jueves, 1 de mayo de 2014

Lecciones 121 a 130 de Un Curso de Milagros

LECCIÓN 121 - 1* de mayo

El perdón es la llave de la felicidad.

1. He aquí la respuesta a tu búsqueda de paz. 2He aquí lo que le dará significado a un mundo que no parece tener sentido. 3He aquí la senda que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen acecharte en cada recodo del camino y soca­var todas tus esperanzas de poder hallar alguna vez paz y tran­quilidad. 4Con esta idea todas tus preguntas quedan contestadas; con esta idea queda asegurado de una vez por todas el fin de la incertidumbre.
2. La mente que no perdona vive atemorizada, y no le da margen al amor para ser lo que es ni para que pueda desplegar sus alas en paz y remontarse por encima de la confusión del mundo. 2La mente que no perdona está triste, sin esperanzas de poder hallar alivio o liberarse del dolor. 3Sufre y mora en la aflicción, mero­deando en las tinieblas sin poder ver nada, convencida, no obs­tante, de que el peligro la acecha allí.
3. La mente que no perdona vive atormentada por la duda, con­fundida con respecto a sí misma, así como con respecto a todo lo que ve, atemorizada y airada. aLa mente que no perdona es débil y presumida, tan temerosa de seguir adelante como de quedarse donde está, de despertar como de irse a dormir. aTiene miedo tam­bién de cada sonido que oye, pero todavía más del silencio; la oscuridad la aterra, mas la proximidad de la luz la aterra todavía más. 2¿Qué puede percibir la mente que no perdona sino su pro­pia condenación? 3¿Qué puede contemplar sino la prueba de que todos sus pecados son reales?
4. La mente que no perdona no ve errores, sino pecados. 2Con­templa el mundo con ojos invidentes y da alaridos al ver sus pro­pias proyecciones alzarse para arremeter contra la miserable parodia que es su vida. 3Desea vivir, sin embargo, anhela estar muerta. 4Desea el perdón, sin embargo, ha perdido toda espe­ranza. 5Desea escapar, sin embargo, no puede ni siquiera conce­birlo, pues ve pecado por doquier.
5. La mente que no perdona vive desesperada, sin la menor espe­ranza de que el futuro pueda ofrecerle nada que no sea desespe­ración. 2Ve sus juicios con respecto al mundo, no obstante, como algo irreversible, sin darse cuenta de que se ha condenado a sí misma a esta desesperación. 3No cree que pueda cambiar, pues lo que ve da testimonio de que sus juicios son acertados. 4No pre­gunta, pues cree saber. 5No cuestiona, convencida de que tiene razón.
6. El perdón es algo que se adquiere. 2No es algo inherente a la mente, la cual no puede pecar. 3Del mismo modo en que el pecado es una idea que te enseñaste a ti mismo, así el perdón es algo que tiene que aprender, no de ti mismo, sino del Maestro que repre­senta tu otro Ser. 4A través de Él aprendes a perdonar al ser que crees haber hecho, y dejas que desaparezca. 5Así es como le devuelves tu mente en su totalidad a Aquel que es tu Ser y que jamás puede pecar.
7. Cada mente que no perdona te brinda una oportunidad más de enseñarle a la tuya cómo perdonarse a sí misma. 2Cada una de ellas está esperando a liberarse del infierno a través de ti, y se dirige a ti implorando el Cielo aquí y ahora. 3No tiene esperan­zas, pero tú te conviertes en su esperanza. 4Y al convertirte en su esperanza, te vuelves la tuya propia. 5La mente que no perdona tiene que aprender, mediante tu perdón, que se ha salvado del infierno. 6Y a medida que enseñes salvación, aprenderás lo que es. 7Sin embargo, todo cuanto enseñes y todo cuanto aprendas no procederá de ti, sino del Maestro que se te dio para que te mos­trase el camino.
8. Nuestra práctica de hoy consiste en aprender a perdonar. 2Si estás dispuesto, hoy puedes aprender a aceptar la llave de la feli­cidad y a usarla en beneficio propio. 3Dedicaremos diez minutos por la mañana y otros diez por la noche a aprender cómo otorgar perdón y también cómo recibirlo.
9. La mente que no perdona no cree que dar y recibir sean lo mismo. 2Hoy trataremos, no obstante, de aprender que son uno y lo mismo practicando el perdón con alguien a quien consideras un enemigo, así como con alguien a quien consideras un amigo. 3Y a medida que aprendas a verlos a ambos como uno solo, extenderemos la lección hasta ti y veremos que su escape supone el tuyo.
10. Comienza las sesiones de práctica más largas pensando en alguien que no te cae bien, alguien que parece irritarte y con quien lamentarías haberte encontrado; alguien a quien detestas vehementemente o que simplemente tratas de ignorar. 2La forma en que tu hostilidad se manifiesta es irrelevante. 3Probablemente ya sabes de quién se trata. 4Ese mismo vale.
11. Cierra ahora los ojos y, visualizándolo en tu mente, contém­plalo por un rato. 2Trata de percibir algún atisbo de luz en alguna parte de él, algún pequeño destello que nunca antes habías notado. 3Trata de encontrar alguna chispa de luminosidad bri­llando a través de la desagradable imagen que de él has formado. 4Continúa contemplando esa imagen hasta que veas luz en alguna parte de ella, y trata entonces de que esa luz se expanda hasta envolver a dicha persona y transforme esa imagen en algo bueno y hermoso.
12. Contempla esta nueva percepción por un rato, y luego trae a la mente la imagen de alguien a quien consideras un amigo. 2Trata de transferirle a éste la luz que aprendiste a ver en torno de quien antes fuera tu "enemigo". 3Percíbelo ahora como algo más que un amigo, pues en esa luz su santidad te muestra a tu salvador, sal­vado y salvando, sano e íntegro.
13. Permite entonces que él te ofrezca la luz que ves en él, y deja que tu "enemigo" y tu amigo se unan para bendecirte con lo que tú les diste. 2Ahora eres uno con ellos, tal como ellos son uno contigo. 3Ahora te has perdonado a ti mismo. 4No te olvides a lo largo del día del papel que juega la salvación en brindar felicidad a todas las mentes que no perdonan, incluyendo la tuya. 5Cada vez que el reloj dé la hora, di para tus adentros:

6El perdón es la llave de la felicidad. 
7Despertaré del sueño de que soy mortal, falible y lleno de pecado, y sabré que soy el perfecto Hijo de Dios.

LECCIÓN 122 - 2 de mayo

El perdón me ofrece todo lo que deseo.

¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese ofrecerte? 2¿Deseas paz? 3El perdón te la ofrece. 4¿Deseas ser feliz, tener una mente serena, certeza de propósito y una sensación de belleza y de ser valioso que transciende el mundo? 5¿Deseas cuidados y seguridad, y disponer siempre del calor de una protección segura? 6¿Deseas una quietud que no pueda ser perturbada, una mansedumbre eternamente invulnerable, una profunda y perma­nente sensación de bienestar, así como un descanso tan perfecto que nada jamás pueda interrumpirlo?
2. El perdón te ofrece todo eso y más. 2El perdón pone un deste­llo de luz en tus ojos al despertar, y te infunde júbilo con el que hacer frente al día. 3Acaricia tu frente mientras duermes, y reposa sobre tus párpados para que no tengas sueños de miedo o de maldad, de malicia o de ataque. 4Y cuando despiertas de nuevo, te ofrece otro día de felicidad y de paz. 5El perdón te ofrece todo esto y más.
3. El perdón permite que se descorra el velo que oculta la faz de Cristo de aquellos que contemplan el mundo sin piedad. 2Te per­mite reconocer al Hijo de Dios, y borra de tu memoria todo pensa­miento muerto, de manera que el recuerdo de tu Padre pueda alzarse en el umbral de tu mente. 3¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese darte? 4¿Qué otros regalos aparte de éstos merecen procurarse? 5¿Qué imaginado valor, efecto trivial o pro­mesa pasajera que nunca se ha de cumplir puede ofrecerte más esperanza que la que te brinda el perdón?
4. ¿Por qué habrías de buscar una respuesta distinta de la que lo contesta todo? 2He aquí la respuesta perfecta, la que se da a toda pregunta imperfecta, a las súplicas sin sentido, a tu reticencia a escuchar, a tu poco esmero y a la confianza parcial que tienes. 3¡He aquí la respuesta! 4Deja de buscar. 5No hallarás ninguna otra en su lugar.
5. El plan de Dios para tu salvación no puede cambiar ni fracasar. 2Siéntete agradecido de que siga siendo exactamente como Él lo planeó. 3Su plan se alza inmutable ante ti como una puerta abierta, llamándote desde adentro en cálida bienvenida, exhortán­dote a que entres y a que te sientas como en tu casa, donde te corresponde estar.
6. ¡He aquí la respuesta! 2¿Preferirías quedarte afuera cuando el Cielo en su totalidad te espera adentro? 3Perdona y serás perdo­nado. 4Tal como des, así recibirás. 5No hay más plan que éste para la salvación del Hijo de Dios. 6Regocijémonos hoy de que así sea, pues la respuesta que aquí se nos da es clara y explícita, y su sencillez hace que sea inmune al engaño. 7Todas las complejida­des que el mundo ha tejido de frágiles telarañas desaparecen ante el poder y majestuosidad de esta simplísima afirmación de la verdad.
7. ¡He aquí la respuesta! 2No le des la espalda para irte a vagar sin rumbo otra vez. 3Acepta ahora la salvación. 4Es el regalo que te hace Dios, no el mundo. 5El mundo no puede dar ningún regalo de valor a la mente que ha aceptado como suyo lo que Dios le ha dado. 6Dios dispone que hoy se reciba la salvación y que los enre­dos de tus sueños no sigan ocultándote su insustancialidad.
8. Abre hoy los ojos y contempla un mundo feliz, donde reinan la paz y la seguridad. 2El perdón es el medio por el que este mundo feliz viene a ocupar el lugar del infierno. 3Dicho mundo se alza en la quietud para salir al encuentro de tus ojos abiertos y llenar tu corazón de una profunda tranquilidad, según afloran en tu con­ciencia verdades ancestrales en eterno renacimiento. 4Lo que entonces recordarás jamás podrá describirse. 5Sin embargo, tu perdón te lo ofrece.
9. Teniendo presente los regalos que el perdón concede, empren­deremos nuestra práctica de hoy con la esperanza y la fe de que éste será el día en que alcanzaremos la salvación. 2Hoy la busca­remos gustosamente y con ahínco, sabiendo que tenemos la llave en nuestras manos; y aceptaremos la respuesta que el Cielo ha dado al infierno que nosotros mismos nos hemos labrado, pero en el que ya no queremos permanecer por más tiempo. 
10. Dedicaremos gustosamente un cuarto de hora por la mañana y por la noche a la búsqueda que garantiza que al infierno le lle­gará su fin. 2Comienza lleno de esperanza, pues hemos llegado al punto donde el camino se vuelve mucho más fácil. 3Y ahora el trecho que todavía nos queda por recorrer es corto. 4Estamos en verdad muy cerca del momento que se ha señalado como el final de sueño.
11.   Sumérgete en una sensación de felicidad al comienzo de estas sesiones de práctica, pues en ellas hallarás la segura recompensa de preguntas que ya han sido contestadas, así como lo que tu aceptación de esas respuestas te brinda. 2Hoy se te concederá experimentar la paz que ofrece el perdón y la dicha que te propor­ciona el descorrimiento del velo.
12. Ante la luz que hoy has de recibir, el mundo se desvanecerá hasta desaparecer por completo, y verás surgir otro mundo para describir al cual no tienes palabras. 2Ahora nos encaminamos directamente hacia la luz, y recibimos los regalos que han sido salvaguardados para nosotros desde los orígenes del tiempo, los cuales han estado aguardando el día de hoy.
13. El perdón te ofrece todo lo que quieres. 2Hoy se te conceden todas las cosas que deseas. 3No pierdas de vista tus regalos a lo largo del día, cuando regreses nuevamente a enfrentarte a un mundo de constantes cambios y sombrías apariencias. 4Mantén tus regalos claramente en tu conciencia, según ves lo inmutable en medio del cambio y la luz de la verdad tras toda apariencia.
14. No caigas en la tentación de dejar que tus regalos queden sepultados en el olvido, por el contrario, manténlos firmes en tu mente tratando de pensar en ellos por lo menos un minuto cada cuarto de hora. 2Recuerda cuán preciados son con el siguiente recordatorio, el cual tiene el poder de mantenerlos en tu concien­cia a lo largo del día:

3El perdón me ofrece todo lo que quiero. 
4Hoy he aceptado que esto es verdad. 
5Hoy he recibido los regalos de Dios.

LECCIÓN 123 - 3 de mayo

Gracias Padre por los regalos que me has concedido.

1. Sintámonos agradecidos hoy. 2Hemos llegado a sendas más lle­vaderas y a caminos más despejados. 3Ya no nos asalta el pensa­miento de volver atrás, ni resistimos implacablemente a la verdad. 4Aún hay cierta vacilación, algunas objeciones menores y cierta indecisión, pero puedes sentirte agradecido por tus logros, los cuales son mucho más grandes de lo que te imaginas.
2. Dedicar ahora un día a sentirte agradecido te aportará el benefi­cio adicional de poder tener un atisbo de lo grande que ha sido tu progreso y de los regalos que has recibido. 2Alégrate hoy, con amoroso agradecimiento, de que tu Padre no te haya abandonado a tu suerte, ni de que te haya dejado solo vagando en las tinieblas. 3Agradece que te haya salvado del ser que creíste haber hecho para que ocupara Su lugar y el de Su creación. 4Dale gracias hoy. 
3. Da gracias de que Él no te haya abandonado, y de que Su Amor ha de refulgir por siempre sobre ti, eternamente inmutable. 2Da gracias asimismo por tu inmutabilidad, pues el Hijo que Él ama es tan inmutable como Él Mismo. 3Agradece que se te haya salvado. 4Alégrate de tener una función que desempeñar en la salvación. 5Siéntete agradecido de que tu valía exceda con mucho los míse­ros regalos que le diste a quien Dios creó como Su Hijo y de que excede también los mezquinos juicios que emitiste en contra suya. 
4. Elevaremos hoy nuestros corazones llenos de agradecimiento por encima de la desesperanza, y alzaremos nuestros ojos agra­decidos, que ya no mirarán al suelo. 2Hoy entonaremos el himno de gratitud, en honor al Ser que Dios ha dispuesto que sea nues­tra verdadera Identidad en Él. 3Hoy le sonreiremos a todo aquel que veamos y marcharemos con paso ligero según seguimos ade­lante a llevar a cabo nuestro cometido.
5. No caminamos solos. 2Y damos gracias de que a nuestra sole­dad haya venido un Amigo a traernos la Palabra salvadora de Dios. 3Gracias a ti por escucharlo. 4Su Palabra es muda si no se la oye. 5Al darle las gracias a Él se te dan a ti también. 6Un mensaje que no se haya oído no puede salvar al mundo, por muy poderosa que sea la Voz que lo comunique o por muy amoroso que sea el mensaje.
6. Gracias a ti que has oído, pues así te vuelves el mensajero que lleva la Voz de Él consigo y que la deja resonar por todo el mundo. 2Acepta hoy las gracias que Dios te da, al darle tú las gracias a Él. 3Pues Él quiere ofrecerte las gracias que tú le das, puesto que acepta tus regalos lleno de amorosa gratitud y te los devuelve multiplicados miles y cientos de miles de veces más. 4Él bendecirá tus regalos compartiéndolos contigo. 5Y así, el poder y fortaleza de éstos crecerán hasta llenar el mundo de gozo y gratitud.
7. Acepta las gracias que Él te da y dale las tuyas durante quince minutos en dos ocasiones hoy. 2Y comprenderás a Quién le das las gracias, y a Quién le da Él las gracias según tú se las das a Él. 3Esta santa media hora que le dediques te será devuelta a razón de años por cada segundo; y debido a las gracias que le das, tendrá el poder de brindarle la salvación al mundo miles y miles de años más pronto.
8. Acepta las gracias que Él te da, y comprenderás con cuánto amor te conserva en Su Mente, cuán profundo e infinito es el cuidado que te prodiga y cuán perfecta es Su gratitud hacia ti. 2Acuérdate de pensar en Él cada hora y de darle las gracias por todo lo que Él le ha dado a Su Hijo para que éste pueda elevarse por encima del mundo, y recordar a su Padre y a su Ser.

LECCIÓN 124 - 4 de mayo

Que no me olvide de que soy uno con Dios.

1. Hoy volvemos a dar gracias de que nuestra Identidad se encuentre en Dios. 2Nuestro hogar está a salvo; nuestra protec­ción garantizada en todo lo que hacemos, y tenemos a nuestra disposición el poder y la fuerza para llevar a cabo todo cuanto emprendamos. 3No podemos fracasar en nada. 4Todo lo que tocamos adquiere un brillante resplandor que bendice y que sana. 5En unión con Dios y con el universo seguimos adelante llenos de regocijo, teniendo presente el pensamiento de que Dios Mismo va con nosotros a todas partes.
2. ¡Cuán santas son nuestras mentes!. 2Todo cuanto vemos refleja la santidad de la mente que es una con Dios y consigo misma. 3¡Cuán fácilmente desaparecen los errores y la muerte da paso a la vida eterna! 4Nuestras luminosas huellas señalan el camino a la verdad, pues Dios es nuestro Compañero en nuestro breve recorrido por el mundo. 5Y aquellos que vienen para seguirnos reconocerán el camino porque la luz que nos acompaña se rezaga; si bien, no se separa de nosotros según seguimos ade­lante.
3. Lo que recibimos es el eterno regalo que hemos de dar a aque­llos que han de venir después, así como a los que vinieron antes o a los que estuvieron con nosotros por algún tiempo. 2Y Dios, que nos ama a todos con el amor equitativo con el que fuimos crea­dos, nos sonríe y nos ofrece la felicidad que dimos.
4. Hoy no pondremos en duda Su Amor por nosotros, ni cuestio­naremos Su protección ni Su cuidado 2Ninguna absurda ansie­dad podrá venir a interponerse entre nuestra fe y nuestra conciencia de Su Presencia. 3Hoy somos uno con Él en reconoci­miento y en recuerdo. 4Lo sentimos en nuestros corazones. 5Sus Pensamientos se encuentran en nuestras mentes y nuestros ojos ven Su hermosura en todo cuanto contemplamos. 6Hoy vemos únicamente lo amoroso y lo que es digno de amor.
5. Lo vemos en lo que aparenta ser doloroso, y el dolor da paso a la paz. 2Lo vemos en los que están desesperados; en los tristes y en los compungidos, en los que creen estar solos y amedrentados y a todos se les devuelve la tranquilidad y la paz interior en la que fueron creados. 3Y lo vemos igualmente en los moribundos y en los muertos, restituyéndolos así a la vida. 4Y podemos ver todo esto porque primero lo vimos en nosotros mismos.
6. A aquellos que saben que son uno con Dios jamás se les puede negar ningún milagro. 2Ni uno solo de sus pensamientos carece del poder de sanar toda forma de sufrimiento en cualquier per­sona, sea ésta de tiempos pasados o aún por venir, y de hacerlo tan fácilmente como en las que ahora caminan a su lado. 3Sus pensamientos son intemporales, y no tienen nada que ver con el tiempo ni con la distancia.
7. Nos unimos a esta conciencia al decir que somos uno con Dios. 2Pues con estas palabras afirmamos también que estamos sanos y salvos, y que podemos salvar y sanar. 3Ahora queremos dar lo que hemos recibido. 4Pues queremos conservar los regalos que nuestro Padre nos dio. 5Hoy deseamos tener la experiencia de que somos uno con Él, de modo que el mundo pueda compartir con nosotros nuestro reconocimiento de la realidad. 6Al nosotros tener esta experiencia el mundo se libera. 7Y al negar que estamos separados de nuestro Padre, el mundo sana junto con nosotros. 
8. ¡Que la paz sea contigo hoy! 2Asegura tu paz practicando la conciencia de que eres uno con tu Creador, tal como Él es uno contigo. 3En algún punto hoy, cuando te parezca más conve­niente, dedica media hora al pensamiento de que eres uno con Dios. 4Ésta es la primera vez que intentamos llevar a cabo una sesión prolongada para la cual no se establecen reglas ni se sugie­ren palabras especiales con las que dirigir la meditación. 5Hoy confiaremos en que la Voz de Dios nos hablará cuando lo crea oportuno, seguros de que no habrá de fallar. 6Mora en Él durante esa media hora. 7Él se encargará del resto.
9. ¡El beneficio que ello te ha de aportar no será menor porque creas que no está pasando nada. 2Quizá no estés listo hoy para aceptar estas ganancias. 3Pero en algún punto y en algún lugar, llegarán a tu conciencia, y no podrás sino reconocerlas cuando afloren con certeza en tu mente. 4Esta media hora estará enmar­cada en oro, y cada minuto será como un diamante incrustado alrededor del espejo que este ejercicio te ofrece. 5Y verás en él la faz de Cristo, reflejando la tuya.
10. Tal vez hoy, tal vez mañana, veas tu propia transfiguración en el espejo que esta santa media hora te presenta para que te mires en él. 2Cuando estés listo, la encontrarás allí, en tu mente, en espera de ser hallada. 3Recordarás entonces el pensamiento al que dedicaste esta media hora, y lleno de agradecimiento te darás cuenta de que jamás habrías podido invertir mejor el tiempo.
11. Tal vez hoy, tal vez mañana, mires en ese espejo y comprendas que la inmaculada luz que ves emana de ti; que la hermosura que en él contemplas es la tuya propia. 2Considera esta media hora como el regalo que le haces a Dios, con la certeza de que lo que Él te dará a cambio será una sensación de amor que sobrepasa tu entendimiento; una dicha tan profunda que excede tu compren­sión y una visión tan santa que los ojos del cuerpo no la pueden ver. 3Sin embargo, puedes estar seguro de que algún día, tal vez hoy, tal vez mañana, entenderás, comprenderás y verás.
12. Añade más gemas al marco dorado que rodea al espejo que hoy se te ofrece repitiendo cada hora para tus adentros:

2Que no me olvide de que soy uno con Dios, en unión con todos mis hermanos y con mi Ser, en eterna paz y santidad.

LECCIÓN 125 - 5 de mayo

En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios.

1. Deja que hoy sea un día de quietud y de sosegada escucha. 2La Voluntad de tu Padre es que hoy oigas Su Palabra. 3Por eso te llama desde lo más recóndito de tu mente donde Él mora. 4Óyele hoy. 5No podrá haber paz hasta que Su Palabra sea oída por todos los rincones del mundo, y tu mente, escuchando en quietud, acepte el mensaje que el mundo tiene que oír para que pueda dar comienzo la serena hora de la paz.
2. Este mundo cambiará gracias a ti. 2Ningún otro medio puede salvarlo, pues el plan de Dios es simplemente éste: el Hijo de Dios es libre de salvarse a sí mismo, y se le ha dado la Palabra de Dios para que sea su Guía, y Ésta se encuentra para siempre a su lado y en su mente, a fin de conducirlo con certeza a casa de Su Padre por su propia voluntad, la cual es eternamente tan libre como la de Dios. 3No se le conduce a la fuerza, sino con amor. 4No es juzgado, sino santificado.
3. Hoy oiremos la Voz de Dios en la quietud, sin la intromisión de nuestros insignificantes pensamientos ni la de nuestros deseos personales, y sin juzgar en modo alguno Su santa Palabra. 2Tam­poco nos juzgaremos a nosotros mismos hoy, pues lo que somos no puede ser juzgado. 3Nos hallamos mucho más allá de todos los juicios que el mundo ha formado contra el Hijo de Dios. 4El mundo no lo conoce. 5Hoy no prestaremos oídos al mundo, sino que aguardaremos silenciosamente la Palabra de Dios.
4. Santo Hijo de Dios, oye a tu Padre. 2Su Voz quiere darte Su santa Palabra para que disemines por todo el mundo las buenas nuevas de la salvación y de la santa hora de la paz. 3Nos congre­gamos hoy en el trono de Dios, en el sereno lugar de tu mente donde Él mora para siempre en la santidad que creó y que nunca ha de abandonar.
5. Él no ha esperado a que tú le devuelvas tu mente para darte Su Palabra. 2Él no se ocultó de ti cuando tú te alejaste por un breve período. 3Para Él, las ilusiones que abrigas de ti mismo no tienen ningún valor. 4Él conoce a Su Hijo, y dispone que siga siendo parte de Él a pesar de sus sueños y a pesar de la locura que le hace pensar que su voluntad no es su voluntad.
6. Él te habla hoy. 2Su Voz espera tu silencio, pues Su Palabra no puede ser oída hasta que tu mente no se haya aquietado por un rato y tus vanos deseos hayan sido acallados. 3Aguarda Su Pala­bra en silencio. 4Hay una paz en ti a la que puedes recurrir hoy a fin de que te ayude a preparar a tu santísima mente para oír la Voz que habla por su Creador.
7. En tres ocasiones hoy, y en aquellos momentos que sean más conducentes a estar en silencio, deja de  escuchar al mundo durante diez minutos y elige en su lugar escuchar plácidamente la Palabra de Dios. 2Él te habla desde un lugar que se encuentra más cerca de ti que tu propio corazón. 3Su Voz está más cerca de ti que tu propia mano. 4Su Amor es todo lo que eres y todo lo que Él es; Su Amor es lo mismo que tú eres y tú eres lo mismo qué El es.
8. Es tu voz la que escuchas cuando Él te habla. 2Es tu Palabra la que Él pronuncia. 3Es la Palabra de la libertad y de la paz, de la unión de voluntades y propósitos; sin separación o división en la única Mente del Padre y del Hijo. 4Escucha hoy a tu Ser en silen­cio, y deja que te diga que Dios nunca ha abandonado a Su Hijo y que tú nunca has abandonado a tu Ser.
9. Sólo necesitas estar muy quieto. 2No necesitas ninguna otra regla que ésta para dejar que la práctica de hoy te eleve muy por encima del pensamiento del mundo y libere tu visión de lo que ven los ojos del cuerpo. 3Sólo necesitas estar quieto y escuchar. 4Oirás la Palabra en la que la Voluntad de Dios el Hijo se une a la Voluntad de  su Padre en total armonía con ella y sin ninguna ilusión que se interponga entre lo que es absolutamente indivisi­ble y verdadero. 5A medida que transcurra cada hora hoy, detente por un momento y recuérdate a ti mismo que tienes un propósito especial en este día: recibir en la quietud la Palabra de Dios.

 
LECCIÓN 126 - 6 de mayo
Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.

1. La idea de hoy, que es completamente ajena al ego y a la manera de pensar del mundo, es de suma importancia para la inversión de pensamiento al que este curso dará lugar.2Si creyeses lo que la idea de hoy afirma, no te resultaría difícil perdonar com­pletamente, tendrías certeza con respecto a tu objetivo y no ten­drías ninguna duda acerca de tu rumbo. 3Entenderías los medios a través de los cuales se alcanza la salvación, y no vacilarías en emplearlos ahora mismo.
2. Examinemos lo que crees en lugar de esta idea. 2Te parece que los demás están separados de ti, que son capaces de adoptar com­portamientos que no tienen repercusión alguna sobre tus pensa­mientos; y que los que tú adoptas no tienen repercusión alguna sobre los de ellos. 3Tus actitudes, por lo tanto, no tienen ningún efecto sobre ellos, y sus súplicas de ayuda no guardan relación alguna con las tuyas. 4Crees además que ellos pueden pecar sin que ello afecte la percepción que tienes de ti mismo, mientras que tú puedes juzgar sus pecados y mantenerte a salvo de cualquier condenación y en paz.
3. Cuando "perdonas" un pecado, no ganas nada con ello directa­mente. 2Es una ofrenda de caridad a alguien que no se la merece, a fin de demostrar simplemente que tú eres mejor y que te encuen­tras en un plano superior a él. 3Él no se ha ganado la limosna de tu tolerancia -que tú le concedes sabiendo que no es digno de tal dádiva- ya que sus pecados lo han situado muy por debajo de una verdadera igualdad contigo. 4No tiene derecho a tu perdón, el cual supone un regalo para él, pero no para ti.
4. De este modo, el perdón es básicamente algo falso: un capricho caritativo, benévolo tal vez, pero inmerecido; una dádiva que a veces se concede y a veces se niega. 2Puesto que es inmerecido, es justo no otorgarlo, pero no es justo que tú tengas que sufrir por haberte negado a concederlo. 3El pecado que perdonas no es tu pecado. 4Alguien que se encuentra separado de ti lo cometió. 5Y si tú entonces eres magnánimo con él y le concedes lo que no se merece, la dádiva es algo tan ajeno a ti como lo fue su pecado.
5. Si esto fuese verdad, el perdón no tendría ningún fundamento sobre el que basarse con certeza y seguridad. 2Sería una excentri­cidad, según la cual algunas veces decides conceder indulgente­mente un indulto inmerecido. 3Conservarías, no obstante, el derecho a no eximir al pecador de la justa retribución por su pecado. 4¿Crees que el Señor de los Cielos iba a permitir que la salvación del mundo dependiera de esto? 5¿No sería acaso Su interés por ti ciertamente ínfimo, si permitiese que tu salvación dependiese de un capricho?
6. No entiendes lo que es el perdón. 2Tal como lo ves, no es sino un freno al ataque abierto que no requiere corrección alguna en tu mente. 3Tal como lo percibes, no te puede brindar paz. 4No constituye un medio por el que liberarte de aquello que ves en otro, pero no en ti mismo. 5No tiene poder alguno para restaurar en tu conciencia tu unidad con él.6Eso no es lo que Dios dispuso para ti.
7. Al no haberle concedido al Padre el regalo que Él te pide, no puedes reconocer Sus regalos; y crees que Él no te los ha dado. 2Sin embargo, ¿te pediría Él un regalo que no fuese para ti? 3¿Podría acaso quedar satisfecho con gestos vacíos y considerar que tales míseros regalos son dignos de Su Hijo? 4La salvación es un regalo mucho mejor que eso. 5Y el verdadero perdón, que es el medio por el que se alcanza la salvación, no puede sino sanar a la mente que da, pues dar es recibir. 6Lo que no se ha recibido, no se ha dado, pero lo que se ha dado tiene que haberse recibido.
8. Hoy trataremos de entender la verdad según la cual el que da y el que recibe son uno. 2Vas a necesitar ayuda para poder entender esto, ya que es una idea completamente ajena a los pensamientos a los que estás acostumbrado. 3Mas la Ayuda que necesitas ya está aquí. 4Deposita tu fe en Él hoy, y pídele que esté contigo a la hora de practicar con la verdad. 5Y si sólo logras captar un pequeño atisbo de la liberación que reside en la idea que practicamos hoy, éste será ciertamente un día glorioso para el mundo.
9. Dedica hoy quince minutos en dos ocasiones a tratar de enten­der la idea de hoy. 2Esta idea es el pensamiento mediante el cual el perdón pasa a ocupar el lugar que le corresponde entre tus prioridades. 3Es el pensamiento que liberará a tu mente de cual­quier obstáculo que te impida comprender el significado del per­dón y lo valioso que es para ti.
10. Mientras permaneces en silencio, cierra los ojos al mundo que no comprende lo que es el perdón, y busca amparo en el sereno lugar en el que los pensamientos quedan transformados y donde las falsas creencias se abandonan. 2Repite la idea de hoy, y pide poder entender lo que realmente significa. 3Estáte dispuesto a dejarte enseñar. 4Alégrate de oír lo que te dice la Voz de la verdad y de la curación, y entenderás las palabras que Él te diga y recono­cerás que son tus propias palabras.
11. Tan a menudo como puedas hoy, recuérdate a ti mismo que tienes un objetivo, una meta que hace que éste sea un día de especial importancia para ti y para todos tus hermanos. 2No per­mitas que tu mente se olvide de este objetivo por mucho tiempo, sino que di para tus adentros:
3Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.
4La Ayuda que necesito para comprender que esto es verdad, está conmigo ahora.
5Y confiaré en Él plenamente.
6Permanece luego en silencio por un momento y deja que tu mente sea receptiva a Su corrección y a Su Amor. 7Y creerás lo que le oigas decir, pues recibirás lo que Él te dé.

LECCIÓN 127 - 7 de mayo

No hay otro amor que el de Dios

 

1. Tal vez creas que hay diferentes clases de amor. 2Tal vez creas que hay un tipo de amor para esto y otro para aquello; que es posible amar a alguien de una manera y a otra persona de otra. 3El amor es uno. 4No tiene partes separadas ni grados; no hay ­diferentes clases de amor ni tampoco diferentes niveles; en él no hay divergencias ni distinciones.5Es igual a sí mismo, sin ningún cambio en ninguna parte de él. 6Ninguna persona o circunstancia puede hacer que cambie. 7Es el Corazón de Dios y también el de Su Hijo.
2. El significado del amor queda velado para todo aquel que crea que el amor puede cambiar, 2pues no se da cuenta de que un amor cambiante es algo imposible. 3Y así, cree que algunas veces puede amar y otras odiar. 4Cree también que se puede profesar amor sólo a una persona, y que el amor puede seguir siendo lo que es aunque se le niegue a los demás. 5El que crea estas cosas acerca del amor demuestra que no entiende su significado. 6Si el amor pudiese hacer tales distinciones, tendría que discernir entre justos y pecadores, y percibir al Hijo de Dios fragmentado.
3. El amor no puede juzgar. 2Puesto que en sí es uno solo, contempla a todos cual uno solo. 3Su significado reside en la unici­dad*. 4Y no puede sino eludir a la mente que piensa qué el amor es algo parcial o fragmentado. 5No hay otro amor que el de Dios, y todo amor es de Él. 6Ningún otro principio puede gobernar allí donde no hay amor. 7El amor es una ley que no tiene opuestos. 8Su plenitud es el poder que mantiene a todas las cosas unidas, el vínculo entre Padre e Hijo que hace que Ambos sean lo mismo eternamente.
4. Ningún curso cuyo propósito sea enseñarte a recordar lo que realmente eres podría dejar de subrayar que no puede haber dife­rencia entre lo que realmente eres y lo que es el amor. 2El significado del amor es tu propio significado, el cual Dios Mismo comparte. 3Pues lo que tú eres es lo que Él es. 4No hay otro amor que el Suyo, y lo que Él es, es lo único que existe. 5Nada lo limita, y, por lo tanto, tú eres tan ilimitado como Él.
5. Ninguna ley que el mundo obedezca puede ayudarte a enten­der el significado del amor. 2Las creencias del mundo fueron con­cebidas para ocultar el significado del amor y para mantenerlo oculto y secreto. 3No hay ni un solo principio de los que el mundo defiende que no viole la verdad de lo que es el amor, y de lo que, por ende, eres tú también.
6. No busques tu Ser en el mundo. 2El amor no se puede encontrar en las tinieblas ni en la muerte. 3Sin embargo, es perfectamente evidente, para los ojos que ven y para los oídos que oyen la Voz del amor. 4La práctica de hoy consiste en liberar a tu mente de todas las leyes que crees que debes obedecer, de todas las limita­ciones que rigen tu vida y de todos los cambios que crees forman parte del destino humano. 5Hoy vamos a dar el paso más ambi­cioso de los que requiere este curso en tu avance hacia el objetivo que ha establecido.
7. Si hoy consigues tener el más leve vislumbre de lo que signi­fica el amor, habrás salvado una distancia inconmensurable hacia tu liberación y te habrás ahorrado un tiempo que no se puede medir en años. 2Juntos, pues, regocijémonos de dedicarle algún tiempo a Dios y de comprender que no hay mejor manera de emplear el tiempo que ésa.
8. Dedica hoy quince minutos en dos ocasiones a escaparte de todas las leyes en las que ahora crees. 2Abre tu mente y descansa. 3Cualquiera puede escaparse del mundo que parece mantenerte prisionero si deja de atribuirle valor. 4Deja de otorgarle valor a sus míseras ofrendas y absurdos regalos, y permite que el regalo que Dios te hace los reemplace a todos.
9. Invoca a tu Padre con la certeza de que Su Voz te responderá. 2Él Mismo lo ha prometido, 3y Él Mismo pondrá una chispa de verdad en tu mente cada vez que renuncies a una creencia falsa, o a una tenebrosa ilusión de tu realidad y de lo que significa el amor. 4Él irradiará hoy a través de tus vanos pensamientos y te ayudará a comprender la verdad del amor. 5Con amorosa ternura morará contigo a medida que dejes que Su Voz le enseñe a tu mente abierta y despejada el significado del amor. 6Y bendecirá la lección con Su Amor.
10. Hoy la legión de años que tendrías que esperar en el futuro para tu salvación desaparece ante la intemporalidad de lo que estás aprendiendo. 2Demos gracias por habernos librado de un futuro que hubiese sido igual que el pasado. 3Hoy dejamos atrás el pasado para nunca jamás volver a recordarlo. 4Y alzamos los ojos para contemplar un presente muy distinto, en el cual se vis­lumbra un futuro que en nadase parece al pasado.
11. El mundo que acaba de nacer aún se encuentra en su infancia. 2Y lo veremos crecer fuerte y saludable, para derramar su bendi­ción sobre todos aquellos que vengan a aprender a desprenderse del mundo que pensaban había sido engendrado con odio para ser el enemigo del amor. 3Ahora todos ellos se liberan junto con nosotros. 4Ahora todos ellos son nuestros hermanos en el Amor de Dios.
12. Nos acordaremos de ellos en el transcurso del día, ya que no podemos excluir de nuestro amor a ninguna parte de nosotros si queremos conocer a nuestro Ser. 2Por lo menos tres veces por hora piensa en alguien que te acompaña en esta jornada, y que vino a aprender lo mismo que tú tienes que aprender. 3Y cuando te venga a la mente, comunícale este mensaje de parte de tu Ser:
4Te bendigo, hermano, con el Amor de Dios, el cual quiero com­partir contigo.
5Pues quiero aprender la gozosa lección de que no hay otro amor que el de Dios, el tuyo, el mío y el de todos.

LECCIÓN 128 - 8 de mayo
El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee

1. El mundo que ves no te ofrece nada que puedas necesitar; nada que puedas usar en modo alguno; ni nada en absoluto que te pueda hacer feliz. 2Cree esto y te habrás ahorrado muchos años de miseria, incontables desengaños y esperanzas que se convierten en amargas cenizas de desesperación. 3Todo aquel que quiera dejar atrás al mundo y remontarse más allá de su limitado alcance y de sus mezquindades tiene que aceptar que este pensamiento es verdad.
2. Cada cosa que valoras aquí no es sino una cadena que te ata al mundo; y ése es su único propósito. 2Pues todas las cosas tienen que servir para el propósito que tú les has asignado, hasta que veas en ellas otro propósito. 3El único propósito digno de tu mente que este mundo tiene es que lo pases de largo, sin detenerte a percibir ninguna esperanza allí donde no hay ninguna. 4No te dejes engañar más. 5El mundo que ves no te ofrece nada que tú desees.
3. Escápate hoy de las cadenas con las que aprisionas a tu mente cuando percibes la salvación aquí. 2Pues aquello que valoras lo consideras parte de ti tal como te percibes a ti mismo. 3Todo aque­llo que persigues para realzar tu valor ante tus propios ojos te limita todavía más, oculta de tu conciencia tu valía y añade un cerrojo más a la puerta que conduce a la verdadera conciencia de tu Ser.
4. No dejes que nada que esté relacionado con pensamientos cor­porales te demore en tu avance hacia la salvación, ni que la tenta­ción de creer que el mundo puede ofrecerte algo que deseas te retrase. 2No hay nada aquí que valga la pena anhelar. 3Nada aquí es digno de un instante de retraso o de dolor, ni de un solo momento de incertidumbre o de duda.4Lo que carece de valor no ofrece nada. 5Lo que verdaderamente tiene valor no se puede hallar en lo que carece de valor.
5. Nuestra práctica de hoy consiste en abandonar todo pensa­miento que tenga que ver con cualquier valor que le hayamos atribuido al mundo. 2Lo liberaremos de cualquier propósito que le hayamos asignado a sus aspectos, fases y sueños. 3Lo conside­raremos en nuestra mente como algo carente de propósito, y lo relevaremos de todo aquello que queríamos que fuese. 4De esta manera romperemos las cadenas que atrancan la puerta que con­duce a nuestra liberación de él, e iremos más allá de todos sus insignificantes valores y limitados objetivos.
6. Permanece muy quedo y en paz por un rato, y observa cuán alto te elevas por encima del mundo cuando liberas a tu mente de sus cadenas y dejas que busque el nivel donde se siente a gusto. 2Tu mente se sentirá agradecida de poder estar libre por un rato. 3Ella sabe dónde le corresponde estar. 4Libera sus alas y volará sin titubeo alguno y con alegría a unirse con su santo propósito. 5Déjala que descanse en su Creador, para que allí se le restituya la cordura, la libertad y el amor.
7. Dale hoy diez minutos de descanso en tres ocasiones. 2Y cuando abras los ojos después de cada una de estas sesiones no valorarás nada que veas tanto como lo valorabas antes. 3Tu pers­pectiva del mundo cambiará ligeramente cada vez que le permitas a tu mente liberarse de sus cadenas. 4El mundo no es el lugar donde le corresponde estar. 5Y a ti te corresponde estar allí donde ella quiere estar, y a donde va a descansar cuando la liberas del mundo. 6Tu Guía es infalible. 7Haz que tú mente sea receptiva a Él. 8Permanece muy quedo y descansa.
8. Protege asimismo tu mente a lo largo del día. 2Y cuando pien­ses que algún aspecto o alguna imagen del mundo tiene valor, niégate a encadenar tu mente de esa manera, y, en lugar de ello, repite para tus adentros con tranquila certeza:
3Esto no me tentará a que me demore.
4El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee.

LECCIÓN 129 - 9 de mayo
Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.

1. Este pensamiento es el que naturalmente sigue al que practica­mos, ayer. 2No puedes detenerte en la idea de que el mundo no tiene valor, pues a menos que veas que hay algo más por lo que sentirte esperanzado, no podrás evitar caer en la depresión. 3No estamos haciendo hincapié en que renuncies al mundo, sino en que lo intercambies por algo mucho más satisfactorio, algo rebo­sante de alegría y capaz de ofrecerte paz. 4¿Crees acaso que este mundo puede ofrecerte eso?
2. Quizá valga la pena dedicar un rato a reflexionar una vez más sobre el valor de este mundo. 2Tal vez estés dispuesto a conceder que nada se pierde con renunciar a cualquier pensamiento que le adjudique algún valor. 3El mundo que ves es ciertamente despiadado, inestable y cruel, indiferente en lo que a ti respecta, presto a la venganza y lleno de odio inclemente. 4Da únicamente para más tarde quitar, y te despoja de todo aquello que por un tiempo creíste amar. 5En él no se puede encontrar amor duradero, por­que en él no hay amor. 6Dicho mundo es el mundo del tiempo, donde a todo le llega su fin.
3. ¿Cómo podría ser una pérdida, entonces, encontrar un mundo en el que es imposible perder, en el que el amor perdura eterna­mente y en el que el odio no existe y la venganza no tiene sen­tido? 2¿Cómo podría ser una pérdida hallar todas las cosas que realmente anhelas, y saber que no tienen fin y que perdurarán a través del tiempo exactamente tal como las deseas? 3Incluso esas cosas se intercambiarán finalmente por aquello de lo que no podemos hablar, pues desde allí te trasladarás a donde las pala­bras son completamente inútiles, a un silencio en el que el lenguaje, si bien no es hablado, se entiende perfectamente.
4. La comunicación, inequívoca y clara como la luz del día, per­manece ilimitada por toda la eternidad. 2Y Dios Mismo le habla a Su Hijo, así como Su Hijo le habla a Él. 3Ellenguaje en el que se comunican no tiene palabras, pues lo que se dicen no puede ser simbolizado. 4Su conocimiento es directo, perfectamente compar­tido y perfectamente uno.5¡Qué lejos te encuentras de esto tú que sigues encadenado a este mundo! 6Y, sin embargo, ¡qué cerca te encontrarás cuando lo intercambies por el mundo que sí deseas!
5. Ahora el último paso es seguro; ahora te encuentras sólo a un instante de la intemporalidad. 2Desde aquí sólo puedes mirar hacia adelante, pues nunca más querrás mirar hacia atrás para ver el mundo que ya no deseas. 3He aquí el mundo que viene a ocupar su lugar, a medida que liberas a tu mente de las nimieda­des que el mundo te ofrece para mantenerte prisionero. 4No les atribuyas ningún valor, y desaparecerán. 5Valóralas, y te parece­rán reales.
6. Ésas son tus opciones. 2¿Qué puedes perder si eliges no valorar lo que no es nada? 3Este mundo no te ofrece nada que realmente desees, mas el que eliges en su lugar ¡ése ciertamente lo deseas! 4Deja que se te conceda hoy. 5Ese mundo espera tan solo a que lo elijas para ocupar el lugar de todas las cosas que buscas, pero que no deseas.
7. Practica estar dispuesto a efectuar este cambio diez minutos por la mañana, diez por la noche y una vez más entremedias.
2Comienza con lo siguiente:
3Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.
4Elijo ver ese mundo en lugar de éste, pues no hay nada aquí que realmente desee.
5Cierra entonces los ojos al mundo que ves, y en la silenciosa os­curidad contempla cómo unas luces que no son de este mundo se van encendiendo una por una, hasta que deja de ser relevante donde comienza una y donde termina la otra al fundirse todas en una sola.
8. Hoy las luces del Cielo se inclinan ante ti, para derramar su luz sobre tus párpados mientras descansas más allá del mundo de las tinieblas. 2He aquí una luz que los ojos no pueden contemplar. 3Y, sin embargo, la mente puede verla claramente, y entender. 4Hoy se te concede un día de gracia, y nos sentimos agradecidos por ello. 5Hoy nos damos cuenta de que lo que temías perder era sólo la pérdida.
9. Ahora comprendemos que es imposible perder. 2Pues por fin hemos visto su opuesto, y damos gracias de que la elección ya se haya llevado a cabo. 3Recuerda cada hora la decisión que has tomado, y dedica un momento a confirmar tu elección dejando a un lado cualquier pensamiento que tengas en ese momento y poniendo toda tu atención brevemente en lo siguiente:
4El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee.
5Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.
 
LECCIÓN 130 - 10 de mayo
Es imposible ver dos mundos.

1. La percepción es congruente 2Lo que ves refleja lo que pien­sas. 3Y lo que piensas no es sino un reflejo de lo que quieres ver. 4Tus valores determinan esto, pues no puedes sino desear ver aquello que valoras, al creer que lo que ves existe realmente. 5Nadie puede ver un mundo al que su mente no le haya confe­rido valor. 6Y nadie puede dejar de ver lo que cree desear.
2. Sin embargo, ¿quién puede odiar y al mismo tiempo amar? 2¿Quién puede anhelar aquello que él no desea que sea real? 3¿Quién puede elegir ver un mundo del que tiene miedo? 4El miedo no puede sino cegar, pues ésta es su arma: que no puedes ver aquello que temes ver. 5El amor y la percepción, por lo tanto, van de la mano, pero el miedo oculta en las tinieblas lo que se encuentra ahí.
3. ¿Qué puede, entonces, proyectar el miedo sobre el mundo? 2¿Qué puede verse en las tinieblas que sea real? 3La verdad se ve eclipsada por el miedo, y el resto es todo imaginado. 4Mas ¿qué puede ser real en las ciegas imaginaciones nacidas del pánico? 5¿Qué es lo que quieres para que sea esto lo que se te muestra? 6¿Qué ibas a querer conservar de un sueño así?
4. El miedo ha dado lugar a todo lo que crees ver: 2a toda separa­ción, a todas las distinciones y a la multitud de diferencias que crees que configuran el mundo. 3Ninguna de estas cosas existe. 4El enemigo del amor las inventó. 5Mas el amor no puede tener enemigos, de modo que no tienen fundamento, existencia o con­secuencia alguna. 6Se les puede atribuir valor, pero siguen siendo irreales. 7Se puede ir en pos de ellas, mas no se pueden hallar. 8Hoy no iremos en su busca ni desperdiciaremos el día buscando lo que no se puede hallar.
5. Es imposible ver dos mundos que no tienen nada en común. 2Si vas en pos de uno, el otro desaparece. 3Sólo uno de ellos puede permanecer. 4Ambos constituyen la gama de alternativas que tie­nes ante ti, más allá de la cual no hay nada que puedas elegir. 5Lo real y lo irreal son las únicas alternativas entre las que puedes elegir. 6No hay ninguna otra.
6. Hoy intentaremos no transigir allí dónde es imposible hacerlo. 2El mundo que ves es la prueba de que ya has elegido algo que es tan completamente abarcador corno lo es su opuesto: 3Lo que deseamos aprender hoy es algo más que la simple lección de que no puedes ver dos mundos. 4Esta lección enseña también que el mundo que ves es completamente congruente desde el punto de vista desde el que lo contemplas. 5Es un sólo bloque porque pro­cede de una sola emoción, y su origen se ve reflejado en todo lo que ves.
7. En seis ocasiones hoy, llenos de gratitud, dedicaremos gustosa­mente cinco minutos al pensamiento que pone fin a toda transi­gencia y a toda duda, y las transcenderemos todas como si de una sola se tratase. 2No haremos miles de distinciones sin sentido, ni intentaremos conservar una pequeña porción de la irrealidad cuando consagremos nuestras mentes a hallar sólo lo que es real.
8. Comienza tu búsqueda del otro mundo pidiendo que se te con­ceda una fortaleza superior a la tuya, y reconociendo qué es lo que persigues. 2No deseas más ilusiones. 3Y te preparas para esos cinco minutos vaciando tus manos de todos los vanos tesoros de este mundo. 4Esperas la ayuda de Dios, según dices:
5Es imposible ver dos mundos.
6Permítaseme aceptar la fortaleza que Dios me ofrece y no ver valor alguno en este mundo, para así poder hallar mi libertad y mi salvación.
9. Dios estará allí, 2pues habrás invocado el formidable e infalible Poder que, lleno de gratitud, dará este gigantesco paso contigo. 3No dejarás de advertir Su agradecimiento expresado en una per­cepción tangible y verdadera. 4No dudarás de lo que contemples, pues aunque se trate de una percepción, no se trata de una de la que tus ojos por sí solos hayan visto jamás. 5Y sabrás que la forta­leza de Dios te respaldó cuando tomaste esta decisión.
10. Rechaza hoy de inmediato cualquier tentación que se presente, recordando simplemente la gama de tus alternativas. 2Pues lo que ves, y lo único que ves, es lo irreal o lo real, lo falso o lo verdadero. 3La percepción es congruente con tu elección, y según elijas, expe­rimentarás el Cielo o el infierno.
11. Acepta una pequeña parte del infierno como real, y habrás con­denado tus ojos y maldecido tu vista, y lo que contemples será ciertamente el infierno. 2No obstante, la liberación que te ofrece el Cielo sigue estando a tu alcance como una de las alternativas que puedes elegir para que ocupe el lugar de todo lo que el infierno quiere mostrarte. 3Lo único que necesitas decirle a cualquier parte del infierno, sea cual sea la forma que adopte, es esto:
4Es imposible ver dos mundos.
5Lo único que deseo es mi libertad y mi salvación, y esto no forma parte de lo que quiero.

LECCIÓN 131 - 11 de mayo

Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.

1. El fracaso te acechará mientras persigas metas inalcanzables. 2Buscas la permanencia en lo pasajero, el amor donde éste no se encuentra, la seguridad en medio del peligro y la inmortalidad en las tinieblas del sueño de muerte. 3¿Quién puede triunfar cuando la contradicción es el marco de su búsqueda así como el lugar adonde va en busca de estabilidad?
2. Las metas que no tienen sentido son inalcanzables. 2No hay manera de alcanzarlas, pues los medios que empleas para ello están tan desprovistos de sentido como ellas mismas. ¿Quién puede esperar alcanzar algo valiéndose de medios tan desatina­dos? 4¿Adónde podrían conducirte?. 5¿Y qué pueden lograr que ofrezca alguna esperanza de ser real? 6Ir en pos de lo imaginario conduce a la muerte porque es la búsqueda de lo que no es nada, y mientras vas en pos de la vida estás clamando por la muerte. 7Quieres estar a salvo y tener seguridad, mientras que en tu cora­zón clamas por el peligro y por protección para el mísero sueño que urdiste.
3. No obstante, la búsqueda es inevitable aquí. 2Para eso viniste, y es indudable que harás lo que viniste a hacer. 3Pero el mundo no puede determinar la meta que debes perseguir, a menos que tú le otorgues ese poder. 4Y si esto es así, aún eres libre de elegir una meta que se encuentra más allá del mundo y de todo pensamiento mundano, y que procede de una idea que rechazaste, pero que aún recuerdas; una idea ancestral, pero a la vez nueva; un eco de un patrimonio olvidado, pero que encierra todo lo que realmente anhelas.
4. Alégrate de que tengas que buscar. 2Alégrate también de aprender que lo que andas buscando es el Cielo, y de que no puedes sino alcanzar la meta que realmente deseas.3Nadie puede dejar de querer esta meta, ni nadie puede; en última ins­tancia, dejar de alcanzarla. 4El Hijo de Dios no puede buscar en vano, a pesar de que trata de demorarse, de engañarse a sí mismo y de pensar que lo que busca es el infierno. 5Cuando se equivoca, encuentra corrección. 6Cuando se extravía, se le conduce de nuevo a la tarea que le fue asignada.
5. Nadie permanece en el infierno, pues nadie puede abandonar a su Creador ni alterar en modo alguno Su perfecto, intemporal e inmutable Amor. 2Hallarás el Cielo. 3Cualquier otra cosa que bus­ques que no sea esto desaparecerá. 4Mas no porque se te vaya a quitar, 5sino porque realmente no la deseas. 6Alcanzarás la meta que realmente anhelas, y esto es tan seguro como que Dios te creó libre de pecado.
6. ¿Por qué esperar al Cielo? 2Se encuentra aquí hoy. 3El tiempo es la gran ilusión de que el Cielo se encuentra en el pasado o en el futuro. 4Mas esto no puede ser cierto si el Cielo es el lugar en el que la Voluntad de Dios dispone que Su Hijo esté. 5¿Cómo iba a ser que la Voluntad de Dios estuviese en el pasado o aún por cumplirse? 6Lo que Él dispone está aquí ahora mismo, sin pasado y completamente sin futuro, 7y tan alejado del tiempo como lo está una pequeña vela de una estrella distante, o lo que elegiste de lo que realmente deseas.
7. El Cielo sigue siendo la única alternativa a este extraño mundo que construiste y a todas sus idiosincrasias; a sus patrones cam­biantes y metas inciertas; a sus dolorosos placeres y trágicas ale­grías. 2Dios no creó contradicciones. 3Aquello que niega su propia existencia y se ataca a sí mismo .no es parte de Él. 4Dios no creó dos mentes, de las que el Cielo es el grato efecto de una, y la tierra, lo opuesto al Cielo desde cualquier punto de vista, el lamentable resultado de la otra.
8. Dios no está en conflicto, 2ni Su creación está dividida en dos. 3¿Cómo iba a ser posible que Su Hijo estuviese en el infierno, cuando Dios Mismo lo ubicó en el Cielo? 4¿Cómo podría él perder lo que la Voluntad Eterna le ha dado para que sea su morada para siempre? 5No sigamos tratando de imponer una voluntad ajena al único propósito de Dios. 6Él está aquí porque ésa es Su Voluntad, y lo que Su Voluntad dispone se encuentra aquí ahora, más allá del alcance del tiempo.
9. Hoy no elegiremos una paradoja en lugar de la verdad. 2¿Cómo iba a poder el Hijo de Dios concebir el tiempo para que anulase la Voluntad de Dios? 3Al hacer eso, niega lo que él mismo es y con­tradice lo que no tiene opuestos. 4Cree haber hecho un infierno en contraposición al Cielo y morar en un lugar que no existe, mien­tras que el Cielo es el lugar que no puede encontrar.
10. Deja hoy atrás esos pensamientos tan absurdos y haz que tu mente se vuelva receptiva a ideas verdaderas. 2Nadie que se pro­ponga alcanzar la verdad puede fracasar, y es la verdad lo que nos proponemos alcanzar hoy. 3Dedicaremos diez minutos a este objetivo en tres ocasiones hoy, y pediremos que se nos conceda poder ver el despuntar del mundo real para que reemplace las imágenes descabelladas que en tanta estima tenemos por ideas verdaderas que ocupen el lugar de los pensamientos que no tie­nen significado, efectos, ni fundamento o sustancia basados en la verdad.
11. Esto es lo que reconocemos al iniciar nuestras sesiones de prác­tica. 2Comienza con lo siguiente:
3 Pido que se me conceda ver un mundo diferente y tener pensamientos distintos de aquellos que inventé.
4El mundo que busco no lo construí yo solo, y los pensamientos que quiero tener no son los míos.
5Durante varios minutos observa tu mente y contempla, aunque tus ojos estén cerrados, el mundo insensato que crees que es real. 6Revisa asimismo los pensamientos que son compatibles con dicho mundo que tú crees que son verdad. 7Luego descártalos y deslízate por debajo de ellos hasta llegar al santo lugar donde no pueden infiltrarse, 8Debajo de ellos hay una puerta en tu mente, la cual no pudiste cerrar completamente cuando quisiste ocultar lo que se encuentra más allá.
12. Busca esa puerta hasta que la encuentres. 2Pero antes de tratar de abrirla recuerda que nadie que se proponga alcanzar la ver­dad puede fracasar. 3Y es esto lo que estás pidiendo que se te conceda hoy. 4Nada excepto esto tiene ahora significado; ahora no valoras ni persigues ninguna otra meta, no hay nada que se encuentre a este lado de la puerta que realmente desees y sólo andas en pos de lo que se encuentra detrás.
13. Empuja la puerta, y ve cuán fácilmente se abre sólo con tu intención de cruzarla. 2Allí ángeles alumbran el camino, disi­pando toda oscuridad, y tú te yergues en una luz tan brillante y tan diáfana que puedes entender todo lo que allí ves. 3Un breve momento de sorpresa, tal vez, haga que te detengas antes de que te des cuenta de que el mundo que ves ante ti, en la luz, refleja la verdad que siempre has conocido y de la que no te habías olvi­dado totalmente mientras vagabas en sueños.
14. Hoy no puedes fracasar. 2Contigo va el Espíritu que el Cielo te envió para que algún día pudieras aproximarte a esa puerta y deslizarte fácilmente con Su ayuda más allá de ella hasta llegar a la luz. 3Hoy ha llegado ese día. 4Hoy Dios cumple la promesa que antaño le hiciera a Su santo Hijo, y Su Hijo recuerda la que le hizo a Él. 5Éste es un día de júbilo, pues hemos llegado al lugar y momento señalados en los que encontrarás el objetivo de toda tu búsqueda aquí y de toda la búsqueda del mundo, las cuales fina­lizan al unísono al cruzar tú el umbral de esa puerta.
15. Recuerda tan a menudo como puedas que hoy debe ser un día de especial gozo, y abstente de abrigar pensamientos desalentado­res y quejas banales. 2La hora de la salvación ha llegado. 3Hoy es el día señalado por el mismo Cielo como un tiempo de gracia para ti y para el mundo. 4Si te olvidas de este feliz hecho tráelo nueva­mente a tu conciencia repitiendo lo siguiente:
5Hoy busco y encuentro todo lo que deseo.
6Mi único propósito me lo brinda.
7Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario