sábado, 1 de febrero de 2014

Lecciones 32 a 42 - Un Curso de Milagros‏

Si ya terminaste las primeras 30 frases, enganchate por la que corresponde a la fecha, (fijate más abajo, en este mail). Si no terminaste aún las primeras 30 lecciones, seguí con la lección que te corresponde, hasta terminar las primeras 30 lecciones, una por día. (Igualmente te invito a leer el comentario del final de este mail, siempre es algo que Silvia está trabajando y que te será de interés.) En cada lección, se indica cuántas veces hay que repetirla por día.
Ahora, las lecciones de la semana:


LECCIÓN 32 (1 de febrero)
He inventado el mundo que veo

1. Continuamos hoy desarrollando el tema de causa y efecto. 2No eres víctima del mundo que ves porque tú mismo lo inventaste. 3Puedes renunciar a él con la misma facilidad con la que lo cons­truiste. 4Lo verás o no lo verás, tal como desees. 5Mientras desees verlo, lo verás; cuando ya no lo desees ver, no estará ahí para que lo puedas ver.
2. La idea de hoy, al igual que las anteriores, es aplicable tanto a tu mundo interno como al externo, que en realidad son lo mismo. 2Sin embargo, puesto que los consideras diferentes, las sesiones de práctica de hoy tendrán una vez más dos fases: una dedicada al mundo que ves fuera de ti, y la otra, al que ves en tu mente. 3Trata de introducir en los ejercicios de hoy el pensamiento de que ambos se encuentran en tu propia imaginación.
3. Una vez más, comenzaremos la sesión de práctica de por la mañana y la de por la noche repitiendo la idea de hoy dos o tres veces mientras miras a tu alrededor al mundo que consideras como externo a ti. 2Luego cierra los ojos y mira tu mundo interno. 3Procura tratarlos a ambos con la mayor igualdad posible. 4Repite la idea de hoy sin ningún apresuramiento y tan a menudo como desees mientras observas las imágenes que tu imaginación le pre­senta a tu conciencia.
4. Se recomiendan de tres a cinco minutos para las dos sesiones de práctica más largas, siendo tres el mínimo requerido. 2Si notas que hacer los ejercicios te relaja, los puedes alargar a más de cinco minutos. 3Para facilitar esa relajación, escoge un momento en el que no preveas muchas distracciones, y en el que te sientas razonablemente preparado.
5. Estos ejercicios se deben seguir haciendo asimismo a lo largo del día tan a menudo como sea posible. 2Las aplicaciones más cortas consisten en lentas repeticiones de la idea según exploras tu mundo externo o tu mundo interno. 3No importa cuál de ellos elijas.
6. La idea de hoy también debe aplicarse inmediatamente a cual­quier situación que te pueda perturbar. 2Aplícala diciéndote a ti mismo:
3He inventado esta situación tal como la veo.

LECCIÓN 33 (2 de febrero)
Hay otra manera de ver el mundo.

1. Lo que se intenta con la idea de hoy es que reconozcas que puedes cambiar tu percepción del mundo tanto en su aspecto externo como en el interno. 2Deben dedicarse cinco minutos com­pletos a la sesión de práctica de por la mañana, así como a la de por la noche. 3En estas sesiones debes repetir la idea tan a menudo como te resulte cómodo, aunque es esencial que las aplicaciones no sean apresuradas. 4Alterna tu examen entre tus percepciones externas e internas, de tal forma que el cambio de unas a otras no sea abrupto.
2. Mira simplemente de pasada al mundo que percibes como externo a ti. aLuego cierra los ojos y examina tus pensamientos internos de la misma manera. 2Trata de ser igualmente desape­gado con ambos, y de mantener ese desapego cuando repitas la idea en el transcurso del día.
3. Las sesiones de práctica más cortas se deben hacer tan frecuen­temente como sea posible. 2La idea de hoy debe aplicarse tam­bién de inmediato, de surgir cualquier situación que te tiente a sentirte perturbado. 3En estas aplicaciones, di:
4Hay otra manera de ver esto.
4. Recuerda aplicar la idea de hoy en el momento en que notes cualquier molestia. 2Quizá sea necesario sentarte en silencio un minuto más o menos y repetir la idea para tus adentros varias veces. 3Cerrar los ojos probablemente te ayudará en este tipo de aplicación.

LECCIÓN 34 (3 de febrero)
Podría ver paz en lugar de esto.

1. La idea de hoy comienza a describir las condiciones que preva­lecen en la otra manera de ver. 2La paz mental es claramente una cuestión interna. 3Tiene que empezar con tus propios pensamien­tos, y luego extenderse hacia afuera. 4Es de tu paz mental de donde nace una percepción pacifica del mundo.
2. Para los ejercicios de hoy se requieren tres sesiones de práctica largas. 2Se aconseja que lleves a cabo una por la mañana y otra por la noche, con una tercera adicional a intercalarse entremedias en el momento que parezca más conducente a ello. 3Todas las sesiones deben hacerse con los ojos cerrados. 4Es a tu mundo interno al que deben dirigirse las aplicaciones de la idea de hoy.
3. Para cada una de estas sesiones largas se requieren alrededor de cinco minutos de búsqueda mental. 2Escudriña tu mente en busca de pensamientos de temor, situaciones que provoquen ansiedad, personas o acontecimientos "ofensivos", o cualquier otra cosa sobre la que estés abrigando pensamientos no amorosos. 3A medida que cada uno de estos pensamientos surja en tu mente, obsérvalo relajadamente, repitiendo la idea de hoy muy despacio, y luego haz lo mismo con el siguiente.
4. Si comienza a resultarte difícil pensar en temas específicos, con­tinúa repitiendo la idea para tus adentros sin prisas y sin aplicarla a nada en particular. 2Asegúrate, no obstante, de no excluir nada específicamente.
5. Las aplicaciones cortas deben ser frecuentes, y hacerse siempre que sientas que de alguna forma tu paz mental se está viendo amenazada. 2EI propósito de esto es protegerte de la tentación a lo largo del día. 3Si se presentase alguna forma específica de ten­tación en tu conciencia, el ejercicio deberá hacerse de esta forma:
4Podría ver paz en esta situación en lugar de lo que ahora veo en ella.
6. Si los ataques a tu paz mental se manifiestan en forma de emo­ciones adversas más generalizadas, tales como depresión, ansie­dad o preocupación, usa la idea en su forma original. 2Si ves que necesitas aplicar la idea de hoy más de una vez para que te ayude a cambiar de parecer con respecto a alguna situación determi­nada, trata de dedicar varios minutos a repetirla hasta que sien­tas una sensación de alivio. 3Te ayudará si te dices a ti mismo lo siguiente:
4Puedo sustituir mis sentimientos de depresión, ansie­dad o preocupación [o mis pensamientos acerca de esta situación, persona o acontecimiento] por paz.

LECCIÓN 35 (4 de febrero)
Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo.

1. La idea de hoy no describe la manera como te ves a ti mismo ahora. 2Describe, no obstante, lo que la visión te mostrará. 3A todo aquel que cree estar en este mundo le resulta muy difícil creer esto de sí mismo. 4Sin embargo, la razón por la que cree estar en este mundo es porque no lo cree.
2. Crees que formas parte del lugar donde piensas que estás. 2Eso se debe a que te rodeas del medio ambiente que deseas. 3Y lo deseas para proteger la imagen que has forjado de ti mismo. 4La imagen también forma parte de ese medio ambiente. 5Lo que ves mientras crees estar en él, lo ves a través de los ojos de la imagen. 6Eso no es visión. 7Las imágenes no pueden ver.
3. La idea de hoy presenta una perspectiva de ti muy diferente. 2Al establecer tu Origen establece también tu Identidad, y te des­cribe como realmente debes ser en verdad. 3La manera en que vamos a aplicar la idea de hoy es ligeramente diferente, ya que el énfasis recae hoy en el que percibe en vez de en lo que éste per­cibe.
4. Comienza cada una de las tres sesiones de práctica de hoy de cinco minutos cada una repitiendo la idea para tus adentros, luego cierra los ojos y escudriña tu mente en busca de los diver­sos términos descriptivos que te adjudicas a ti mismo. 2Incluye todos los atributos basados en el ego que te adscribes, sean positi­vos o negativos, deseables o indeseables, halagadores o deni­grantes. 3Todos son igualmente irreales porque en ellos no te ves a ti mismo con los ojos de la santidad.
5. En la primera parte del período de búsqueda mental, proba­blemente pondrás mayor énfasis en lo que consideres son los aspectos más negativos de tu auto-percepción. 2Hacia el final del ejercicio, no obstante, es probable que lo que te venga a la mente sean los términos descriptivos más auto-engrandecedores. 3Trata de reconocer que no importa en qué dirección se inclinen las fan­tasías que albergas acerca de ti mismo. 4En realidad, las fantasías no se inclinan en ninguna dirección. 5Simplemente no son verda­deras.
6. Una lista adecuada para la aplicación de la idea de hoy, la cual no ha sido seleccionada conscientemente, podría ser:
2Me veo a mí mismo como alguien del que otros abusan.
3Me veo a mí mismo como alguien que está deprimido.
4Me veo a mí mismo como un fracaso.
5Me veo a mí mismo como alguien que está en peligro.
6Me veo a mí mismo como un inútil.
7Me veo a mí mismo como un vencedor.
8Me veo a mí mismo como un perdedor.
9Me veo a mí mismo como una persona caritativa.
10Me veo a mí mismo como una persona virtuosa.
7. No debes pensar acerca de estos términos de manera abstracta. 2Se te ocurrirán a medida que te vengan a la mente diversas per­sonalidades, situaciones o acontecimientos en los que tú figuras. 3Escoge cualquier situación en particular que se te ocurra, identi­fica el término o términos descriptivos que consideres pertinen­tes a tus reacciones a esa situación, y úsalos para aplicar la idea de hoy. 4Después que hayas nombrado cada uno de ellos, añade:
5Pero mi mente es parte de la de Dios. 6Soy muy santo.
8. Durante las sesiones de práctica más largas probablemente habrá intervalos en los que no se te ocurra nada en particular. 2No te esfuerces en pensar cosas concretas para ocupar dichos intervalos, sino simplemente relájate y repite la idea de hoy len­tamente hasta que se te ocurra algo. 3Si bien no debes omitir nada de lo que se te ocurra durante los ejercicios, no se debe "sacar" nada a la fuerza. 4No se debe usar ni fuerza ni discriminación.
9. Tan a menudo como sea posible en el transcurso del día, aplica la idea de hoy a cada atributo o atributos que te estés adjudi­cando en ese momento, añadiendo la idea en la forma indicada más arriba. 2Si no se te ocurre nada en particular, repite simple­mente la idea en tu interior con los ojos cerrados.

LECCIÓN 36 (5 de febrero)
Mi santidad envuelve todo lo que veo.

1. La idea de hoy extiende la idea de ayer del que percibe a lo percibido. 2Eres santo porque tu mente es parte de la de Dios. 3Y puesto que eres santo, tu visión no puede sino ser santa también. 4"Impecabilidad" quiere decir libre de pecado. 5No se puede estar libre de pecado sólo un poco. 6O bien eres impecable o bien no lo eres. 7Si tu mente es parte de la de Dios tienes que ser impecable, pues de otra forma parte de Su Mente sería pecaminosa. 8Tu visión está vinculada a Su santidad, no a tu ego, y, por lo tanto, no tiene nada que ver con tu cuerpo.
2. Hoy se requieren cuatro sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una. 2Trata de distribuirlas equitativamente y de hacer las aplicaciones más cortas a menudo para así asegurar tu protección durante todo el día. 3Las sesiones de práctica más lar­gas deben hacerse de la siguiente forma:
3. Cierra primero los ojos y repite la idea de hoy varias veces lentamente. 2Luego ábrelos y mira a tu alrededor con bastante lentitud, aplicando la idea de manera específica a cualquier cosa que notes en tu ligera inspección. 3Di, por ejemplo:
4Mi santidad envuelve esa alfombra.
5Mi santidad envuelve esa pared.
6Mi santidad envuelve estos dedos.
7Mi santidad envuelve esa silla.
8Mi santidad envuelve ese cuerpo.
9Mi santidad envuelve esta pluma.
10Cierra los ojos varias veces durante estas sesiones de práctica y repite la idea para tus adentros. 11Luego ábrelos y continúa como antes.
4. Para las sesiones de práctica más cortas, cierra los ojos y repite la idea; mira a tu alrededor mientras la repites de nuevo y fina­liza con una repetición adicional con los ojos cerrados. 2Todas las aplicaciones, por supuesto, deben llevarse a cabo con bastante lentitud y con el menor esfuerzo y prisa posibles.

LECCIÓN 37 (6 de febrero)
Mi santidad bendice al mundo.

1. Esta idea contiene los primeros destellos de tu verdadera fun­ción en el mundo, o en otras palabras, la razón por la que estás aquí. 2Tu propósito es ver el mundo a través de tu propia santi­dad. 3De este modo, tú y el mundo sois bendecidos juntos. 4Nadie pierde; a nadie se le despoja de nada; todo el mundo se beneficia a través de tu santa visión. 5Tu santa visión significa el fin del sacrificio porque les ofrece a todos su justo merecido. 6Y él tiene derecho a todo, ya que ése es su sagrado derecho como Hijo de Dios.
2. No hay ninguna otra manera de poder eliminar la idea de sacri­ficio del pensamiento del mundo. 2Cualquier otra manera de ver inevitablemente exige el que algo o alguien pague. 3Como resul­tado de ello, el que percibe sale perdiendo. 4Y no tiene ni idea de por qué está perdiendo. 5Su plenitud, sin embargo, le es restau­rada a su conciencia a través de tu visión. 6Tu santidad le bendice al no exigir nada de él. 7Los que se consideran a sí mismos com­pletos no exigen nada.
3. Tu santidad es la salvación del mundo. 2Te permite enseñarle al mundo que es uno contigo, sin predicarle ni decirle nada, sino simplemente mediante tu sereno reconocimiento de que en tu santidad todas las cosas son bendecidas junto contigo.
4. Hoy debes dar comienzo a las cuatro sesiones de práctica más largas -las cuales han de tener una duración de tres a cinco minu­tos cada una- repitiendo la idea de hoy, a lo cual ha de seguir un minuto más o menos en el que debes mirar a tu alrededor a medida que aplicas la idea a cualquier cosa que veas:
2Mi santidad bendice esta silla.
3Mi santidad bendice esa ventana.
4Mi santidad bendice este cuerpo.
5Luego cierra los ojos y aplica la idea a cualquier persona que te venga a la mente, usando su nombre y diciendo:
6Mi santidad te bendice, [nombre].
5. Puedes continuar la sesión de práctica con los ojos cerrados, o bien abrirlos de nuevo y aplicar la idea a tu mundo exterior si así lo deseas; puedes alternar entre aplicar la idea a cualquier cosa que veas a tu alrededor o a aquellas personas que aparezcan en tus pensamientos, o bien puedes usar cualquier combinación que prefieras de estas dos clases de aplicación. 2La sesión de práctica debe concluir con una repetición de la idea con los ojos cerrados, seguida inmediatamente por otra repetición con los ojos abiertos.
6. Los ejercicios más cortos consisten en repetir la idea tan a menudo como puedas. 2Resulta particularmente útil aplicarla en silencio a todas las personas con las que te encuentres, usando su nombre al hacerlo. 3Es esencial que uses la idea si alguien parece causar una reacción adversa en ti. 4Ofrécele la bendición de tu santidad de inmediato, para que así puedas aprender a conser­varla en tu conciencia.

LECCIÓN 38 (7 de febrero)
No hay nada que mi santidad no pueda hacer.

1. Tu santidad invierte todas las leyes del mundo. 2Está más allá de cualquier restricción de tiempo, espacio, distancia, así como de cualquier clase de límite. 3El poder de tu santidad es ilimitado porque te establece a ti como Hijo de Dios, en unión con la Mente de su Creador.
2. Mediante tu santidad el poder de Dios se pone de manifiesto. 2Mediante tu santidad el poder de Dios se vuelve accesible. 3Y no hay nada que el poder de Dios no pueda hacer. 4Tu santidad, por lo tanto, puede eliminar todo dolor, acabar con todo pesar y resol­ver todo problema. 5Puede hacer eso en conexión contigo o con cualquier otra persona. 6Tiene el mismo poder para ayudar a cual­quiera porque su poder para salvar a cualquiera es el mismo.
3. Si tú eres santo, también lo es todo lo que Dios creó. 2Tú eres santo porque todas las cosas que Él creó son santas. 3Y todas las cosas que Él creó son santas porque tú eres santo. 4En los ejercicios de hoy vamos a aplicar el poder de tu santidad a cualquier clase de problema, dificultad o sufrimiento que te venga a la mente tanto si tiene que ver contigo como con otro. 5No haremos distin­ciones porque no hay distinciones.
4. En las cuatro sesiones de práctica más largas, que preferible­mente han de tener una duración de cinco minutos completos cada una, repite la idea de hoy, cierra los ojos, y luego escudriña tu mente en busca de cualquier sensación de pérdida o de cual­quier clase de infelicidad tal como la percibas. 2Trata, en la medida de lo posible, de no hacer distinciones entre las situaciones que son difíciles para ti y las que son difíciles para otro. 3Identifica la situación específicamente, así como el nombre de la persona en cuestión. 4Usa el siguiente modelo al aplicar la idea de hoy:
5En esta situación con respecto a _____ en la que me veo envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer.
6En esta situación con respecto a _____ en la que     se ve envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer.
5. De vez en cuando puedes variar este procedimiento si así lo deseas y añadir algunos de tus propios pensamientos que vengan al caso. 2Podrías, por ejemplo, incluir pensamientos tales como:
3No hay nada que mi santidad no pueda hacer porque el poder de Dios reside en ella.
4Introduce cualquier variación que quieras, pero mantén los ejer­cicios centrados en el tema: "No hay nada que mi santidad no pueda hacer”. 5El propósito de los ejercicios de hoy es comenzar a inculcarte la sensación de que tienes dominio sobre todas las cosas por ser quien eres.
6. En las aplicaciones cortas y más frecuentes, aplica la idea en su forma original, a no ser que surja o te venga a la mente algún problema en particular que tenga que ver contigo o con otra per­sona. 2En ese caso, usa la forma más específica.

LECCIÓN 39 (8 de febrero)
Mi santidad es mi salvación.

1. Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto? 2Al igual que el texto para el que este libro de ejercicios fue escrito, las ideas que se usan en los ejercicios son muy simples, muy claras y están totalmente exentas de ambigüedad. 3No estamos interesa­dos en proezas intelectuales ni en juegos de lógica. 4Estamos inte­resados únicamente en lo que es muy obvio, lo cual has pasado por alto en las nubes de complejidad en las que piensas que pien­sas.
2. Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto? 2Ésta, sin duda, no es una pregunta difícil. 3La vacilación que tal vez sientas al contestarla no se debe a la ambigüedad de la pregunta. 4Pero ¿crees acaso que la culpabilidad es el infierno? 5Si lo creyeses, verías de inmediato cuán directo y simple es el texto, y no necesi­tarías un libro de ejercicios en absoluto. 6Nadie necesita practicar para obtener lo que ya es suyo.
3. Hemos dicho ya que tu santidad es la salvación del mundo. 2¿Y qué hay de tu propia salvación? 3No puedes dar lo que no tienes. 4Un salvador tiene que haberse salvado. 5¿De qué otro modo, si no, podría enseñar lo que es la salvación? 6Los ejercicios de hoy van dirigidos a ti, en reconocimiento de que tu salvación es crucial para la salvación del mundo. 7A medida que apliques los ejerci­cios a tu mundo, el mundo entero se beneficiará.
4. Tu santidad es la respuesta a toda pregunta que jamás se haya hecho, se esté haciendo ahora o se haga en el futuro. 2Tu santidad significa el fin de la culpabilidad y, por ende, el fin del infierno. 3Tu santidad es la salvación del mundo, así como la tuya. 4¿Cómo podrías tú -a quien le pertenece tu santidad- ser excluido de ella? 5Dios no conoce lo profano. 6¿Sería posible que Él no cono­ciese a Su Hijo?
5. Se te exhorta a que dediques cinco minutos completos a cada una de las cuatro sesiones de práctica más largas de hoy, y a que esas sesiones sean más frecuentes y de mayor duración. 2Si quie­res exceder los requisitos mínimos, se recomienda que lleves a cabo más sesiones en vez de sesiones más largas, aunque sugeri­mos ambas cosas.
6. Empieza las sesiones de práctica como de costumbre, repitiendo la idea de hoy para tus adentros. 2Luego, con los ojos cerra­dos, explora tu mente en busca de pensamientos que no sean amorosos en cualquiera de las formas en que puedan presentarse: desasosiego, depresión, ira, miedo, preocupación, ataque, insegu­ridad, etc. 3No importa en qué forma se presenten, no son amoro­sos, y, por lo tanto, son temibles. 4De ellos, pues, es de los que necesitas salvarte.
7. Todas las situaciones, personalidades o acontecimientos espe­cíficos que asocies con pensamientos no amorosos de cualquier clase constituyen sujetos apropiados para los ejercicios de hoy. 2Es imperativo para tu salvación que los veas de otra manera. 3Impartirles tu bendición es lo que te salvará y lo que te dará la visión.
8. Lentamente, sin hacer una selección consciente y sin poner un énfasis indebido en ninguno en particular, escudriña tu mente en busca de todos aquellos pensamientos que se interponen entre tu salvación y tú. 2Aplica la idea de hoy a cada uno de ellos de esta manera:
3Mis pensamientos no amorosos acerca de _____ me mantienen en el infierno.
4Mi santidad es mi salvación.
9. Quizá estas sesiones de práctica te resulten más fáciles si las intercalas con varias sesiones cortas en las que simplemente repi­tes muy despacio la idea de hoy varias veces en silencio. 2Te puede resultar útil asimismo incluir unos cuantos intervalos cor­tos en los que sencillamente te relajas y no pareces estar pensando en nada. 3Mantener la concentración es muy difícil al principio. 4Sin embargo, se irá haciendo cada vez más fácil a medida que tu mente se vuelva más disciplinada y menos propensa a distraerse.
10. Entretanto, debes sentirte en libertad de introducir variedad en las sesiones de práctica en cualquier forma que te atraiga hacerlo. 2Mas no debes cambiar la idea en sí al variar el método de aplica­ción. 3Sea cual sea la forma en que elijas usarla, la idea debe expre­sarse de tal manera que su significado sea el hecho de que tu santidad es tu salvación. 4Finaliza cada sesión de práctica repi­tiendo una vez más la idea en su forma original y añadiendo:
5Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto?
11. En las aplicaciones más cortas, que deben llevarse a cabo unas tres o cuatro veces por hora o incluso más si es posible, puedes hacerte a ti mismo esa pregunta o repetir la idea de hoy, pero preferiblemente ambas cosas. 2Si te asaltan tentaciones, una varia­ción especialmente útil de la idea es:
3Mi santidad es mi salvación de esto.

LECCIÓN 40 (9 de febrero)
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.

1. Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tienes derecho por ser quien eres. 2Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. 3Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas. 4Si te olvidas, trata de nuevo. 5Si hay largas interrupciones, trata de nuevo. 6Siempre que te acuerdes, trata de nuevo.
2. No es preciso que cierres los ojos durante los ejercicios, aunque probablemente te resultará beneficioso hacerlo. 2Mas puede que durante el día te encuentres en situaciones en las que no puedas cerrar los ojos. 3No obstante, no dejes de hacer la sesión por eso. 4Puedes practicar muy bien en cualquier circunstancia, si real­mente deseas hacerlo.
3. Los ejercicios de hoy no requieren ningún esfuerzo ni mucho tiempo. 2Repite la idea de hoy y luego añade varios de los atribu­tos que asocias con ser un Hijo de Dios, aplicándotelos a ti mismo. 3Una sesión de práctica, por ejemplo, podría consistir en lo siguiente:
4Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
5Soy feliz y estoy en paz; soy amoroso y estoy contento.
6Otra podría ser, por ejemplo:
7Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
8Estoy calmado y sereno; me siento seguro y confiado.
9Si sólo dispones de un momento, basta con que simplemente te digas a ti mismo que eres bendito por ser un Hijo de Dios.

LECCIÓN 41 (10 de febrero)
Dios va conmigo dondequiera que yo voy.

1. Con el tiempo, la idea de hoy desvanecerá por completo la sensación de soledad y abandono que experimentan todos los que se consideran separados. 2La depresión es una consecuencia inevitable de la separación, 3como también lo son la ansiedad, las preocupaciones, una profunda sensación de desamparo, la infeli­cidad, el sufrimiento y el intenso miedo a perder.
2. Los que se consideran separados han inventado muchos "reme­dios" para lo que, según ellos, son "los males del mundo": 2Pero la única cosa que no han hecho es cuestionar la realidad del pro­blema. 3Los efectos de éste, no obstante, no se pueden sanar por­que el problema no es real. 4La idea de hoy tiene el poder de acabar con todo este desatino para siempre. 5Pues eso es lo que es, un desatino, por muy serias y trágicas que parezcan ser sus mani­festaciones.
3. En lo profundo de tu interior yace todo lo que es perfecto, presto a irradiar a través de ti sobre el mundo. 2Ello sanará todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará a la mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a la lealtad que les tenía.
4. jamás se te puede privar de tu perfecta santidad porque su Fuente va contigo dondequiera que tú vas. 2jamás puedes sufrir porque la Fuente de toda dicha va contigo dondequiera que tú vas. 3jamás puedes estar solo porque la Fuente de toda vida va contigo dondequiera que tú vas. 4Nada puede destruir tu paz mental porque Dios va contigo dondequiera que tú vas.
5. Comprendemos que no creas nada de esto. 2¿Cómo ibas a creer­lo cuando la verdad se halla oculta en lo profundo de tu interior, bajo una pesada nube de pensamientos dementes, densos y tur­bios que representan, no obstante, todo lo que ves? 3Hoy intenta­remos por primera vez atravesar esa oscura y pesada nube y llegar a la luz que se encuentra más allá.
6. Hoy tendremos una sola sesión de práctica larga. 2Por la mañana, a ser posible tan pronto como te levantes, siéntate en silencio de tres a cinco minutos con los ojos cerrados. 3Al comienzo de la sesión de práctica repite la idea de hoy muy len­tamente. 4No trates de pensar en nada en particular. 5Trata, en cambio, de experimentar la sensación de que estás sumergién­dote en tu interior, más allá de todos los pensamientos vanos del mundo. 6Trata de llegar hasta lo más profundo de tu mente, man­teniéndola despejada de cualquier pensamiento que pudiese dis­traerte.
7. De vez en cuando puedes repetir la idea de hoy si observas que eso te ayuda. 2Pero sobre todo, trata de sumergirte tan pro­fundamente como puedas en tu interior, lejos del mundo y de todos sus pensamientos disparatados. 3Estás tratando de llegar más allá de todo. ello. 4Estás tratando de dejar atrás las aparien­cias y de aproximarte a la realidad.
8. Es perfectamente posible llegar a Dios. 2De hecho, es muy fácil, ya que es la cosa más natural del mundo. 3Podría decirse incluso que es lo único que es natural en el mundo. 4El camino quedará despejado, si realmente crees que ello es posible. 5Este ejercicio puede producir resultados asombrosos incluso la primera vez que se intenta, y tarde o temprano acaba por tener éxito. 6A medida que avancemos ofreceremos más detalles acerca de este tipo de práctica. 7No obstante, nunca fracasa del todo, y es posible tener éxito inmediatamente.
9. Usa la idea frecuentemente a lo largo del día, repitiéndola muy despacio, preferiblemente con los ojos cerrados. 2Piensa en lo que estás diciendo, en el significado de las palabras. 3Concéntrate en la santidad que esas palabras te atribuyen, en la compañía inde­fectible de la que gozas, en la completa protección que te rodea.
10. Puedes ciertamente permitirte el lujo de reírte de los pensa­mientos de miedo, recordando que Dios va contigo dondequiera que tú vas.

LECCIÓN 42 - (11 de febrero)
Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo.

1. La idea de hoy combina dos pensamientos muy poderosos, ambos de gran importancia. 2Plantea también una relación de causa y efecto que explica por qué tus esfuerzos por alcanzar la meta del curso no pueden ser en vano. 3Verás, porque ésa es la Voluntad de Dios. 4Es Su fortaleza, no la tuya, la que te da poder. 5Y es Su regalo, no el tuyo, el que te ofrece visión.
2. Dios es ciertamente tu fortaleza, y lo que Él da, es verdadera­mente dado. 2Esto quiere decir que lo puedes recibir en cualquier momento o lugar, donde quiera que estés y en cualquier circuns­tancia en la que te encuentres. 3Tu paso por el tiempo y por el espacio no es al azar. 4No puedes sino estar en el lugar perfecto, en el momento perfecto. 5Tal es la fortaleza de Dios. 6Tales Sus dones.
3. Hoy llevaremos a cabo dos sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una; una tan pronto como te despiertes, y la otra, lo más cerca posible de la hora de irte a dormir. 2Es mejor, no obs­tante, esperar hasta que puedas sentarte tranquilamente por tu cuenta en un momento en que te sientas listo, que preocuparte de la hora en sí.
4. Da comienzo a estas sesiones de práctica repitiendo la idea de hoy lentamente mientras miras a tu alrededor. 2Luego cierra los ojos y repite la idea otra vez, aún más despacio que antes. 3Des­pués de eso, trata de no pensar en nada, excepto en los pensa­mientos que se te ocurran relacionados con la idea de hoy. 4Puedes pensar, por ejemplo:
5La visión tiene que ser posible. 6Dios da verdaderamente,
o:
7Los regalos que Dios me ha hecho tienen que ser míos porque Él me los dio.
5. Cualquier pensamiento que esté claramente relacionado con la idea de hoy es adecuado. 2De hecho, tal vez te asombre la canti­dad de entendimiento relacionado con el curso que algunos de tus pensamientos reflejan. 3Déjalos que te vengan sin censurarlos, a menos que notes que tu mente está simplemente divagando y que es obvio que has permitido que se infiltren pensamientos irrelevantes. 4Es posible también que llegue un punto en el que parece que no te van a venir más pensamientos a la mente. 5De ocurrir tales interferencias, abre los ojos y repite el pensamiento una vez más mientras miras lentamente a tu alrededor; después ciérralos, repite la idea otra vez, y continúa buscando en tu mente pensamientos afines.
6. Recuerda, no obstante, que en conexión con los ejercicios de hoy no es apropiado que te esfuerces por encontrar pensamientos afines. 2Trata sencillamente de hacerte a un lado y dejar que te vengan a la mente por su cuenta. 3Si esto te resulta difícil, es mejor pasar la sesión de práctica alternando entre repeticiones lentas de la idea con los ojos abiertos y luego con los ojos cerra­dos, que esforzarte por encontrar pensamientos adecuados.
7. No hay límite en el número de sesiones de práctica cortas que podrían resultarte beneficiosas hoy. 2La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de unificar tus pensamientos y de enseñarte que estás estudiando un sistema de pensamiento unifi­cado que no carece de nada que sea necesario, y en el que no se incluye nada contradictorio o irrelevante.
8. Cuanto más a menudo repitas la idea de hoy durante el trans­curso del día, más a menudo estarás recordando que el objetivo del curso es importante para ti y que no lo has olvidado.

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