomendamos enérgicamente, no obstante, que siempre que puedas cierres los ojos durante aproximadamente un minuto y repitas la idea lentamente para tus adentros varias veces. 5Es especialmente importante también que la uses de inmediato si observas que algo perturba tu paz mental. 3. La presencia del miedo es señal inequívoca de que estás confiando en tu propia fortaleza. 2La conciencia de que no hay nada que temer indica que en algún lugar de tu mente, aunque no necesariamente en un lugar que puedas reconocer, has recordado a Dios y has dejado que Su fortaleza ocupe el lugar de tu debilidad. 3En el instante en que estés dispuesto a hacer eso, cierta­mente no habrá nada que temer.
LECCIÓN 49 - 18 de febrero
La Voz de Dios me habla durante todo el día.

1. Es muy posible escuchar la Voz de Dios durante todo el día sin que ello interrumpa para nada tus actividades normales. 2La parte de tu mente donde reside la verdad está en constante comunica­ción con Dios, tanto si eres consciente de ello como si no. 3Es la otra parte de tu mente la que opera en el mundo y la que obedece sus leyes. 4Ésa es la parte que está constantemente distraída, y que es desorganizada y sumamente insegura.
2. La parte que está escuchando a la Voz de Dios es serena, está en continuo reposo y llena de absoluta seguridad. 2Es la única parte que realmente existe. 3La otra es una loca ilusión, frenética y per­turbada, aunque desprovista de toda realidad.4Trata hoy de no prestarle oídos. 5Trata de identificarte con la parte de tu mente donde la quietud y la paz reinan para siempre. 6Trata de oír la Voz de Dios llamándote amorosamente recordándote que tu Creador no se ha olvidado de Su Hijo.
3. Hoy necesitaremos por lo menos cuatro sesiones de práctica de cinco minutos cada una, e incluso más si es posible. 2De hecho, trataremos de oír la Voz de Dios recordándote a Dios y a tu Ser. 3Abordaremos el más santo y gozoso de todos los pensamientos llenos de confianza, sabiendo que al hacer esto estamos uniendo nuestra voluntad a la Voluntad de Dios. 4Él quiere que oigas Su Voz. 5Te la dio para que la oyeses.
4. Escucha en profundo silencio. 2Permanece muy quedo y abre tu mente. 3Ve más allá de todos los chillidos estridentes e imaginaciones enfermizas que encubren tus verdaderos pensamientos y empañan tu eterno vínculo con Dios: 4Sumérgete profundamente en la paz que te espera más allá de los frenéticos y tumultuosos pensamientos, sonidos e imágenes de este mundo demente. 5No vives aquí. 6Estamos tratando de llegar a tu verdadero hogar. 7Estamos tratando de llegar al lugar donde eres verdaderamente bienvenido. 8Estamos tratando de llegar a Dios.
5. No te olvides de repetir la idea de hoy frecuentemente. 2Hazlo con los ojos abiertos cuando sea necesario, pero ciérralos siempre que sea posible. 3Y asegúrate de sentarte quedamente y de repetir la idea cada vez que puedas, cerrando los ojos al mundo, y com­prendiendo que estás invitando a la Voz de Dios a que te hable.
LECCIÓN 50 - 19 de febrero
El Amor de Dios es mi sustento.

1. He aquí la respuesta a cualquier problema que se te presente, hoy, mañana o a lo largo del tiempo. 2Crees que lo que te sustenta en este mundo es todo menos Dios. 3Has depositado tu fe en los símbolos más triviales y absurdos: en píldoras, dinero, ropa "protectora", influencia, prestigio, caer bien, estar "bien" relacionado y en una lista interminable de cosas huecas y sin fundamento a las que dotas de poderes mágicos.
2. Todas esas cosas son tus sustitutos del Amor de Dios. 2Todas esas cosas se atesoran para asegurar la identificación con el cuerpo. 3Son himnos de alabanza al ego. 4No deposites tu fe en lo que no tiene valor. 5No te sustentará.
3. Sólo el Amor de Dios te protegerá en toda circunstancia. 2Te rescatará de toda tribulación y te elevará por encima de todos los peligros que percibes en este mundo a un ambiente de paz y segu­ridad perfectas. 3Te llevará a un estado mental que no puede verse amenazado ni perturbado por nada, y en el que nada puede inte­rrumpir la eterna calma del Hijo de Dios.
4. No deposites tu fe en ilusiones. 2Te fallarán. 3Deposita toda tu fe en el Amor de Dios en ti: eterno, inmutable y por siempre indefectible. 4Ésta es la respuesta a todo problema que se te presente hoy. 5Por medio del Amor de Dios en ti puedes resolver toda aparente dificultad sin esfuerzo alguno y con absoluta confianza. 6Dite esto a ti mismo con frecuencia hoy. 7Es una declaración de que te has liberado de la creencia en ídolos. 8Es tu reconocimiento de la ver­dad acerca de ti.
5. Durante diez minutos dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, deja que la idea de hoy se adentre muy hondo en tu conciencia. 2Repítela, reflexiona sobre ella, deja que pensamientos afines vengan a ayudarte a reconocer su verdad, y per­mite que la paz se extienda sobre ti como un manto de protección y seguridad. 3 No permitas que ningún pensamiento vano o necio venga a perturbar la santa mente del Hijo de Dios. 4Tal es el Reino de los Cielos. 5Tal es el lugar de descanso donde tu Padre te ubicó eternamente.

sábado, 1 de febrero de 2014

Lecciones 32 a 42 - Un Curso de Milagros‏

Si ya terminaste las primeras 30 frases, enganchate por la que corresponde a la fecha, (fijate más abajo, en este mail). Si no terminaste aún las primeras 30 lecciones, seguí con la lección que te corresponde, hasta terminar las primeras 30 lecciones, una por día. (Igualmente te invito a leer el comentario del final de este mail, siempre es algo que Silvia está trabajando y que te será de interés.) En cada lección, se indica cuántas veces hay que repetirla por día.
Ahora, las lecciones de la semana:


LECCIÓN 32 (1 de febrero)
He inventado el mundo que veo

1. Continuamos hoy desarrollando el tema de causa y efecto. 2No eres víctima del mundo que ves porque tú mismo lo inventaste. 3Puedes renunciar a él con la misma facilidad con la que lo cons­truiste. 4Lo verás o no lo verás, tal como desees. 5Mientras desees verlo, lo verás; cuando ya no lo desees ver, no estará ahí para que lo puedas ver.
2. La idea de hoy, al igual que las anteriores, es aplicable tanto a tu mundo interno como al externo, que en realidad son lo mismo. 2Sin embargo, puesto que los consideras diferentes, las sesiones de práctica de hoy tendrán una vez más dos fases: una dedicada al mundo que ves fuera de ti, y la otra, al que ves en tu mente. 3Trata de introducir en los ejercicios de hoy el pensamiento de que ambos se encuentran en tu propia imaginación.
3. Una vez más, comenzaremos la sesión de práctica de por la mañana y la de por la noche repitiendo la idea de hoy dos o tres veces mientras miras a tu alrededor al mundo que consideras como externo a ti. 2Luego cierra los ojos y mira tu mundo interno. 3Procura tratarlos a ambos con la mayor igualdad posible. 4Repite la idea de hoy sin ningún apresuramiento y tan a menudo como desees mientras observas las imágenes que tu imaginación le pre­senta a tu conciencia.
4. Se recomiendan de tres a cinco minutos para las dos sesiones de práctica más largas, siendo tres el mínimo requerido. 2Si notas que hacer los ejercicios te relaja, los puedes alargar a más de cinco minutos. 3Para facilitar esa relajación, escoge un momento en el que no preveas muchas distracciones, y en el que te sientas razonablemente preparado.
5. Estos ejercicios se deben seguir haciendo asimismo a lo largo del día tan a menudo como sea posible. 2Las aplicaciones más cortas consisten en lentas repeticiones de la idea según exploras tu mundo externo o tu mundo interno. 3No importa cuál de ellos elijas.
6. La idea de hoy también debe aplicarse inmediatamente a cual­quier situación que te pueda perturbar. 2Aplícala diciéndote a ti mismo:
3He inventado esta situación tal como la veo.

LECCIÓN 33 (2 de febrero)
Hay otra manera de ver el mundo.

1. Lo que se intenta con la idea de hoy es que reconozcas que puedes cambiar tu percepción del mundo tanto en su aspecto externo como en el interno. 2Deben dedicarse cinco minutos com­pletos a la sesión de práctica de por la mañana, así como a la de por la noche. 3En estas sesiones debes repetir la idea tan a menudo como te resulte cómodo, aunque es esencial que las aplicaciones no sean apresuradas. 4Alterna tu examen entre tus percepciones externas e internas, de tal forma que el cambio de unas a otras no sea abrupto.
2. Mira simplemente de pasada al mundo que percibes como externo a ti. aLuego cierra los ojos y examina tus pensamientos internos de la misma manera. 2Trata de ser igualmente desape­gado con ambos, y de mantener ese desapego cuando repitas la idea en el transcurso del día.
3. Las sesiones de práctica más cortas se deben hacer tan frecuen­temente como sea posible. 2La idea de hoy debe aplicarse tam­bién de inmediato, de surgir cualquier situación que te tiente a sentirte perturbado. 3En estas aplicaciones, di:
4Hay otra manera de ver esto.
4. Recuerda aplicar la idea de hoy en el momento en que notes cualquier molestia. 2Quizá sea necesario sentarte en silencio un minuto más o menos y repetir la idea para tus adentros varias veces. 3Cerrar los ojos probablemente te ayudará en este tipo de aplicación.

LECCIÓN 34 (3 de febrero)
Podría ver paz en lugar de esto.

1. La idea de hoy comienza a describir las condiciones que preva­lecen en la otra manera de ver. 2La paz mental es claramente una cuestión interna. 3Tiene que empezar con tus propios pensamien­tos, y luego extenderse hacia afuera. 4Es de tu paz mental de donde nace una percepción pacifica del mundo.
2. Para los ejercicios de hoy se requieren tres sesiones de práctica largas. 2Se aconseja que lleves a cabo una por la mañana y otra por la noche, con una tercera adicional a intercalarse entremedias en el momento que parezca más conducente a ello. 3Todas las sesiones deben hacerse con los ojos cerrados. 4Es a tu mundo interno al que deben dirigirse las aplicaciones de la idea de hoy.
3. Para cada una de estas sesiones largas se requieren alrededor de cinco minutos de búsqueda mental. 2Escudriña tu mente en busca de pensamientos de temor, situaciones que provoquen ansiedad, personas o acontecimientos "ofensivos", o cualquier otra cosa sobre la que estés abrigando pensamientos no amorosos. 3A medida que cada uno de estos pensamientos surja en tu mente, obsérvalo relajadamente, repitiendo la idea de hoy muy despacio, y luego haz lo mismo con el siguiente.
4. Si comienza a resultarte difícil pensar en temas específicos, con­tinúa repitiendo la idea para tus adentros sin prisas y sin aplicarla a nada en particular. 2Asegúrate, no obstante, de no excluir nada específicamente.
5. Las aplicaciones cortas deben ser frecuentes, y hacerse siempre que sientas que de alguna forma tu paz mental se está viendo amenazada. 2EI propósito de esto es protegerte de la tentación a lo largo del día. 3Si se presentase alguna forma específica de ten­tación en tu conciencia, el ejercicio deberá hacerse de esta forma:
4Podría ver paz en esta situación en lugar de lo que ahora veo en ella.
6. Si los ataques a tu paz mental se manifiestan en forma de emo­ciones adversas más generalizadas, tales como depresión, ansie­dad o preocupación, usa la idea en su forma original. 2Si ves que necesitas aplicar la idea de hoy más de una vez para que te ayude a cambiar de parecer con respecto a alguna situación determi­nada, trata de dedicar varios minutos a repetirla hasta que sien­tas una sensación de alivio. 3Te ayudará si te dices a ti mismo lo siguiente:
4Puedo sustituir mis sentimientos de depresión, ansie­dad o preocupación [o mis pensamientos acerca de esta situación, persona o acontecimiento] por paz.

LECCIÓN 35 (4 de febrero)
Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo.

1. La idea de hoy no describe la manera como te ves a ti mismo ahora. 2Describe, no obstante, lo que la visión te mostrará. 3A todo aquel que cree estar en este mundo le resulta muy difícil creer esto de sí mismo. 4Sin embargo, la razón por la que cree estar en este mundo es porque no lo cree.
2. Crees que formas parte del lugar donde piensas que estás. 2Eso se debe a que te rodeas del medio ambiente que deseas. 3Y lo deseas para proteger la imagen que has forjado de ti mismo. 4La imagen también forma parte de ese medio ambiente. 5Lo que ves mientras crees estar en él, lo ves a través de los ojos de la imagen. 6Eso no es visión. 7Las imágenes no pueden ver.
3. La idea de hoy presenta una perspectiva de ti muy diferente. 2Al establecer tu Origen establece también tu Identidad, y te des­cribe como realmente debes ser en verdad. 3La manera en que vamos a aplicar la idea de hoy es ligeramente diferente, ya que el énfasis recae hoy en el que percibe en vez de en lo que éste per­cibe.
4. Comienza cada una de las tres sesiones de práctica de hoy de cinco minutos cada una repitiendo la idea para tus adentros, luego cierra los ojos y escudriña tu mente en busca de los diver­sos términos descriptivos que te adjudicas a ti mismo. 2Incluye todos los atributos basados en el ego que te adscribes, sean positi­vos o negativos, deseables o indeseables, halagadores o deni­grantes. 3Todos son igualmente irreales porque en ellos no te ves a ti mismo con los ojos de la santidad.
5. En la primera parte del período de búsqueda mental, proba­blemente pondrás mayor énfasis en lo que consideres son los aspectos más negativos de tu auto-percepción. 2Hacia el final del ejercicio, no obstante, es probable que lo que te venga a la mente sean los términos descriptivos más auto-engrandecedores. 3Trata de reconocer que no importa en qué dirección se inclinen las fan­tasías que albergas acerca de ti mismo. 4En realidad, las fantasías no se inclinan en ninguna dirección. 5Simplemente no son verda­deras.
6. Una lista adecuada para la aplicación de la idea de hoy, la cual no ha sido seleccionada conscientemente, podría ser:
2Me veo a mí mismo como alguien del que otros abusan.
3Me veo a mí mismo como alguien que está deprimido.
4Me veo a mí mismo como un fracaso.
5Me veo a mí mismo como alguien que está en peligro.
6Me veo a mí mismo como un inútil.
7Me veo a mí mismo como un vencedor.
8Me veo a mí mismo como un perdedor.
9Me veo a mí mismo como una persona caritativa.
10Me veo a mí mismo como una persona virtuosa.
7. No debes pensar acerca de estos términos de manera abstracta. 2Se te ocurrirán a medida que te vengan a la mente diversas per­sonalidades, situaciones o acontecimientos en los que tú figuras. 3Escoge cualquier situación en particular que se te ocurra, identi­fica el término o términos descriptivos que consideres pertinen­tes a tus reacciones a esa situación, y úsalos para aplicar la idea de hoy. 4Después que hayas nombrado cada uno de ellos, añade:
5Pero mi mente es parte de la de Dios. 6Soy muy santo.
8. Durante las sesiones de práctica más largas probablemente habrá intervalos en los que no se te ocurra nada en particular. 2No te esfuerces en pensar cosas concretas para ocupar dichos intervalos, sino simplemente relájate y repite la idea de hoy len­tamente hasta que se te ocurra algo. 3Si bien no debes omitir nada de lo que se te ocurra durante los ejercicios, no se debe "sacar" nada a la fuerza. 4No se debe usar ni fuerza ni discriminación.
9. Tan a menudo como sea posible en el transcurso del día, aplica la idea de hoy a cada atributo o atributos que te estés adjudi­cando en ese momento, añadiendo la idea en la forma indicada más arriba. 2Si no se te ocurre nada en particular, repite simple­mente la idea en tu interior con los ojos cerrados.

LECCIÓN 36 (5 de febrero)
Mi santidad envuelve todo lo que veo.

1. La idea de hoy extiende la idea de ayer del que percibe a lo percibido. 2Eres santo porque tu mente es parte de la de Dios. 3Y puesto que eres santo, tu visión no puede sino ser santa también. 4"Impecabilidad" quiere decir libre de pecado. 5No se puede estar libre de pecado sólo un poco. 6O bien eres impecable o bien no lo eres. 7Si tu mente es parte de la de Dios tienes que ser impecable, pues de otra forma parte de Su Mente sería pecaminosa. 8Tu visión está vinculada a Su santidad, no a tu ego, y, por lo tanto, no tiene nada que ver con tu cuerpo.
2. Hoy se requieren cuatro sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una. 2Trata de distribuirlas equitativamente y de hacer las aplicaciones más cortas a menudo para así asegurar tu protección durante todo el día. 3Las sesiones de práctica más lar­gas deben hacerse de la siguiente forma:
3. Cierra primero los ojos y repite la idea de hoy varias veces lentamente. 2Luego ábrelos y mira a tu alrededor con bastante lentitud, aplicando la idea de manera específica a cualquier cosa que notes en tu ligera inspección. 3Di, por ejemplo:
4Mi santidad envuelve esa alfombra.
5Mi santidad envuelve esa pared.
6Mi santidad envuelve estos dedos.
7Mi santidad envuelve esa silla.
8Mi santidad envuelve ese cuerpo.
9Mi santidad envuelve esta pluma.
10Cierra los ojos varias veces durante estas sesiones de práctica y repite la idea para tus adentros. 11Luego ábrelos y continúa como antes.
4. Para las sesiones de práctica más cortas, cierra los ojos y repite la idea; mira a tu alrededor mientras la repites de nuevo y fina­liza con una repetición adicional con los ojos cerrados. 2Todas las aplicaciones, por supuesto, deben llevarse a cabo con bastante lentitud y con el menor esfuerzo y prisa posibles.

LECCIÓN 37 (6 de febrero)
Mi santidad bendice al mundo.

1. Esta idea contiene los primeros destellos de tu verdadera fun­ción en el mundo, o en otras palabras, la razón por la que estás aquí. 2Tu propósito es ver el mundo a través de tu propia santi­dad. 3De este modo, tú y el mundo sois bendecidos juntos. 4Nadie pierde; a nadie se le despoja de nada; todo el mundo se beneficia a través de tu santa visión. 5Tu santa visión significa el fin del sacrificio porque les ofrece a todos su justo merecido. 6Y él tiene derecho a todo, ya que ése es su sagrado derecho como Hijo de Dios.
2. No hay ninguna otra manera de poder eliminar la idea de sacri­ficio del pensamiento del mundo. 2Cualquier otra manera de ver inevitablemente exige el que algo o alguien pague. 3Como resul­tado de ello, el que percibe sale perdiendo. 4Y no tiene ni idea de por qué está perdiendo. 5Su plenitud, sin embargo, le es restau­rada a su conciencia a través de tu visión. 6Tu santidad le bendice al no exigir nada de él. 7Los que se consideran a sí mismos com­pletos no exigen nada.
3. Tu santidad es la salvación del mundo. 2Te permite enseñarle al mundo que es uno contigo, sin predicarle ni decirle nada, sino simplemente mediante tu sereno reconocimiento de que en tu santidad todas las cosas son bendecidas junto contigo.
4. Hoy debes dar comienzo a las cuatro sesiones de práctica más largas -las cuales han de tener una duración de tres a cinco minu­tos cada una- repitiendo la idea de hoy, a lo cual ha de seguir un minuto más o menos en el que debes mirar a tu alrededor a medida que aplicas la idea a cualquier cosa que veas:
2Mi santidad bendice esta silla.
3Mi santidad bendice esa ventana.
4Mi santidad bendice este cuerpo.
5Luego cierra los ojos y aplica la idea a cualquier persona que te venga a la mente, usando su nombre y diciendo:
6Mi santidad te bendice, [nombre].
5. Puedes continuar la sesión de práctica con los ojos cerrados, o bien abrirlos de nuevo y aplicar la idea a tu mundo exterior si así lo deseas; puedes alternar entre aplicar la idea a cualquier cosa que veas a tu alrededor o a aquellas personas que aparezcan en tus pensamientos, o bien puedes usar cualquier combinación que prefieras de estas dos clases de aplicación. 2La sesión de práctica debe concluir con una repetición de la idea con los ojos cerrados, seguida inmediatamente por otra repetición con los ojos abiertos.
6. Los ejercicios más cortos consisten en repetir la idea tan a menudo como puedas. 2Resulta particularmente útil aplicarla en silencio a todas las personas con las que te encuentres, usando su nombre al hacerlo. 3Es esencial que uses la idea si alguien parece causar una reacción adversa en ti. 4Ofrécele la bendición de tu santidad de inmediato, para que así puedas aprender a conser­varla en tu conciencia.

LECCIÓN 38 (7 de febrero)
No hay nada que mi santidad no pueda hacer.

1. Tu santidad invierte todas las leyes del mundo. 2Está más allá de cualquier restricción de tiempo, espacio, distancia, así como de cualquier clase de límite. 3El poder de tu santidad es ilimitado porque te establece a ti como Hijo de Dios, en unión con la Mente de su Creador.
2. Mediante tu santidad el poder de Dios se pone de manifiesto. 2Mediante tu santidad el poder de Dios se vuelve accesible. 3Y no hay nada que el poder de Dios no pueda hacer. 4Tu santidad, por lo tanto, puede eliminar todo dolor, acabar con todo pesar y resol­ver todo problema. 5Puede hacer eso en conexión contigo o con cualquier otra persona. 6Tiene el mismo poder para ayudar a cual­quiera porque su poder para salvar a cualquiera es el mismo.
3. Si tú eres santo, también lo es todo lo que Dios creó. 2Tú eres santo porque todas las cosas que Él creó son santas. 3Y todas las cosas que Él creó son santas porque tú eres santo. 4En los ejercicios de hoy vamos a aplicar el poder de tu santidad a cualquier clase de problema, dificultad o sufrimiento que te venga a la mente tanto si tiene que ver contigo como con otro. 5No haremos distin­ciones porque no hay distinciones.
4. En las cuatro sesiones de práctica más largas, que preferible­mente han de tener una duración de cinco minutos completos cada una, repite la idea de hoy, cierra los ojos, y luego escudriña tu mente en busca de cualquier sensación de pérdida o de cual­quier clase de infelicidad tal como la percibas. 2Trata, en la medida de lo posible, de no hacer distinciones entre las situaciones que son difíciles para ti y las que son difíciles para otro. 3Identifica la situación específicamente, así como el nombre de la persona en cuestión. 4Usa el siguiente modelo al aplicar la idea de hoy:
5En esta situación con respecto a _____ en la que me veo envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer.
6En esta situación con respecto a _____ en la que     se ve envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer.
5. De vez en cuando puedes variar este procedimiento si así lo deseas y añadir algunos de tus propios pensamientos que vengan al caso. 2Podrías, por ejemplo, incluir pensamientos tales como:
3No hay nada que mi santidad no pueda hacer porque el poder de Dios reside en ella.
4Introduce cualquier variación que quieras, pero mantén los ejer­cicios centrados en el tema: "No hay nada que mi santidad no pueda hacer”. 5El propósito de los ejercicios de hoy es comenzar a inculcarte la sensación de que tienes dominio sobre todas las cosas por ser quien eres.
6. En las aplicaciones cortas y más frecuentes, aplica la idea en su forma original, a no ser que surja o te venga a la mente algún problema en particular que tenga que ver contigo o con otra per­sona. 2En ese caso, usa la forma más específica.

LECCIÓN 39 (8 de febrero)
Mi santidad es mi salvación.

1. Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto? 2Al igual que el texto para el que este libro de ejercicios fue escrito, las ideas que se usan en los ejercicios son muy simples, muy claras y están totalmente exentas de ambigüedad. 3No estamos interesa­dos en proezas intelectuales ni en juegos de lógica. 4Estamos inte­resados únicamente en lo que es muy obvio, lo cual has pasado por alto en las nubes de complejidad en las que piensas que pien­sas.
2. Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto? 2Ésta, sin duda, no es una pregunta difícil. 3La vacilación que tal vez sientas al contestarla no se debe a la ambigüedad de la pregunta. 4Pero ¿crees acaso que la culpabilidad es el infierno? 5Si lo creyeses, verías de inmediato cuán directo y simple es el texto, y no necesi­tarías un libro de ejercicios en absoluto. 6Nadie necesita practicar para obtener lo que ya es suyo.
3. Hemos dicho ya que tu santidad es la salvación del mundo. 2¿Y qué hay de tu propia salvación? 3No puedes dar lo que no tienes. 4Un salvador tiene que haberse salvado. 5¿De qué otro modo, si no, podría enseñar lo que es la salvación? 6Los ejercicios de hoy van dirigidos a ti, en reconocimiento de que tu salvación es crucial para la salvación del mundo. 7A medida que apliques los ejerci­cios a tu mundo, el mundo entero se beneficiará.
4. Tu santidad es la respuesta a toda pregunta que jamás se haya hecho, se esté haciendo ahora o se haga en el futuro. 2Tu santidad significa el fin de la culpabilidad y, por ende, el fin del infierno. 3Tu santidad es la salvación del mundo, así como la tuya. 4¿Cómo podrías tú -a quien le pertenece tu santidad- ser excluido de ella? 5Dios no conoce lo profano. 6¿Sería posible que Él no cono­ciese a Su Hijo?
5. Se te exhorta a que dediques cinco minutos completos a cada una de las cuatro sesiones de práctica más largas de hoy, y a que esas sesiones sean más frecuentes y de mayor duración. 2Si quie­res exceder los requisitos mínimos, se recomienda que lleves a cabo más sesiones en vez de sesiones más largas, aunque sugeri­mos ambas cosas.
6. Empieza las sesiones de práctica como de costumbre, repitiendo la idea de hoy para tus adentros. 2Luego, con los ojos cerra­dos, explora tu mente en busca de pensamientos que no sean amorosos en cualquiera de las formas en que puedan presentarse: desasosiego, depresión, ira, miedo, preocupación, ataque, insegu­ridad, etc. 3No importa en qué forma se presenten, no son amoro­sos, y, por lo tanto, son temibles. 4De ellos, pues, es de los que necesitas salvarte.
7. Todas las situaciones, personalidades o acontecimientos espe­cíficos que asocies con pensamientos no amorosos de cualquier clase constituyen sujetos apropiados para los ejercicios de hoy. 2Es imperativo para tu salvación que los veas de otra manera. 3Impartirles tu bendición es lo que te salvará y lo que te dará la visión.
8. Lentamente, sin hacer una selección consciente y sin poner un énfasis indebido en ninguno en particular, escudriña tu mente en busca de todos aquellos pensamientos que se interponen entre tu salvación y tú. 2Aplica la idea de hoy a cada uno de ellos de esta manera:
3Mis pensamientos no amorosos acerca de _____ me mantienen en el infierno.
4Mi santidad es mi salvación.
9. Quizá estas sesiones de práctica te resulten más fáciles si las intercalas con varias sesiones cortas en las que simplemente repi­tes muy despacio la idea de hoy varias veces en silencio. 2Te puede resultar útil asimismo incluir unos cuantos intervalos cor­tos en los que sencillamente te relajas y no pareces estar pensando en nada. 3Mantener la concentración es muy difícil al principio. 4Sin embargo, se irá haciendo cada vez más fácil a medida que tu mente se vuelva más disciplinada y menos propensa a distraerse.
10. Entretanto, debes sentirte en libertad de introducir variedad en las sesiones de práctica en cualquier forma que te atraiga hacerlo. 2Mas no debes cambiar la idea en sí al variar el método de aplica­ción. 3Sea cual sea la forma en que elijas usarla, la idea debe expre­sarse de tal manera que su significado sea el hecho de que tu santidad es tu salvación. 4Finaliza cada sesión de práctica repi­tiendo una vez más la idea en su forma original y añadiendo:
5Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto?
11. En las aplicaciones más cortas, que deben llevarse a cabo unas tres o cuatro veces por hora o incluso más si es posible, puedes hacerte a ti mismo esa pregunta o repetir la idea de hoy, pero preferiblemente ambas cosas. 2Si te asaltan tentaciones, una varia­ción especialmente útil de la idea es:
3Mi santidad es mi salvación de esto.

LECCIÓN 40 (9 de febrero)
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.

1. Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tienes derecho por ser quien eres. 2Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. 3Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas. 4Si te olvidas, trata de nuevo. 5Si hay largas interrupciones, trata de nuevo. 6Siempre que te acuerdes, trata de nuevo.
2. No es preciso que cierres los ojos durante los ejercicios, aunque probablemente te resultará beneficioso hacerlo. 2Mas puede que durante el día te encuentres en situaciones en las que no puedas cerrar los ojos. 3No obstante, no dejes de hacer la sesión por eso. 4Puedes practicar muy bien en cualquier circunstancia, si real­mente deseas hacerlo.
3. Los ejercicios de hoy no requieren ningún esfuerzo ni mucho tiempo. 2Repite la idea de hoy y luego añade varios de los atribu­tos que asocias con ser un Hijo de Dios, aplicándotelos a ti mismo. 3Una sesión de práctica, por ejemplo, podría consistir en lo siguiente:
4Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
5Soy feliz y estoy en paz; soy amoroso y estoy contento.
6Otra podría ser, por ejemplo:
7Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
8Estoy calmado y sereno; me siento seguro y confiado.
9Si sólo dispones de un momento, basta con que simplemente te digas a ti mismo que eres bendito por ser un Hijo de Dios.

LECCIÓN 41 (10 de febrero)
Dios va conmigo dondequiera que yo voy.

1. Con el tiempo, la idea de hoy desvanecerá por completo la sensación de soledad y abandono que experimentan todos los que se consideran separados. 2La depresión es una consecuencia inevitable de la separación, 3como también lo son la ansiedad, las preocupaciones, una profunda sensación de desamparo, la infeli­cidad, el sufrimiento y el intenso miedo a perder.
2. Los que se consideran separados han inventado muchos "reme­dios" para lo que, según ellos, son "los males del mundo": 2Pero la única cosa que no han hecho es cuestionar la realidad del pro­blema. 3Los efectos de éste, no obstante, no se pueden sanar por­que el problema no es real. 4La idea de hoy tiene el poder de acabar con todo este desatino para siempre. 5Pues eso es lo que es, un desatino, por muy serias y trágicas que parezcan ser sus mani­festaciones.
3. En lo profundo de tu interior yace todo lo que es perfecto, presto a irradiar a través de ti sobre el mundo. 2Ello sanará todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará a la mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a la lealtad que les tenía.
4. jamás se te puede privar de tu perfecta santidad porque su Fuente va contigo dondequiera que tú vas. 2jamás puedes sufrir porque la Fuente de toda dicha va contigo dondequiera que tú vas. 3jamás puedes estar solo porque la Fuente de toda vida va contigo dondequiera que tú vas. 4Nada puede destruir tu paz mental porque Dios va contigo dondequiera que tú vas.
5. Comprendemos que no creas nada de esto. 2¿Cómo ibas a creer­lo cuando la verdad se halla oculta en lo profundo de tu interior, bajo una pesada nube de pensamientos dementes, densos y tur­bios que representan, no obstante, todo lo que ves? 3Hoy intenta­remos por primera vez atravesar esa oscura y pesada nube y llegar a la luz que se encuentra más allá.
6. Hoy tendremos una sola sesión de práctica larga. 2Por la mañana, a ser posible tan pronto como te levantes, siéntate en silencio de tres a cinco minutos con los ojos cerrados. 3Al comienzo de la sesión de práctica repite la idea de hoy muy len­tamente. 4No trates de pensar en nada en particular. 5Trata, en cambio, de experimentar la sensación de que estás sumergién­dote en tu interior, más allá de todos los pensamientos vanos del mundo. 6Trata de llegar hasta lo más profundo de tu mente, man­teniéndola despejada de cualquier pensamiento que pudiese dis­traerte.
7. De vez en cuando puedes repetir la idea de hoy si observas que eso te ayuda. 2Pero sobre todo, trata de sumergirte tan pro­fundamente como puedas en tu interior, lejos del mundo y de todos sus pensamientos disparatados. 3Estás tratando de llegar más allá de todo. ello. 4Estás tratando de dejar atrás las aparien­cias y de aproximarte a la realidad.
8. Es perfectamente posible llegar a Dios. 2De hecho, es muy fácil, ya que es la cosa más natural del mundo. 3Podría decirse incluso que es lo único que es natural en el mundo. 4El camino quedará despejado, si realmente crees que ello es posible. 5Este ejercicio puede producir resultados asombrosos incluso la primera vez que se intenta, y tarde o temprano acaba por tener éxito. 6A medida que avancemos ofreceremos más detalles acerca de este tipo de práctica. 7No obstante, nunca fracasa del todo, y es posible tener éxito inmediatamente.
9. Usa la idea frecuentemente a lo largo del día, repitiéndola muy despacio, preferiblemente con los ojos cerrados. 2Piensa en lo que estás diciendo, en el significado de las palabras. 3Concéntrate en la santidad que esas palabras te atribuyen, en la compañía inde­fectible de la que gozas, en la completa protección que te rodea.
10. Puedes ciertamente permitirte el lujo de reírte de los pensa­mientos de miedo, recordando que Dios va contigo dondequiera que tú vas.

LECCIÓN 42 - (11 de febrero)
Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo.

1. La idea de hoy combina dos pensamientos muy poderosos, ambos de gran importancia. 2Plantea también una relación de causa y efecto que explica por qué tus esfuerzos por alcanzar la meta del curso no pueden ser en vano. 3Verás, porque ésa es la Voluntad de Dios. 4Es Su fortaleza, no la tuya, la que te da poder. 5Y es Su regalo, no el tuyo, el que te ofrece visión.
2. Dios es ciertamente tu fortaleza, y lo que Él da, es verdadera­mente dado. 2Esto quiere decir que lo puedes recibir en cualquier momento o lugar, donde quiera que estés y en cualquier circuns­tancia en la que te encuentres. 3Tu paso por el tiempo y por el espacio no es al azar. 4No puedes sino estar en el lugar perfecto, en el momento perfecto. 5Tal es la fortaleza de Dios. 6Tales Sus dones.
3. Hoy llevaremos a cabo dos sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una; una tan pronto como te despiertes, y la otra, lo más cerca posible de la hora de irte a dormir. 2Es mejor, no obs­tante, esperar hasta que puedas sentarte tranquilamente por tu cuenta en un momento en que te sientas listo, que preocuparte de la hora en sí.
4. Da comienzo a estas sesiones de práctica repitiendo la idea de hoy lentamente mientras miras a tu alrededor. 2Luego cierra los ojos y repite la idea otra vez, aún más despacio que antes. 3Des­pués de eso, trata de no pensar en nada, excepto en los pensa­mientos que se te ocurran relacionados con la idea de hoy. 4Puedes pensar, por ejemplo:
5La visión tiene que ser posible. 6Dios da verdaderamente,
o:
7Los regalos que Dios me ha hecho tienen que ser míos porque Él me los dio.
5. Cualquier pensamiento que esté claramente relacionado con la idea de hoy es adecuado. 2De hecho, tal vez te asombre la canti­dad de entendimiento relacionado con el curso que algunos de tus pensamientos reflejan. 3Déjalos que te vengan sin censurarlos, a menos que notes que tu mente está simplemente divagando y que es obvio que has permitido que se infiltren pensamientos irrelevantes. 4Es posible también que llegue un punto en el que parece que no te van a venir más pensamientos a la mente. 5De ocurrir tales interferencias, abre los ojos y repite el pensamiento una vez más mientras miras lentamente a tu alrededor; después ciérralos, repite la idea otra vez, y continúa buscando en tu mente pensamientos afines.
6. Recuerda, no obstante, que en conexión con los ejercicios de hoy no es apropiado que te esfuerces por encontrar pensamientos afines. 2Trata sencillamente de hacerte a un lado y dejar que te vengan a la mente por su cuenta. 3Si esto te resulta difícil, es mejor pasar la sesión de práctica alternando entre repeticiones lentas de la idea con los ojos abiertos y luego con los ojos cerra­dos, que esforzarte por encontrar pensamientos adecuados.
7. No hay límite en el número de sesiones de práctica cortas que podrían resultarte beneficiosas hoy. 2La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de unificar tus pensamientos y de enseñarte que estás estudiando un sistema de pensamiento unifi­cado que no carece de nada que sea necesario, y en el que no se incluye nada contradictorio o irrelevante.
8. Cuanto más a menudo repitas la idea de hoy durante el trans­curso del día, más a menudo estarás recordando que el objetivo del curso es importante para ti y que no lo has olvidado.